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Guerra en Ucrania

"Necesito un lugar para quedarme esta noche": el grito de una ucraniana en redes sociales que le llevó hasta Polonia

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Iryna con su hijo descansan en la casa de la familia que les ha acogido en Polonia
Iryna con su hijo descansan en la casa de la familia que les ha acogido en Polonia

"Mi hijo, mi mami y yo estamos en la frontera ¡Necesito un lugar para quedarme esta noche! Lublin". Este es el mensaje que publicó Iryna Yarmolenko en el grupo de Facebook Host a Sister, mientras intentaba cruzar la frontera entre Ucrania y Polonia tras la decisión de Vladimir Putin de invadir Ucrania atacándola por tierra, mar y aire.

En ese momento esta joven de 30 años decidió abandonar su casa. "Un poco de comida, ropa deportiva, el teléfono y una botella de agua grande" fue todo lo que se llevó, minutos después de que sonido de un cohete o una bomba la despertasen. Eran las 05:30 de la mañana cuando cerró la puerta de su casa dejando atrás toda una vida. Con una mano aferraba la de su madre y con la otra sujetaba a su hijo de cinco años. Se subieron en el coche y se pusieron en marcha: "Polonia es la frontera más cercana, conocía al país de otros viajes y culturalmente compartimos mucho", explica para justificar su decisión.

"Estoy en Lublin con la familia Trznadel"

Durante el trayecto, una amiga compartió con ella el link de un grupo de una red de mujeres que ofrecen sus casas a otras. Iryna puso su mensaje de auxilio a última hora de la noche del jueves y al día siguiente compartió la siguiente publicación: "¡Gracias por todo! ¡Este grupo es fabuloso! Estoy en Lublin con la familia de Marta Trznadel. Son muy amables y atentos. Llevamos 27 horas sin dormir y ahora estoy en la cama, pero no he conseguido conciliar el sueño", indicó en el mismo grupo a las 11:00 de la mañana.

Iryna con la familia polaca que la ha acogido en su casa

Iryna con la familia polaca que la ha acogido en su casa Foto cedida por Iryna

Iryna es consciente de que muchos compatriotas se refugian estos días en las estaciones de tren de ciudades polacas, como Przemysl, en la frontera con Ucrania. Junto con polideportivos y escuelas se han convertido en asentamientos improvisados para las miles de personas que están llegando al país huyendo del conflicto. Allí reciben comida y también ayuda para localizar a familiares, amigos o conocidos en diferentes puntos del país. Iryna no conocía a nadie en Polonia y no quería que su madre y su hijo pasasen frío. "Es invierno", recuerda.

Atiende a RTVE.es desde la casa que los ha acogido. No desconecta ni de los medios ni de las redes. "Es aterrador. Estamos totalmente destrozados por las noticias, el agotamiento, nuestra salud mental y física se está deteriorando. ¡Todos mis parientes y amigos están en peligro!". Mientras habla, muestra fotos del edificio de su oficina completamente destruido. "¡En el siglo XXI!,", se lamenta.

Durante la entrevista el niño descansa con su abuela. Iryna está nerviosa. Todavía sigue preguntándose por todo lo que ha pasado, paralizada por la situación, mientras reivindica su vida anterior a la guerra y enseña en la videollamada su curriculum. "Llevo siete años dedicándome a temas sociales y he conseguido comenzar mi carrera en la política y participar en proyectos internacionales", asegura. "Soy consejera de Igualdad en un ayuntamiento [el de la localidad de Bucha] y lo he perdido todo. Mis planes se han esfumado".

"Lo he perdido todo"

"Yo siempre he usado este grupo para alojarme cuando voy de viaje o para acoger a otras mujeres que vienen a Francia", cuenta Marta Trznadel. Tiene 36 años y no vive en Polonia, pero el jueves, al estallar el conflicto armado en Ucrania, muchas de sus conocidas comenzaron a ofrecer sus casas, algunas incluso de países lejanos. "Pero las personas que huyen ahora necesitan casas en los países limítrofes y yo soy de Lublin. Cuando vi el anuncio de Iryna llamé a mis padres y no dudaron en ningún momento", dice Trznadel.

Sus padres no utilizan las redes sociales; sin embargo, aceptaron al ver que muchas personas estaban llegando a su país y ellos tenían sitio en casa. "Nuestra familia es humilde, pero mi madre siempre dice que un plato de comida no va a faltar", añade. Iryna en el mensaje pidiendo ayuda ponía que pueden ser tres días, tres semanas o tres noches". Tiene la esperanza de que la guerra se paralice, pero su familia polaca ya le ha dicho que puede quedarse más tiempo. Marta insiste en que la respuesta de la sociedad le está sorprendiendo mucho. Considera que la actitud que durante los últimos años ha mantenido el gobierno polaco con respecto al tema migratorio no tiene nada que ver con el compromiso de la ciudadanía.

"Hay mucho apoyo y con los ucranianos compartimos muchas cosas", afirma. Su padre habla inglés y su madre ruso, por lo que los dos pueden entenderse perfectamente con Iryna. "Están muy pendientes del niño, tiene cinco años y es ajeno a todo lo que ocurre, es muy activo y juega todo el día", dice sonriendo.

Polonia acoge ya a dos millones de ucranianos

Desde el conflicto de 2014 Polonia acoge ya a dos millones de ucranianos. "Tenemos que estar preparados para una oleada de hasta un millón de personas", dijo hace unos días el primer ministro Maciej Wąsik. De hecho, contemplan alojar a las personas que vienen de Ucrania en instalaciones deportivas o albergues. Una actitud que choca con las políticas antimigratorias de Varsovia. "Yo creo que obedece a criterios de vecindad y a los tipos de refugiados que quiere Polonia", asegura a RTVE.es Paloma Favieres, coordinadora del área jurídica de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR). "Hay que recordar a Victor Orbán que la convención de Ginebra no conoce de nacionalidad", añade.

Polonia, Rumania o Moldavia son los primeros países que están recibiendo ya a desplazados ucranianos. La Unión Europea se compromete a brindar el apoyo necesario a estos países para hacer frente a la acogida. Llevan días preparándose ante una llegada masiva de ucranianos. El ejecutivo polaco ha asegurado recientemente que el país y su mercado laboral "podrían asimilar" hasta un millón de desplazados ucranianos. Naciones Unidas espera que entre uno y cinco millones de personas salgan del país. Iryna no pierde la esperanza de volver a su casa: "Allí tengo todo lo que no quiero perder".