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La infancia de Imad: el Dáesh crea monstruos en los niños que adiestra para la guerra

Noticia Documentos TV 
  • Les despersonalizan, les despojan de sus nombres, les obligan a hablar en árabe y les enseñan a odiar
  • Zahavi Sanjav, director del documental: “No entendía esta guerra hasta que recibí dos vídeos de un chico llamado Imad”
  • El martes, preestreno de La infancia de Imad, a las 20:00 en RTVE Play y estreno a las 00:00 en La 2 de TVE

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Documentos TV - La infancia de Imad

Imad no ha cumplido aún los cinco años pero ha pasado la mitad de su vida secuestrado por el Dáesh rodeado de odio y resentimiento. Los yihadistas le adiestraron para una perversa guerra que ha convertido a los niños en seres psicópatas y asociales. Ahora, su madre, acompañada por psicólogas y educadoras, intenta que Imad supere los terribles traumas que arrastra y sea capaz de recuperar la infancia que nunca debió perder.

Imad y su hemano ven la televisión mientras su madre está tumbada

Imad y su hemano ven la televisión mientras su madre está tumbada DOCUMENTOS TV

Los yazidíes y el Dáesh

En agosto de 2014, la población yazidí de la región de Sinyar fue atacada por el autodenominado Estado Islámico. Se estima que 1.800 personas fueron asesinadas y 6.400 tomadas como rehenes. La mayoría eran mujeres y niños. A ellas, el destino les deparaba la esclavitud sexual, a los niños, las armas.

Los 'cachorros del califato', niños reclutados por el Estado islámico

Además de la convencional guerra militar y los atentados suicidas, el Dáesh libró con los yazidíes una guerra ideológica y psicológica a gran escala. Los sistemáticos y atroces abusos sexuales a las mujeres y niñas y el adiestramiento perverso de los niños para ser combatientes fueron una vuelta de tuerca más a la violencia extrema que caracterizó a los conflictos armados de los terroristas yihadistas. Y los yazidíes, como Imad y su familia, lo sufrieron y, de qué forma, en sus propias carnes.

Imad el terrible

Imad tenía tan solo dos años cuando fue capturado junto a su familia por el autodenominado Estado Islámico. A punto de cumplir los cinco, ha sido liberado junto a su madre y su hermano pequeño. Del padre, no saben nada.

Ghazala, la madre de Imad

Ghazala, la madre de Imad. DOCUMENTOS TV

Todos, según cuenta la abuela de Imad, han estado secuestrados dos años y cuatro meses. Ahora viven con ella en un campo de desplazados. Pero "Imad ya no nos conoce. No se acuerda de mí ni de nadie", relata la abuela con tristeza, mientras intenta que Imad la mire a la cara y no le dé patadas.

Abuela de Imad

Abuela de Imad DOCUMENTOS TV

El niño ha olvidado el kurdo y no se entiende con su familia ni vecinos. Solo habla árabe, la lengua que le enseñaron los combatientes del Dáesh, y le cuesta atender cuando le llaman por su nombre de pila. Los terroristas yihadistas también se lo cambiaron. Le han convertido en un niño que solo entiende el mal como modo de relacionarse con los que le rodean.

Imad fue adiestrado durante dos años y medio para ser combatiente del Dáesh

Imad fue adiestrado durante dos años y medio para ser combatiente del Dáesh DOCUMENTOS TV

Su mirada refleja el resentimiento hacia los demás y el odio que siente por su madre a quien escupe, mientras coloca un palo a modo de bomba e imita que lo hace estallar al paso de un coche. "¡Lo he hecho explotar!, ¿ves el fuego?", le grita a su madre lleno de alegría.

Sí, Imad presenció asesinatos

Ella recuerda cómo su hijo creció entre adultos que no le enseñaban más que atrocidades. "Decían que el objetivo era que fuesen valientes y desalmados". "Sí, Imad presenció asesinatos", confiesa con profundo dolor. "Les mostraban vídeos violentos, asesinatos y decapitaciones", continúa. Esa fue su única escuela.

Curar los traumas, aprender a querer

Ghazala está muy preocupada por su hijo. Sabe que los terroristas yihadistas le han convertido en un pequeño monstruo. "No sé qué hacer con él. Tengo miedo de que no se recupere", reconoce.

Les mostraban vídeos violentos, asesinatos y decapitaciones

El médico que los atiende en el campo de desplazados se presta a valorar a Imad. Físicamente, el niño está sano pero su comportamiento dista mucho de ser el normal para un niño de su edad. El facultativo tiene problemas para entablar una mínima conversación con él cuando, por fin, consigue atraer su atención. "Imad, ¿te gustan los juguetes?, no", responde con determinación. "Entonces, ¿qué te gusta?", le pregunta el médico. "Los rifles", exclama el pequeño. "Han estado mucho tiempo con el Dáesh", explica la madre con amargura, "sobre todo, Imad".

Imad con su profesora y su abuela

Imad con su profesora y su abuela DOCUMENTOS TV

En la escuela también tiene problemas para relacionarse con sus compañeros. "Son tus amigos, Imad, no puedes ir pegando a la gente", le reprende su profesora, mientras él empuja y da puñetazos a los otros niños. "Eso no se hace", es la expresión que más escucha Imad. Berivan, la psicóloga que le trata, ha decidido llevarle un montón de juguetes. Observa su comportamiento con los que le llaman la atención. Y llega el momento de ponerle frente a una muñeca.

Imad mira de modo inquietante a su fusil de juguete

Imad mira de modo inquietante a su fusil de juguete DOCUMENTOS TV

Imad imita con su mano la acción de cortarle la cabeza. "¿Por qué haces eso?", le pregunta horrorizada la psicóloga. "Porque es lo normal. Así le duele más", le responde Imad, con una frialdad que espanta. "Le han lavado el cerebro", sostiene su abuela. "Cómo podemos esperar que se comporte con normalidad; lleva en manos del Dáesh más de dos años", enfatiza.

Le han lavado el cerebro

Imad es la consecuencia más traumática de una cruel guerra que se ceba con los más inocentes de esta espeluznante manera. "Me pregunto si algún día podrá volver a ser normal", afirma Ghazala, la madre, cuya esperanza está puesta en que Imad recupere la infancia que nunca nadie debió robarle.