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Los viejos problemas de la formación del euro resuenan en su décimo aniversario

  • Los expertos coinciden en que la unión monetaria necesitaba más cohesión
  • Los ataques especulativos se han repetido desde los inicios de la integración

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Hace 10 años que cambiamos la peseta por el euro

Una década después de su entrada en circulación, el euro está en peligro no solo por la grave crisis financiera internacional, sino por defectos en la creación de la Unión Monetaria, que, entre otras cosas, no resolvió problemas bien conocidos en los inicios de la integración europea: los ataques especulativos a la moneda, según coinciden numerosos expertos.

Muy pocos preveían complicaciones y apenas se encontraban advertencias en la prensa española. “Decir algo en contra del euro era casi un crimen de lesa majestad”, explica a RTVE.es el profesor de Economía de la UE Rafael Muñoz de Bustillo, de la Universidad de Salamanca.

En efecto, hasta hace poco, casi todos los medios eran rotundos en calificar al euro de gran éxito y solo alguno se atrevía a plantear dudas. “Los europeos, acostumbrados a tormentas monetarias, esperan que el euro sea una proteccion contra los ataques especulativos que tantas veces afectaron a las divisas nacionales”, se leía en La Clave, uno de los pocos reportajes que hacían en 2006 un balance bastante crítico del euro.

Europa era la estación de destino a la que se quería llegar

“Europa era la estación de destino a la que se quería llegar en términos económicos y democráticos. Y eso ha impedido un debate sobre las ventajas e inconvenientes de la entrada al euro y de otros momentos de la integración europea”, añade el catedrático Bustillo.

Una zona monetaria poco óptima

“Las ventajas a corto plazo fueron mayores y el crecimiento de España (en estas dos últimas décadas) está muy vinculado a la UE. Pero las desventajas se han acumulado ahora”, señala el mismo experto, según el cual ya entonces los técnicos sabían sobradamente que la eurozona no cumplía con los requisitos de lo que en Economía se conoce como “zona monetaria óptima”.

Teníamos que ser tan productivos como los alemanes y tener una flexibilidad laboral como los nórdicos

En la práctica, esta teoría implica que “para que el euro fuera sostenible, los españoles teníamos que ser tan productivos como los alemanes y tener una flexibilidad laboral como los nórdicos. Y no es así”, resume Pablo Vázquez, de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea).

Según el profesor Guillermo Vázquez, de la Universidad Rey Juan Carlos, desde el punto de vista “estrictamente monetario”, la unión sí se formó con “criterios lógicos”, los que estableció el Tratado de Maastricht. Pero “se dejaron de lado otros parámetros sociales que hubiese sido necesario tenerlos en cuenta” y con los cuales no sería tan complicado tomar ahora decisiones buenas para el conjunto de unos países que arrastran problemas tan distintas (como por ejemplo, en términos de desempleo).

El papel del BCE

Para ello, Vázquez plantea que el BCE “priorizase en igualdad de condiciones” que la inflación, “requerimientos de carácter fiscal”. Y ve detrás de esa limitación en los estatutos del banco central un “claro sesgo ideológico, neoliberal”.

En ese sentido, también critica la liberalización de las finanzas que las instituciones comunitarias han promovido durante todos estos años; algo que ha facilitado sobremanera la financiación de la economía, pero que también ha facilitado los ataques especulativos a la moneda.

Algo que ya puso en peligro la creación del euro en los años 90 (hasta el punto de que la lira italiana y la libra británica tuvieron que salir temporalmente el sistema que precedió a actual unión monetaria), y que echando la vista más atrás, debía ser una lección más que aprendida.

Guillermo Vázquez recuerda a RTVE.es que “el sistema monetario europeo se crea por el fracaso del acuerdo de la serpiente monetaria de 1972”, ante los ataques especulativos que, en otro contexto económico muy difícil, sufren las nueve naciones europeas que habían fijado ya su cambio, entonces respecto al dólar. Después lo hicieron respecto al marco alemán y así nació el euro que cumple diez años en nuestros bolsillos, pero que tiene una historia mucho más larga y compleja... como el momento actual.