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Elecciones en Francia 2017

La Francia indecisa: claves de la primera vuelta de las elecciones presidenciales

  • Los franceses evalúan la vigencia de la Quinta República en una jornada histórica
  • Conservadores y socialistas pudene quedar apeados a la vez de la segunda vuelta
  • La abstención y el elevado número de indecisos desdibujan cualquier pronóstico
  • El ataque de los Campos Elíseos ha introducido el miedo en la campaña
  • Especial sobre las elecciones presidenciales en Francia 2017

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Carteles electorales de las elecciones presidenciales francesas
Carteles electorales de las elecciones presidenciales francesas.

Nunca una primera vuelta de las elecciones presidenciales de Francia se había presentado tan abierta, tan incierta y, a la vez, con tanta relevancia histórica: los franceses acuden este domingo a las urnas no solo para elegir a su próximo presidente, sino para examinar la vigencia de la Quinta República, el marco constitucional que Charles de Gaulle implantó hace casi seis décadas.

El sistema, basado en la alternancia entre conservadores y socialistas, ya entró en crisis en 2002, cuando el ultraderechista Jean Marie le Pen se coló en la segunda vuelta, ante el estupor y la vergüenza de millones de franceses. Quince años después, las dos grandes coaliciones podrían quedar apeadas a la vez, algo inédito, y dar paso a candidatos alternativos procedentes de todo el espectro político.

Así, se da por hecho que Marine le Pen, la nueva líder del Frente Nacional, repetirá el logro de su padre y estará en la segunda ronda, aunque los sondeos conceden opciones de pasar el corte a otros tres candidatos más: el socioliberal Emmanuel Macron, que marcha en cabeza, el izquierdista Jean-Luc Mélenchon, y el conservador François Fillon. Estas son las claves que marcarán la jornada electoral.

Máxima igualdad entre los candidatos a las presidenciales francesas

El voto líquido

El desencanto con el sistema es palpable por la elevada abstención que se espera este domingo, que podría superar el récord negativo de participación de la primera vuelta de 2002, cuando solo el 71,6 % de los franceses acudieron a las urnas. Las encuestas varían en sus pronósticos, aunque las más pesimistas estiman que más de un tercio de los votantes se quedarán en casa.

Con los sondeos tan apretados, la abstención se convierte en una variable clave, puesto que, a menor participación, más posibilidades para los partidos alternativos de alcanzar la segunda ronda. Además, muchos franceses albergan dudas sobre a quién votar: el porcentaje de indecisos también ronda el 30 % en la mayoría de las encuestas, lo que alimenta la incertidumbre y abre aún más la puerta a posibles sorpresas.

Los principales candidatos a la presidencia de Francia exhiben sus diferencias en sus programas electorales

El ascenso de los extremos del espectro

En ese escenario, mejoran las perspectivas para los candidatos que aspiran al Elíseo desde los márgenes del sistema, como Marine le Pen, que ha convertido el Frente Nacional, un partido clásico de extrema derecha, en una formación homologada, hasta el punto que su presencia en la segunda vuelta se da por descontada, muy lejos de la conmoción que supuso en 2002 que su padre pasara el corte. Lo que no evita que la posibilidad de que ocupe el Elíseo suscite una considerable inquietud entre numerosos sectores, dentro y fuera de Francia.

También escala posiciones Jean-Luc Mélenchon, un antiguo ministro socialista ahora aliado de los comunistas, que recoge en su coalición La Francia Insumisa a izquierdistas desencantados con el quinquenio socialista, pero también a conservadores e incluso seguidores ultraderechistas que abrazan su mensaje proteccionista, contra la Europa liberal y la "monarquía presidencial francesa". Ambos, desde uno y otro lado del espectro político, representan el voto de castigo a los partidos tradicionales y el rechazo a la Unión Europea, emparentados con fenómenos como el Brexit, el auge de Geert Wilders en Holanda e incluso la victoria de Donald Trump en Estados Unidos.

Fillon es imputado por los empleos ficticios de su familia

Fillon, el favorito imputado

Pese a la creciente ola antisistema, la estructura electoral francesa y sus comicios a doble vuelta parecían una vacuna efectiva para garantizar la alternancia, de forma que, cuando François Fillon ganó las primarias de Los Republicanos -la denominación actual del partido de centro derecha que fundó Charles de Gaulle- parecía abocado sin remedio al Elíseo: por mucho repudio que provocara su ultraliberalismo trufado de conservadurismo social, la izquierda tendría que apoyarle en la segunda vuelta para cerrar el paso a Marine le Pen.

Todo se torció cuando la prensa desveló el Penelopegate y la justicia acabó imputándole por los presuntos empleos ficticios de su mujer y sus hijos, entre otras corruptelas familiares: decenas de correligionarios le retiraron su apoyo, se desplomó en las encuestas y a punto estuvo de que su partido le sustituyera. Contra viento y marea, arropado por una amplia base de seguidores que abarrotan sus mítines, Fillon resistió y ahora parece renacer como un baluarte frente al terrorismo -aparecía como objetivo de los dos presuntos yihadistas detenidos esta semana en Marsella- y frente a los movimientos populistas, por lo que no sería extraño que alcanzara la segunda vuelta.

