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El Consejo de Ministros aprueba el fin del uso obligatorio de la mascarilla en interiores después de dos años

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El Consejo de Ministros aprueba el fin del uso obligatorio de la mascarilla en interiores

El Consejo de Ministros ha aprobado este martes la nueva norma que eliminará, a partir del miércoles 20 de abril, la obligación de llevar mascarilla en espacios interiores, salvo en centros sanitarios y sociosanitarios y en todos los transportes, mientras que en los centros laborales no será obligatorio utilizarla con carácter general, aunque las empresas tendrán la última palabra y podrán imponerla entre los empleados si lo estiman oportuno sus servicios de prevención de riesgos laborales. El Real Decreto, que se publicará el miércoles en el BOE, pone fin así a dos años de mascarilla obligatoria en lugares cerrados.

La flexibilización del uso de las mascarillas ha sido posible gracias a que "nos encontramos en un contexto epidemiológico favorable", según ha recalcado la ministra de Sanidad, Carolina Darias, durante la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros. Darias ha recordado la "altísima cobertura vacunal" de la población española, con el 92% de las personas mayores de 12 años con pauta completa y más de 24 millones con la dosis de refuerzo.

El nuevo texto establece que a partir del miércoles solo habrá que ponerse la mascarilla obligatoriamente en "aquellos espacios en los que puede haber personas con vulnerabilidad". Es decir, visitantes y trabajadores de centros, servicios y establecimientos sanitarios -incluyendo las farmacias- y sociosanitarios, especialmente las residencias, aunque no las personas ingresadas en ninguno de estos lugares a menos que estén usando espacios comunes. También habrá que llevarla en todos los transportes, sin excepción.

Las empresas solo podrán obligar a llevar mascarilla con un informe de riesgos laborales

El Gobierno apela en cualquier caso al uso responsable, con recomendaciones que no forman parte del Real Decreto. De esta forma, la mascarilla se aconsejará "cuando hay aglomeraciones y cuando se trate de personas vulnerables", en la línea de lo que propusieron los expertos de la ponencia de alertas en los que el Ejecutivo se ha apoyado para tomar esta decisión.

Fin de la mascarilla en centros educativos

Así, los alumnos ya no tendrán que utilizarla "en el ámbito escolar", aunque sí que se recomendará a los profesores con factores de vulnerabilidad, al igual que a otras personas con estas mismas condiciones en las que no puedan mantener 1,5 metros de distancia interpersonal.

"En ningún caso se establece como obligatoriedad en los colegios, ahora bien el uso responsable es otro vector fundamental de este Real Decreto", ha asegurado la ministra Darias, apelando nuevamente a la responsabilidad individual, aunque ha querido dejar claro que "si hay un ámbito en el que está muy clara esta medida es en el escolar, en el educativo".

En los centros de trabajo, serán los servicios de prevención de riesgos laborales los que valoren la necesidad de llevar mascarillas, si bien la ponencia lo aconseja cuando la distancia interpersonal sea inferior a 1,5 metros y no pueda garantizarse la ventilación adecuada del espacio.

Darias: "Las mascarillas no serán obligatorias en el entorno laboral con carácter general"

En otros lugares cerrados de uso público como comercios, cines, teatros, salas de conciertos, museos, bares, restaurantes, locales de ocio nocturno, lo recomendable es un "uso responsable" del cubrebocas, al igual que en el entorno familiar, las reuniones de amigos y celebraciones privadas. Tampoco será obligatoria ni en interiores ni en exteriores en partidos de fútbol o baloncesto, aunque la ministra ha aconsejado un "uso responsable" en este tipo de eventos deportivos masivos.

En los transportes, será obligatorio su uso en aviones, ferrocarriles, autobuses y VTC (vehículo de transporte con conductor), así como en los barcos cuando no se pueda mantener 1,5 metros de distancia.

La norma llega tres semanas después de que España haya inaugurado una nueva fase de la pandemia en la que ya solo se cuentan los casos graves y en entornos vulnerables y en la que las personas con síntomas leves o sin ellos no deben aislarse.