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Israel ha reanudado este domingo el envío por aire y tierra de ayuda humanitaria en Gaza. Sin embargo, la crisis alimentaria en el enclave palestino es "crítica", según la periodista española-gazatí Huda Emad, residente en la Franja. En una entrevista al Canal 24 horas, Emad ha asegurado que la gente "se desmayaba literalmente en la calle por estar cuatro o cinco días sin comer". "Incluso los precios de las mercancías en el mercado negro son muy altos. La mayoría de las personas no tienen la posibilidad de acceder a ellos, y eso es lo que ha hecho que que la hambruna se extienda esta vez mucho más que antes", ha explicado. La periodista acusa a Israel de utilizar el hambre como "arma de guerra" y apunta a la presión internacional como uno de los motivos de la decisión de Tel Aviv para reabrir los pasos para la entrada de suministros. En este sentido, hace un llamamiento "se empiece a mover el mundo" para que se acabe la guerra.

Zainab apenas tenía cinco meses. Es uno de los bebés que han muerto por falta de alimentos en las últimas 24 horas en Gaza. Su estado fue empeorando, cuenta su madre. Tuvieron autorización para trasladarla al extranjero para recibir tratamiento. Imposible: los pasos fronterizos están cerrados.

Una ola de hambre azota la Franja. Al menos 124 personas, entre ellos 84 niños, han fallecido por desnutrición desde el inicio de la ofensiva israelí, según el departamento de sanidad.

Alcanzar un puesto de ayuda también puede ser mortal. Al menos 24 palestinos han fallecido este domingo por disparos israelíes mientras esperaban comida. Y en este otro punto, en Ráfah, la polémica fundación respaldada por Estados Unidos entregaba alimentos por primera vez, solo a mujeres. Pero el reparto terminó con ataques: "Nos lanzaron gas pimienta, lacrimógenos y granadas".

Israel justifica el bloqueo de ayuda para evitar que Hamás se aproveche. Va a permitir que países árabes vuelvan a tirar desde el aire los paquetes humanitarios. Reino Unido se sumará a Jordania, pero la agencia de la ONU para los refugiados palestinos denuncia que es una estrategia ineficaz y peligrosa. Ya murieron civiles hambrientos cuando les cayó encima esa ayuda en el pasado.

Las negociaciones de paz han fracasado. Francia, Reino Unido y Alemania exigen a Israel el fin de la catástrofe humanitaria, pero la presión internacional no acalla los gritos del hambre.

La Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo ha constatado que no se estaba registrando un robo masivo de ayuda humanitaria en Gaza por parte de Hamás, según ha desvelado la cadena CNN. En el informe se analizaban 156 incidentes, pero los robos y asaltos no han sido organizados por la milicia, sino fruto de la desesperación y el hambre de los gazatíes. "Este supuesto robo masivo ha sido la excusa utilizada por Trump e Israel para bloquear la entrada de ayuda humanitaria", nos cuenta el enviado especial de RNE a Washington, Fran Sevilla.

Gaza muere de hambre. Al norte de la Franja, miles de palestinos esperaban recibir este sábado la llegada de algunos camiones con alimentos. Son de la ONU, de los pocos autorizados por Israel. En esta zona no opera la polémica fundación que distribuye ayuda. Pero en el camino desesperado hasta los puntos de comida corren riesgo de muerte. Solo en las últimas horas, al menos 24 gazatíes han muerto por disparos israelíes. Israel va a permitir que países árabes reanuden los envíos de ayuda desde el aire. Ya se hizo una vez, pero organizaciones internacionales lo cuestionan porque hubo muertos al ser aplastados por el cargamento.

Desde el inicio de la ofensiva israelí, casi 60.000 palestinos han muerto, más de un centenar de hambre, la mayoría niños. "Ir al cielo, es lo que quieren los niños", relata con crudeza el secretario general de la ONU, "porque allí tienen comida".

La crisis humanitaria moviliza a Europa. Francia reconocerá el estado de Palestina, pero para Donald Trump ese anuncio no cambia nada y es hora de deshacerse de Hamás. Y en un comunicado conjunto, París, Londres y Berlín exigen un alto el fuego inmediato. Mientras, solo con palabras no comen los palestinos.

Para los judíos su ejército es una institución central. En Israel todo el mundo —hombres y mujeres— tienen que hacer el servicio militar y en ciudades como Jerusalén las fotografías de soldados están en todas partes, como en las paradas de autobús. Gran parte de la sociedad israelí apoya a su Ejército, pero a casi dos años del inicio de guerra empiezan a abrirse las primeras fisuras. Breaking the Silence recopila testimonios de soldados anónimos críticos con lo que hacen. Joel fue uno de ellos: se apartó del Ejército consciente del daño que infligían a los palestinos.