Manuel Valls no apoyará a Benoit Hamon, sino a Emmanuel Macron en las elecciones de Francia

El hundimiento socialista y el auge de Macron

Toda la ilusión que despertó la llegada al Elíseo de François Hollande se ha trocado, cinco años después, en desprecio: no solo deja el cargo como el presidente peor valorado de la Quinta República, sino que en su caída se ha llevado por delante al Partido Socialista. Su improbable candidato, Benoît Hamon, cada vez está más hundido en las encuestas, lastrado por el desmembramiento de una formación que se consume en luchas intestinas.

El gran beneficiado ha sido, además de Mélenchon, el exministro Emmanuel Macron, que supo salir del Gobierno a tiempo para presentarse como un candidato de consenso, que huye de las etiquetas de izquierda y derecha, tan arraigadas en Francia. Los tropiezos judiciales de Fillon y el respaldo del veterano centrista François Bayrou le han hecho dispararse en las encuestas, lo que no disipa algunas debilidades: es un candidato sin partido y no ofrece el perfil aguerrido contra el terrorismo que algunos franceses reclaman, por lo que su rendimiento electoral es una incógnita.

Un policía muerto y dos heridos graves en un atentado en París reivindicado por el EI

La amenaza terrorista

Pese a que el estado de emergencia está vigente en el país desde los terribles atentados de París en noviembre de 2015, Francia parece haberse acostumbrado a la amenaza terrorista y el asunto había pasado de puntillas por la campaña electoral, sepultado por los escándalos judiciales de Fillon, los vaivenes de las encuestas y los esfuerzos de Marine le Pen por moderar su discurso. Sin embargo, la última semana ha vuelto a colocar la seguridad en primer plano, con la detención de dos presuntos yihadistas que ultimaban un ataque "inminente" y, sobre todo, con el atentado de los Campos Elíseos.

Aunque suspendieron sus actos electorales, Fillon y Le Pen volcaron sus últimos mensajes en prometer endurecer su política, hasta el punto que el primer ministro, Bernard Cazeneuve, les reconvino por "instrumentalizar" el ataque de París; Macron se ha visto obligado a pronunciarse en un asunto que le es incómodo -cuando era ministro se opuso a implantar el estado de emergencia- y solo Mélenchon, un verso libre, ha optado por mantener su agenda para "demostrar que los violentos no tendrán la última palabra contra los republicanos". En cualquier caso, el miedo ha hecho acto de presencia justo cuando muchos franceses deciden su voto, sin que se sepa a ciencia cierta cómo afectará a las elecciones, las más importantes en décadas para Francia.

El atentado de los Campos Elíseos sorprendió a los candidatos en un estudio de televisión

Cuatro escenarios para la segunda vuelta

Lejos de aquellas elecciones en las que la primera vuelta apenas servía para pulsar el estado del electorado antes de la votación definitiva, este año la incertidumbre es tal que cualquier combinación de candidatos parece posible. En cualquier caso, atendiendo a los sondeos, el duelo definitivo parece que estará limitado a cuatro opciones:

  • Macron contra Le Pen

Es el escenario más probable, puesto que ambos lideran las encuestas desde febrero, con una ligera ventaja final para el exministro. Supondría un cambio significativo en el panorama de la Quinta Republica, ya que elimina a los dos grandes partidos, socialistas y conservadores, que han dominado la escena política francesa en las últimas décadas.

Sin embargo, no sería un vuelco definitivo: al fin y al cabo, Macron puede ser un novato, pero no es un outsider, sino que procede del corazón mismo del sistema (exministro, exbanquero, liberal en lo económico y europeísta). De hecho, si se diera este duelo en segunda vuelta, los sondeos le auguran una arrolladora victoria con aproximadamente el 65 % de los votos, por el 35 % de Le Pen.

  • Fillon contra Le Pen

Hasta febrero, era el escenario más probable, y aún ahora no es descartable ante el repunte logrado por Fillon. Implicaría un escoramiento hacia la derecha del electorado, lo que reflejaría que el terrorismo, la inmigración y la seguridad se impondrían entre las prioridades de los franceses.

En este caso, los pronósticos también auguran una derrota de Le Pen, aunque la victoria de Fillon sería menos holgada que la de Macron, al obtener por debajo del 60 % de los votos.

  • Macron contra Fillon

La eliminación de Marine Le Pen sería una verdadera sorpresa y el descrédito más absoluto para las encuestas de predicción del voto, puesto que todas ellas la han situado en la segunda ronda. En cualquier caso, este escenario sería todo un espaldarazo para el sistema republicano, al dejar al margen las opciones situadas en los extremos del espectro político.

El duelo, según los sondeos, se decantaría con facilidad en favor de Macron, que ganaría aún con mayor claridad a Fillon que a Le Pen, ya que obtendría por encima del 65 % de los votos.

  • Mélenchon contra Le Pen

Dado que los cuatro candidatos se mueven dentro de los márgenes de error y se sitúan en un empate técnico, si Mélenchon se colase en la segunda vuelta podría tener que enfrentarse a cualquiera de los otros tres favoritos; sin embargo, lo más probable sería un escenario en el que el voto antisistema de ambos extremos derribase las opciones clásicas.

Es la opción que más atemoriza a los mercados financieros: dos candidatos que abogan por el proteccionismo y por romper con la Unión Europea. La victoria, según las encuestas, sería para Mélenchon, que obtendría cerca del 60 % de los votos.