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Coronavirus

Los abuelos, abocados a cuidar a sus nietos en cuarentena: "No puedo decir 'no', mi hija y mi yerno trabajan"

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Un abuelo coloca la mascarilla a su nieto
Un abuelo coloca la mascarilla a su nieto

La vuelta al trabajo de los padres y el atípico comienzo de las clases ha complicado la conciliación para muchas familias, que han tenido que recurrir nuevamente a los abuelos y abuelas, a pesar de ser uno de los grupos más vulnerables al coronavirus. Este es el caso de Mari, una abuela de Madrid que cuida cada día de sus tres nietos de ocho, cinco y dos años, uno de ellos en cuarentena por un positivo en su colegio. “No puedo decir que no, mi hija y mi yerno trabajan”, cuenta a RTVE.es.

“Si no me quedo con ellos, se tendrían que quedar solos en casa, porque sus padres no pueden cogerse la baja”, reconoce. Mari asegura que aunque “no tiene miedo de que la contagien”, sí recuerda a los pequeños “que hay que tener precaución”. “Si tenemos que caer, lo haremos, pero al menos pondremos los medios para evitarlo”, dice con resignación esta mujer, que ya ha hecho del gel desinfectante un complemento esencial cuando está con ellos.

Los mayores de 50 años agruparon alrededor del 70% de los infectados en abril, según datos del Ministerio de Sanidad, teniendo una mayor letalidad a partir de los 70 años. Este colectivo fue especialmente golpeado en las residencias de ancianos, donde ya han muerto más de 20.000 personas diagnosticadas de COVID-19 o con síntomas.

Resurge el síndrome del 'abuelo esclavo'

Al igual que Mari, Basilio, de 72 años, ha vuelto a la rutina anterior a la pandemia con la vuelta al colegio de los niños: los recoge cada día del centro educativo y los cuida hasta que llegan sus padres de trabajar. Sin embargo, en esta ocasión, ha decidido limitar más su vida social, ya recortada por las restricciones anti-Covid.

“Desde que tengo a los niños, he dejado la partida de cartas con los amigos por si contagio a otros mayores o viceversa”, apunta y añade que no se ha planteado negarse a esta tarea “que hace encantado”.“Contratar a alguien es difícil en estos momentos. Hay que ahorrar porque no se sabe que pasará con los trabajos de los padres y menos con la situación actual”, confiesa.

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Los efectos de la pandemia del coronavirus han hecho "resurgir" con fuerza el llamado 'síndrome del abuelo esclavo', cuenta a RTVE.es, el psicólogo Manuel Nevado. “La necesidad de ayudar en estos momentos tan difíciles hace que muchos abuelos y abuelas descuiden su salud o dejen sus actividades de ocio”, explica. "En el centro en el que trabajo, hay abuelos que dejaron de venir a hacer sus ejercicios de memoria por tener que quedarse con su nietos en cuarentena", comenta Nevado.

"El contacto emocional entre abuelos y nietos no es malo, pero sí puede serlo un exceso de responsabilidad o preocupación ante la situación". Para remediarlo, propone establecer rutinas, alternar actividades y "darles la confianza para que si tiene miedo o no están bien de salud, puedan decir 'no' a los cuidados sin que se agobien o se sientan una carga". " Lo ideal es encontrar un equilibrio para que tanto abuelo como nieto puedan disfrutar los unos de los otros", agrega.

¿Conoces el síndrome del "abuelo esclavo"?

Mayores que no ven a sus nietos, la otra realidad

En el otro extremo se encuentran los mayores que no ven a sus nietos desde hace meses, un hecho que, según Nevado, también afecta a su salud. "La soledad que vivían muchas personas mayores antes de la pandemia, se ha visto agravada por el confinamiento", asegura tras indicar que los cuadros depresivos, especialmente, en las personas mayores pueden ocasionarles deterioros cognitivo, fatiga o falta de apetito que compliquen sus patologías.

Confinamiento y soledad empeora la salud de los mayores - Escuchar ahora

"Se debe mantener el vínculo con ellos, aunque sea a través de la tecnología", recomienda Nevado. Así lo ha hecho, por ejemplo Francisco, un abuelo de 80 años, que a través de videollamadas consigue estar en contacto con sus diez nietos y dos biznietos a los que no ha podido visitar en las últimas tres semanas.

"Con uno de ellos, que tiene seis años, hablo todas las mañanas. Le llamo cuando va en el coche con su padre y me cuenta, a su manera, lo que va a hacer en el día", dice Francisco entre risas. Aún así, relata que, tanto él como su mujer, lo están pasando "francamente mal". "No ver a los nietos es realmente lo peor que le puede pasar a un abuelo", opina.

Para Consuelo y Agustín, dos abuelos con un nieto de doce años, la situación también está resultando "dura". Su hijo no le trae a su nieto desde que comenzó el colegio por temor a nuevos contagios. "¿Quién podía imaginar una cosa así? Esperemos que pase pronto", desea esta abuela que antes pasaba tardes y fines de semanas dedicados a ver crecer al pequeño, un tarea cada día más complicada desde que estalló la pandemia.