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España, el segundo país de la OCDE con mayor caída de la recaudación fiscal durante la crisis

  • Los ingresos fiscales cayeron 4,3 puntos de PIB entre 2007 y 2012
  • Ese organismo destaca que la recaudación cayó pese al alza de impuestos

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Entrega de billetes en una ventanilla

España es el segundo país de la OCDE -tras Israel- donde más ha caído la recaudación fiscal desde que comenzó la crisis en 2007, y eso a pesar de la recuperación que se produjo en 2012. Ésta es una de las conclusiones del informe anual sobre estadísticas de los ingresos públicos publicado este miércoles por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico.

El análisis muestra que la recaudación pública española tocó techo en 2007, cuando alcanzó un 36,4% del PIB, y llegó a bajar hasta el 31,2% en 2011. En 2012, se recuperó ligeramente al subir hasta el 32,1%.

Eso significa que el peso de los ingresos fiscales en España disminuyeron 4,3 puntos de PIB entre 2007 y 2012, una cifra que solo se vió superada por la caída de cinco puntos registrada entre esos cinco años por Israel (5,1 puntos de PIB).

Caen los ingresos pese a la subida de impuestos

El responsable de fiscalidad de la OCDE, Pascal Saint Amans, ha reconocido que los españoles "no tienen la impresión de que los impuestos han bajado", y de hecho, ha señalado que los tipos impositivos han tendido a incrementarse durante la crisis.

Sin embargo, el experto ha insistido en que ese alza de impuestos no se ha traducido en un aumento de la recaudación, sino en todo lo contrario, porque la recesión supone menos actividad sobre la que aplicar tasas (si las empresas no tienen beneficios, por ejemplo, no pagan impuesto de sociedades).

Además, Saint Amans ha señalado que el incremento de tipos impositivos tarda tiempo en producir efectos y, en un contexto recesivo, ha podido ser un aliento para un incremento del fraude, un aspecto que -ha reconocido- no se ha podido evaluar.

Más ingresos por cotizaciones y menos por IVA e IRPF

En cuanto a la procedencia de esa recaudación, en España el 36% llegó de las contribuciones a la Seguridad Social (en la OCDE suponen un 26%), y otro 30% del impuesto sobre la renta (frente al 34% en el conjunto de la OCDE).

Las tasas sobre los bienes y servicios representan un 27% del total en España (un 33% de media en la OCDE) y, dentro de éstas, el IVA supone el 17% (el 20% en el conjunto de los miembros de la organización).

Después de la última subida, el tipo normal de IVA en España es del 21%, más elevado que el de la media de la OCDE (19,1% a fecha de 1 de enero de 2014, frente al 17,6 % al inicio de 2009).

Sin embargo, el hecho de que se apliquen tipos reducidos del 4% y del 10% a muchos bienes y servicios hace que su eficacia en términos recaudatorios sea el quinto más bajo de la organización (con un ratio de 0,41, en una escala de 0 a 1), solo por encima de México, Grecia, Italia y Turquía.

La presión fiscal, por debajo de la media

En cuanto a la presión fiscal, en España se situaba en 2007 en 36,4%, por encima de la media de la OCDE (34,2%). Sin embargo, después de ese año, volvió a situarse por debajo de esa media.

Así, en 2012, la carga fiscal en España era del 32,1%, frente al 33,7% de media en el conjunto de los 34 países miembros de la organización.

En 2013, la presión fiscal creció cinco décimas en España hasta situarse en el 32,6%. Ese dato sigue siendo inferior a la media de la OCDE en ese año (34,1%), pero está cerca del pico histórico alcanzado en 2007 (34,2%).

Chile y México, los países con menor recaudación

El responsable de fiscalidad de la OCDE ha destacado en la presentación del informe que Chile (21,4%) y México (19,6%) son los dos países de la organización con menor recaudación tributaria. Además, ha subrayado que, en el caso de México, si se excluye la contribución de las tasas sobre el petróleo, el porcentaje se queda en el 14%, lo que significa que con esos ingresos "no se cubren las necesidades básicas".

