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Llorente se va del Pamesa sin ver los frutos de su trabajo

  • Inició una revolución interna en el tramo final de su mandato
  • Trató de evitar el cierre de la Euroliga

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Manuel Llorente dejó de ser el pasado viernes presidente ejecutivo del Pamesa Valencia sin esperar a ver qué resultados ofrece la revolución interna que inició en el último tramo de su mandato y cómo acaba la batalla que inició para evitar el cierre de la Euroliga, máxima competición europea de baloncesto.

En la jornada de ayer el Valencia anunció que en su próximo consejo de administración estaría presente Manuel Llorente, a la par que el Pamesa le liberaba de su condición de presidente ejecutivo y gestor en el club de baloncesto.

En febrero de 2007, Juan Roig, máximo accionista del club, en un gesto poco habitual, convocó una rueda de prensa para anunciar la destitución como director general del club de Víctor Sendra, un ejecutivo procedente de la empresa de supermercados del propio Roig, y el nombramiento como presidente ejecutivo de Llorente

"Acepto que el modelo de gestión que hasta ahora ha llevado el club no es el adecuado después de veinte años y que no hemos conseguido hacer un gran club", señaló entonces Roig, que anunció también su desvinculación del club en el aspecto ejecutivo y otorgó plenos poderes y todo su respaldo accionarial a Llorente, a quien garantizó "el patrocinio" del club las siguientes cinco temporadas.

Ese fue el tiempo que se dio Llorente para llevar al club a la elite, pero el que hasta hace pocos días era presidente ejecutivo del Pamesa ha dejado el club cuando aún no habían pasado dos años y medio de su llegada a la entidad valenciana.

Ex-consejero delegado del Valencia, Llorente llegó al Pamesa dispuesto a aportar su experiencia en la gestión de clubes deportivos pero apostó por no realizar demasiados cambios y mantuvo en sus puestos a Johnny Rogers, director deportivo del club, y al técnico Fotis Katsikaris, a quien, además, amplió su contrato poco tiempo después.

Pero ni en esa campaña 2006-07, ni en la 2007-08 llegaron los resultados, lo que llevó a Llorente a revolucionar por completo el organigrama y la forma de funcionar del Pamesa, tras comprobar que tampoco en el inicio de esta temporada cambiaba la trayectoria del equipo.

Tras destituir a Katsikaris, también prescindió de Rogers, así como de otros miembros del departamento técnico del club, por lo que Llorente confió entonces el equipo al técnico croata Neven Spahija y situó a Toni Muedra como secretario técnico de la entidad.

Aunque tampoco el equipo ha dado en los meses finales del ejercicio el ansiado salto de calidad, Llorente había mantenido su confianza en ellos para poner en marcha un proyecto basado en nuevos principios.

En una comparecencia pública realizada al finalizar su participación en la Liga ACB, Llorente anunció que se disponían a reforzar la plantilla con la idea "de traer jugadores de mucha calidad que crezcan con nosotros, en vez de fijarnos en jugadores jóvenes que ya lo han ganado todo, queremos jugadores con hambre que crezcan con nosotros".

En ese misma rueda de prensa, Llorente admitió que no estaba satisfecho con su labor durante los más de dos años que llevaba al frente del club y que aunque éste había mejorado sus estructuras y su gestión interna, admitió que no había sido capaz de confeccionar un gran equipo.

Llorente dejó el viernes el Pamesa sin saber si la tardía revolución interna que intentó dará resultados pero también sin saber cómo finaliza la batalla que había planteado para evitar que se aprobara el nuevo modelo de competición de la Euroliga que planteó la propia competición.

La máxima competición continental apostaba por un torneo con 13 equipos con una licencia casi permanente, que se completase con los ganadores de ocho ligas europeas y el vencedor de la Eurocopa.

El ya ex-presidente del Pamesa siempre defendió que en el acceso a la Euroliga debían primar los méritos deportivos anuales de cada equipo, a imagen de la clasificación para la Liga de Campeones en el fútbol.

Así, Llorente se había convertido en la cabeza visible de una reivindicación a la que ya se habían sumado los 13 equipos de la Liga ACB que no tenían licencia permanente, la propia ACB y la Asociación de Baloncestistas Profesionales, entre otros.

Ahora Llorente tendrá que ver desde lejos como se resuelven estos dos frentes y el Pamesa deberá buscar un nuevo rector, una reflexión en la que ya se haya inmerso Juan Roig.