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Casillas, el abanderado de la generación de oro

  • El portero se estrenó como capitán de la selección en la pasada Eurocopa
  • A pesar de su fama mundial, Casillas tiene los pies en la tierra

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Iker Casillas levanta el trofeo de la Eurocopa 2008 ante sus compañeros de equipo.
Iker Casillas levanta el trofeo de la Eurocopa 2008 ante sus compañeros de equipo.

Su imagen levantando la Eurocopa hace dos años pasará a la historia del fútbol y quedará en la retina de millones de aficionados.

Puede decirse que ganar la Eurocopa sería la culminación a toda una carrera llena de éxitos para un portero, sin embargo, este no es el caso de Iker Casillas. Al madrileño, con 28 años, todavía le queda mucho por recorrido por andar.

A pesar de haberse convertido en indiscutible en el Real Madrid y en la selección española nunca le ha gustado ser el protagonista. No quería ser capitán de su club- aunque actualmente es el tercero, por detrás de Raúl y Guti- y al final lo acabó siendo de la selección. Iker aceptó el peso del equipo y con la calma que le caracteriza asumió ejercer el rol de líder.

Antes que él pasaron por este puesto grandes como Andoni Zubizarreta, Fernando Hierro o Raúl, su predecesor. Precisamente fue él el primero que quiso zanjar el tema de la no presencia del capitán del Real Madrid en la selección.

En los dos años que lleva ejerciendo de capitán de 'la roja' ha sabido ser el abanderado y símbolo del equipo. Durante la pasada Eurocopa, en los momentos clave en los que el equipo luchaba contra la historia negativa, Casillas sacó lo mejor de sí y frenó a Italia en el memorable partido de cuartos de final en los penaltis.

Una superestrella con los pies en la tierra

La frase que más le define sin duda salió de su propia boca hace varios años: "No soy galáctico, soy de Móstoles". Y es verdad, a pesar de ser una superestrella llama la atención por su sencillez, simpatía y naturalidad. Sin embargo, es el primero que reconoce los propios errores y no se suele morder la lengua en sus declaraciones.

En el terreno de juego da el cien por cien, no solo parando las llegadas del rival; anima a sus compañeros pero también les grita cuando las cosas no van bien, se deja la garganta, celebra como el que más los goles y sufre cuando el equipo no juega bien.

Y fuera de él, es un chico tímido, intenta llevar con discreción su vida privada, aunque no siempre lo consigue. Huye de polémicas, cosa que no pueden decir otros capitanes, como el jugador del Chelsea John Terry que fue obligado a dejar su puesto de capitán en la selección inglesa por un lío de faldas.

Casillas debutó con España el 3 de junio del año 2000, en un partido ante Suecia disputado en Goteborg, preparatorio para la Eurocopa del año 2000.

A pesar de convertirse en un habitual en las convocatorias nacionales, Iker tuvo que esperar dos años para hacerse con la portería de la selección. Fue en el Mundial de Corea y Japón, gracias a la lesión del hasta entonces portero titular, Santiago Cañizares.

A partir de ahí, Casillas ha sido siempre el primer nombre que han escrito en la pizarra tanto José Antonio Camacho, Iñaki Saéz, Luis Aragonés y Vicente Del Bosque.