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El Congreso de EE.UU. aprueba elevar el techo de deuda y reabrir la Administración federal

  • El acuerdo es temporal y elevará el techo de deuda hasta el 7 de febrero
  • Se reabre la Administración federal, cerrada 16 días, hasta el 15 de enero
  • Este jueves, los funcionarios deben volver a ocupar sus puestos

Ver el documento del acuerdo aprobado por las dos Cámaras (en inglés, pdf)

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Estados Unidos evita la suspensión de pagos en el último momento

Las dos Cámaras del Congreso de EE.UU. han aprobado el acuerdo alcanzado en el Senado entre demócratas y republicanos (anunciado horas antes) para elevar temporalmente el techo de endeudamiento, lo que aleja por ahora el fantasma de la suspensión de pagos. También se ha dotado de fondos a la Administración federal para mantener abiertos hasta el 15 de enero los servicios paralizados desde el pasado 1 de octubre.

La propuesta bipartidista ha sido validada primero por el Senado (con 81 votos a favor y 18 en contra) y, después, por la Cámara de Representantes (285 a favor y 144 en contra), donde una mayoría de republicanos ha votado en contra.

Con la firma del presidente Barack Obama -que lo ha hecho "de inmediato", según ha anunciado en una comparecencia en la que no ha admitido preguntas-, Estados Unidos cierra, por el momento, una crisis fiscal que ha mantenido en vilo al país y al resto del mundo. Sin embargo, el carácter temporal del pacto amenaza con reabrir la misma herida entre diciembre y enero próximos.

Vuelta al trabajo de los funcionarios

La Administración estadounidense vuelve este jueves a funcionar con normalidad, después de que el Gobierno haya informado a los 800.000 empleados federales de que deberán reincorporarse al trabajo este jueves.

Obama ha criticado la incapacidad política del Congreso para conseguir un pacto, que ha puesto en peligro la economía estadounidense, y ha destacado que "es necesario dejar de gobernar de crisis en crisis".

Se ha mostrado molesto por la dificultad para sacara adelante un acuerdo que debería ser un simple trámite. "Los representantes políticos tienen que volver a ganarse la confianza de los ciudadanos",  ha subrayado.

Acuerdo de mínimos

La solución negociada no es más que una solución  temporal que desplaza el problema a una nueva fecha a principios del año  que viene.

Estados Unidos se podría ver de nuevo, por tanto, en la misma situación dentro de tan solo tres meses. Sin embargo, Obama espera que la solución no se vuelva a dejar para el último minuto.

"Presidente, ¿esto no va a volver a ocurrir en unos pocos meses?", ha preguntado una periodista al final de su comparecencia , a lo que Obama no ha dudado en responder que no.

"Con suerte, la próxima vez, no se hará en el último minuto", ha agregado el mandatario, en su llamamiento a los legisladores de ambos partidos a que trabajen conjuntamente para encontrar soluciones duraderas.

El acuerdo da tiempo a demócratas y republicanos para de negociar un acuerdo presupuestario a largo plazo. En principio, un comité bipartidista y bicameral sería el encargado de elaborarlo y presentarlo a mediados de diciembre.

'Al borde del desastre'

La dificultad para aprobar el aumento del límite de endeudamiento en el país ha puesto en evidencia la difícil gobernabilidad de EE.UU.

El acuerdo ha llegado in extremis después de días  de tensas  negociaciones. El líder de la mayoría   demócrata en el Senado, Harry Reid, y el de la minoría republicana en esa Cámara, Mitch McConnellanunciaban la propuesta bipartidista a menos de 24 horas de la fecha en la que el  país  alcanzaba la fecha límite marcada por el Tesoro de EE.UU. , que había anticipado que este jueves dispondría de menos fondos de los necesarios para hacer frente a sus obligaciones de pago.

La crisis fiscal, fruto del enfrentamiento entre demócratas y republicanos, había provocado ya el cierre parcial de la Administración desde el pasado 1 de octubre, y obligado a cerca de 800.000 empleados federales a quedarse sin empleo y sueldo durante más de dos semanas.

Asimismo, numerosos servicios y organismos públicos a cargo del gobierno federal habían tenido que suspender sus actividades ante la falta de fondos, lo que ha costado a los estadounidenses alrededor de 24.000 millones de euros, según la agencia Standard and Poors.

Desde la Casa Blanca culpan al Tea Party,  que ha bloqueado  cualquier tipo de acuerdo que no incluya el freno de la  reforma  sanitaria de Obama, una ley aprobada por el Congreso, firmada  por el  presidente y ratificada por el Tribunal Supremo, que -además-  cuenta  con un sistema de financiación propio, ajeno al presupuesto  federal objeto de debate.

Tras la ratificación del acuerdo, el líder de   mayoría demócrata en el Senado, Harry Reid, de Nevada, ha mostrado su   alegría y ha calificado de "histórico" el compromiso  bipartidista.

"Este  compromiso que hemos alcanzado ofrecerá a nuestra economía la     estabilidad que necesita desesperadamente (...) El país estuvo al   borde   del desastre.  Pero, finalmente, los adversarios políticos dejaron   de  lado  sus diferencias y desacuerdos para evitar el desastre",  ha afirmado   Reid tras  la votación.

División republicana

Por su parte, el líder de la mayoría republicana en la Cámara de Representantes, John Boehner, indicaba horas antes de las votaciones, que el bloqueo del acuerdo "no es la táctica" que deben emplear los miembros de su partido, que se han mostrado divididos y no han logrado sacar adelante ninguna propuesta.

El presidente de la Cámara trató de tomar la iniciativa y presentó un proyecto de ley que pudiese satisfacer al conjunto de su partido, incluido el Tea Party. Pero ninguna de las dos resoluciones propuestas por Boehner fue considerada suficiente por esa facción ultraconservadora  que insiste en que, para ceder en la ampliación de la capacidad de  endeudamiento, debe conseguirse antes el desarme de la reforma sanitaria  de Obama.

El agrio debate ha puesto de relieve las tensiones internas, especialmente dentro del partido republicano, que ha sido el principal castigado por los ciudadanos, según la mayoría de las encuestas.

El senador por Arizona y excandidato presidencial republicano John McCain ha calificado lo sucedido estas dos semanas como "uno de los capítulos más vergonzosos" durante los años que ha pasado en el Congreso, comparando los debates con "una odisea agonizante".