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Viendo a España entre alemanes

Por
Aficionados alemanes
Cientos de aficionados alemanes animaron a su selección a pesar de la derrota

Seis y media de la tarde,  restaurante alemán con varias pantallas gigantes. Uno de los encargados, Paul, asegura que tiene "el corazón dividido". "Me encanta España". Lo único que lamenta son los 40 grados que caen en Madrid, a pesar de lo cual algunos valientes hacen tiempo en la terraza con unas cervezas.

"Vamos a ganar 4-0" afirma un aficionado con mucho acento, pero su compañero de cañas recula un poco y se conforma con un 2-1 para Alemania. Dentro del restaurante los alemanes siguen con su horario y cenan salchichas tranquilamente entre banderas, gorros y camisetas de su selección, con algún infiltrado español que pasa muy desapercibido. Una camarera explica que "los encargados van vestidos de España, pero nosotros tenemos que ir con el traje alemán".

El local se va llenando progresivamente hasta un punto en el que hay tanta gente que los pies dejan de tocar el suelo. A nuestro lado un variopinto grupo compuesto por dos alemanes y un español conversan entre cervezas mientras la televisión alemana,  en la que el comentarista es clavadito al "Fary",  comienza la previa. Y aún queda casi una hora para que se inicie el partido.

Comienza la primera parte. España domina y los alemanes tienen cara seria, no está siendo el partido que esperaban. Fieles a su carácter, se mentienen serios y no pierden la compostura, lo que sí les ocurre a los pocos espàñoles presentes. Tras el descanso, un teutón alto y rubio, como no podía ser de otra manera, reconoce que "España está jugando mejor".

Segunda parte, de nuevo infiltrados

Rápidamente salimos del local y nos marchamos a otro lugar de reunión de seguidores alemanes, el Instituto Goethe. Allí han montado una pantalla gigante en un gran salón. Los jóvenes son mayoría, y hay muchos más españoles que antes. Comienza la segunda parte, de nuevo con el doble del "Fary" como comentarista.

Los españoles inician los cánticos de "Illa, illa, illa...." y los alemanes los acallan rápidamente con los suyos, de los que sólo se entiende el "Deutschland, Deutschland....." En esto que llega Puyol, hace el salto del ángel y marca.  Los alemanes ponen cara de incredulidad y los españoles lo celebramos como si lo hubiésemos metido nosotros mismos.

De ahi al final los españoles comiéndose las uñas y los alemanes asimilando poco a poco que España, cambiando la historia, está en la final del Mundial. A la salida caras tristes aunque resignadas. "Lo han merecido" comenta un grupo de teutones.