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Las exportaciones chinas caen un 3,1% en junio y el gigante asiático pierde fuelle

  • El desplome es el mayor de los últimos cuatro años
  • Se debe a una mayor vigilancia aduanera y al alza del coste laboral

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Contenedores en el puerto de Qingdao
Contenedores en el puerto de Qingdao.

La sorprendente caída en junio de las exportaciones y de las importaciones de China evidencian la debilidad de la demanda externa e interna de la segunda economía mundial, y refuerzan la posibilidad de un frenazo de su crecimiento en el segundo trimestre.

Las ventas al exterior del primer exportador mundial retrocedieron un 3,1% interanual en junio, mientras que las importaciones también cayeron un 0,7%, según datos de la Administración General de Aduanas china.

La última vez que las exportaciones chinas cayeron fue en enero de 2012, un 0,5%, debido en parte a las distorsiones de las vacaciones del Año Nuevo chino, que varían de un año a otro, con lo que la cifra de este miércoles supone un récord bajista en los últimos cuatro años.

Los analistas apuntan que el descenso responde a la débil demanda externa e interna provocada por la inestabilidad de la economía mundial -este martes el FMI empeoró sus perspectivas a escala global-, el incremento del proteccionismo y la desaceleración del crecimiento de China.

Blanqueo de dinero con facturas falsas

Las autoridades atribuyen la caída del volumen total de comercio exterior -del 2% en junio- a la campaña lanzada en los últimos dos meses para combatir las irregularidades detectadas en las transacciones de algunas compañías chinas, que consisten en inflar sus facturas comerciales para mover flujos de capitales desde y hacia China.

Tales sospechas surgieron cuando, en los primeros meses del año, China registró unos crecimientos inusualmente altos de sus ventas al exterior (del 14% de media entre enero y abril) comparado con sus principales competidores y en un contexto de débil demanda mundial.

Las importaciones de China se situaron en 147.190 millones de dólares (unos 115.300 millones de euros), un 0,7% menos. A pesar de que la caída de las ventas fue superior a la de las compras, el gigante asiático logró un superávit comercial de 27.130 millones de dólares (unos 21.200 millones de euros).

Tras la moderación del mes de mayo (0,4%) y la debacle de junio, el crecimiento del volumen total de comercio exterior en el primer semestre de 2013 se moderó hasta un 8,6% comparado con los seis primeros meses de 2012.

Este crecimiento está por encima del límite marcado por Pekín para este año, del 8%, aunque se trata de una meta que las mismas autoridades chinas han calificado recientemente de "difícil de cumplir" teniendo en cuenta las perspectivas de crecimiento económico poco alentadoras para el resto del año.

"El comercio exterior de China se enfrentará a más retos y dificultades en la segunda mitad del año, y la solución definitiva sería transformar los patrones de crecimiento y reestructurar el valor de las materias primas", ha asegurado el portavoz de la Administración General de Aduanas china, Zheng Yuesheng.

Los exportadores se quejan de los costes

Los empresarios exportadores chinos no las tienen todas consigo, el 49,2% perciben un descenso en el valor de los pedidos y el 43,8% no son optimistas sobre sus exportaciones en los próximos tres meses. Además un 69,1% de los exportadores sufren una subida general de costes. Hasta un 70,5% notan el alza de los costes laborales y un 59,8% se quejan de que la apreciación del yuan está perjudicando sus cifras de negocio.

El producto interior bruto (PIB) de China aumentó un 7,7% interanual en el primer trimestre de 2013, una cifra menor de la esperada por los analistas y tras cerrar 2012 con un crecimiento del 7,8%.

El dato correspondiente al PIB del segundo trimestre se hará público el próximo lunes, junto a otros indicadores como la producción industrial, las ventas al por menor y la inversión en activos fijos del mismo mes de junio, y que reflejarán la tendencia de la economía de la segunda potencia mundial.

Frenazo de la economía china

Los indicadores de los últimos meses refuerzan la tesis de una mayor ralentización de la segunda economía mundial y sitúan el crecimiento en alrededor del 7,5% entre abril y junio. Si así fuera, sería la tasa más baja en décadas, algo que parece "no importar" a Xi Jinping -presidente- y Li Keqiang -primer ministro-, que han mostrado su voluntad de sacrificar el crecimiento económico a corto plazo para llevar a cabo una reestructuración progresiva del modelo económico del país.

Antes de la publicación de los datos de comercio, Li se mostró "satisfecho" por el estado general de la economía y dijo "tener en cuenta los factores al alza y a la baja". "La economía de China es en general estable en lo que va de año, con los principales indicadores económicos dentro de un rango razonable y en línea con nuestras expectativas", dijo el primer ministro, citado por la agencia Xinhua.

Según varios centros de estudio gubernamentales, Pekín estaría dispuesto a ceder crecimiento económico hasta un mínimo del 7% para tal fin, un umbral que, de no superarse, sí llevaría a las autoridades a adoptar medidas de estímulo.