Aunque "no hay un nivel de fiscalidad óptimo" con carácter general para todos los países, Saint Amans ha recordado que la ONU ha establecido que un 18% del PIB es un mínimo para que los países en desarrollo puedan afrontar los imperativos fundamentales de funcionamiento de un Estado.

Las alzas más pronunciadas en los ingresos fiscales en 2013 se dieron en Portugal (2,2 puntos de PIB al 33,4%), Turquía (1,7 puntos al 29,3%), Eslovaquia (1,5 puntos al 29,6%), Dinamarca (1,4 puntos al 48,6%) y Finlandia (1,2 puntos al 44%).

Entre los factores que explican la subida global de la recaudación (creció en 21 de los 30 países para los que hay datos disponibles de 2013), casi la mitad es imputable al impuesto sobre la renta y al de sociedades, cuya recaudación se incrementa más rápidamente que el PIB en los períodos de recuperación económica.

El IVA, un impuesto "regresivo"

Además, la OCDE ha prestado especial atención a la estructura del IVA y su efecto en las distintas poblaciones. Así, considera que utilizar los tipos reducidos del IVA sobre ciertos tipos de productos o servicios de primera necesidad no es un instrumento eficaz de redistribución, porque los más ricos pueden acabar beneficiándose tanto o más que la población más pobre.

Esos tipos reducidos del IVA son "una muy mala herramienta para ayudar de forma selectiva a las familias pobres", subraya la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico en su informe.

El estudio reconoce que, cuando se aplican a los alimentos básicos, al abastecimiento de agua o de productos energéticos, tienen casi siempre un efecto progresivo en términos de gasto. Esto significa que el porcentaje de ahorro de ese impuesto por un tipo impositivo reducido será mayor para los más pobres, de acuerdo con el análisis en 20 países miembros: en el caso de la comida será de un 3% para el 10% de la población con ingresos más bajos, frente al 1,5% de ahorro que conseguirá el 10% más rico.

Sin embargo, en valor absoluto, el 20% de las familias más ricas se ahorran de media más de 400 euros anuales de IVA en alimentación gracias al tipo reducido, mientras que el 20% de las más pobres consiguen menos de 300 euros.

Cuando un tipo reducido de IVA se utiliza para favorecer un sector particular -como el cultural (libros, discos o entradas de espectáculos) o el turístico-, el efecto es regresivo, ya que beneficia a los ricos tanto en valor absoluto como en porcentaje de los gastos.

Así, el responsable de fiscalidad de la OCDE ha destacado que el IVA es "un impuesto regresivo", ya que al aplicarse el mismo tipo a todo el mundo, al margen de que sus ingresos sean bajos o elevados, se lleva una mayor proporción de ingresos de los más pobres, ya que tienen que dedicar una parte más importante de éstos al consumo, aunque en términos absolutos sean inferiores.

Los tipos generales de IVA más altos (superiores al 25%) se dan en Hungría e Islandia, mientras que Dinamarca, Noruega y Suecia cuentan con el 25%. En el otro extremo, no llegan al 10% en Japón, Canadá y Suiza, y se quedan en ese nivel Australia y Corea del Sur.

Sin embargo, la OCDE explica que el tipo general de IVA no es siempre un buen indicador de la recaudación que reporta, porque los tipos reducidos, sobre todo cuando cubren un amplio espectro de productos y servicios, disminuyen la "eficacia" de esta tasa en la recaudación.

Si se mide esa "eficacia" recaudatoria en una escala de 0 a 1, los países que están en cabeza son Luxemburgo (por encima de 1 por una serie de distorsiones), Nueva Zelanda (0,94), Suiza (0,70), Estonia, Corea del Sur y Japón. Por el contrario, en la cola están México, Grecia, Italia, Turquía, España y Polonia, todos ellos por debajo de 0,45.

El IVA representa el 20,2% de los ingresos fiscales totales del conjunto de los países miembros de la OCDE y un 6,6% del producto interior bruto (PIB).