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Amnistía Internacional retira su máxima distinción a la Nobel de la Paz Suu Kyi por traicionar sus valores

  • La mandataria de Myanmar, Suu Kyi, fue nombrada 'Embajadora de Conciencia' en 2009 por Amnistía Internacional
  • En 2006 se convirtió en la líder de facto del Gobierno birmano "perpetuando la violación de los derechos humanos"

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Amnistía Internacional retira su máxima distinción a la Nobel de la Paz Suu Kyi
Amnistía Internacional retira su máxima distinción a la Nobel de la Paz Suu Kyi

La organización humanitaria Amnistía Internacional (AI) ha anunciado este lunes que retira su máxima distinción a la líder de facto del Gobierno birmano, Aung San Suu Kyi, por su "vergonzosa traición a los valores que una vez defendió".

Esta ong comprometida con la defensa de los derechos humanos concedió a la actual mandataria de Myanmar, y premio Nobel de la Paz en 1991, el título de Embajadora de Conciencia el año 2009. El secretario general de la organización, Kumi Naidoo, ha escrito una carta a Suu Kyi para informarle de la decisión, según indica AI en un comunicado.

En esa misiva, Naidoo ha expresado su "decepción" por el hecho de que la líder birmana "no ha utilizado su autoridad moral y política para proteger los derechos humanos, la justicia ni la igualdad en su país".

"Estamos profundamente consternados, dado que usted ya no representa un símbolo de esperanza y coraje", ha indicado en su comunicado AI, que critica a Suu Kyi por haber mostrado "indiferencia ante las atrocidades cometidas por los militares de Birmania" contra la minoría rohinyá.

Discriminación y segregación de los rohinyás

Desde que la antigua activista se convirtió en la líder de facto del Gobierno birmano en abril de 2016, su Ejecutivo ha estado "activamente involucrado en la comisión o perpetuación de múltiples violaciones de los derechos humanos", señala Amnistía Internacional. AI sostiene que los rohinyás han vivido durante años en Birmania bajo un sistema de "segregación y discriminación".

"Durante la campaña de violencia desatada contra ellos el año pasado, las fuerzas de seguridad birmanas mataron a miles de personas, violaron a mujeres y niñas, detuvieron y torturaron a hombres y niños, quemaron cientos de hogares y pueblos", afirma la organización humanitaria.

A pesar de que el Gobierno civil no tiene control sobre los militares, Suu Kyi y su Ejecutivo han protegido a las fuerzas de seguridad para que no respondan por sus actuaciones y han negado o restado importancia a esas acusaciones, agrega AI.

"Su negación de la gravedad y la escala de las atrocidades significa que hay pocas perspectivas de que la situación mejore para cientos de miles de rohinyás", señaló Naidoo, que considera que la actitud de Suu Kyi "no puede ya justificar su estatus como Embajadora de Conciencia".