Foto: AP Photo/Abdel Kareem Hana

Las últimas semanas se ha hecho dolorosamente visible la hambruna que amenaza a la población gazatí. En Las Mañanas de RNE, la directora de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina (UNRWA) para Europa, Marta Lorenzo, lamenta las imágenes de niños malnutridos que han saltado a las portadas de la prensa internacional. "Es una situación de desesperación absoluta" dice, no solo por el hambre sino también por las condiciones de vida de la población gazatí y de las personas que trabajan en la zona, tanto periodistas como los propios trabajadores de Naciones Unidas. "En Gaza, una de cada dos personas son niños, así que es bastante probable que cuando mueren personas en Gaza, las personas que estén muriendo sean niños". Cree que ya se han sobrepasado "límites inimaginables" y que cada vez es más difícil revertir la situación. Señala que sienten "desesperación e impotencia" porque sus camiones, "a tan solo 3 horas de Gaza", están retenidos y a la espera de la decisión del Gobierno israelí. "En 75 años de la UNRWA habíamos conseguido eliminar la desnutrición", dice. La presión internacional es importante, afirma Lorenzo, para tratar de alcanzar un alto el fuego y dar esperanza a la población, aunque esta, expresa, "necesita algo más que palabras, necesita que la situación cambie".

Cara y cruz en el pulso que inició el presidente de Estados Unidos contra varias universidades del país por las protestas contra la guerra de Gaza. Harvard ha decidido llevar a los tribunales el recorte de fondos de Donald Trump. Columbia, en cambio, pagará una multa de 200 millones a cambio de recuperar los fondos federales —unos 400 millones— que el presidente le retiró en marzo.

Foto: AP Photo, File

En Gaza, 87 niños han muerto de hambre, por desnutrición. Sin acceso a comida, agua, leche para bebés, ni medicamentos. La situación de emergencia podría solucionarse pero Israel se niega. El Gobierno de Netanyahu insiste en bloquear la entrada de ayuda a Gaza. Cuando los gazatíes se acercan a recoger los escasos alimentos que llegan a la Franja, los soldados israelíes disparan contra ellos. La comunidad internacional ha dicho 'basta', pero sin la colaboración de Israel es imposible aliviar el sufrimiento de cientos de miles de civiles que agonizan en la Franja de Gaza.

En 24 horas de RNE, hablamos con Refaat Alathamna. Refaat es médico y actualmente se encuentra atrapado en Gaza con su familia. El doctor nos explica la situación de hambruna que se vive en la Franja: "La gente está luchando cada día solamente para sobrevivir, no para tener buena alimentación. No hay casi nada en los mercados". Nos cuenta que algunas cosas son robadas y unos pocos afortunados consiguen comprar a "precios muy muy altos": "El resto solamente se queda mirando, buscando y poniendo su vida en mucho peligro", relata en RNE.

Refaat denuncia que los puntos de reparto de ayuda, en zonas militarizadas por Israel, son extremadamente peligrosos: "Son trampas de la muerte que ha creado Israel, donde reparte comida de manera "miserable" e "indigna". A diario hay víctimas, de 20 a 40 personas, solo por buscar el pan del día". Este médico utiliza las redes sociales para mostrar al mundo lo que sucede dentro de Gaza. Refaat cuenta que "Israel ataca a todo el que muestra la verdad de lo que están cometiendo contra nosotros aquí. Están acabando con todo lo que presta ayuda y servicio a los gazatíes. No quieren que la gente sienta algo de alivio, quieren que sufran lo máximo".

"Todo el mundo ha bajado de peso. Hay personas trabajando como médicos o enfermeras, con sobrecarga. Algunos se han desmayado mientras trabajan en el quirófano o atendían a pacientes, que llegan en forma muy débil. Con enfermedades terribles que no se pueden curar con esas condiciones, porque no están comiendo casi nada. Imagínate una persona que come dos pedazos de pan todo el día y queda así una semana o dos semanas. Los niños aquí están sufriendo lo peor", añade. Entrevista completa en RNE Audio.

En Gaza la ayuda humanitaria sigue sin poder entrar de forma adecuada debido al bloqueo de Israel. Más de 80 niños han muerto por desnutrición y la presión para que el gobierno de Benjamin Netanyahu permita que entren los camiones necesarios es cada vez mayor, pero para algunas madres gazatíes la situación es dramática. Nuestra corresponsal Laura Alonso ha podido hablar con algunas de ellas.