Enlaces accesibilidad

Ofensiva del BCE contra una eventual reestructuración de la deuda de Grecia

  • Varios directivos detallan lo negativo de esa medida para Grecia y la Eurozona
  • Advierten de que la ayuda externa no puede ser "un pozo sin fondo"

Por
La UE dispuesta a ayudar a Grecia con un nuevo plan

Varios miembros del Banco Central Europeo (BCE) se han pronunciado este martes contra la posibilidad de que Grecia pueda reestructurar su deuda pública, una operación que -han recalcado- causaría un desastre financiero en ese país y tendría un impacto negativo en el resto de la Eurozona.

El italiano Lorenzo Bini Smaghi, miembro del directorio del supervisor europeo, ha advertido que "el impago o la reestructuración de la deuda es un suceso económico-social dramático para el país en cuestión". "Yo lo calificaría como un suicidio político, que arrastra a muchos a la pobreza, como han demostrado las experiencias pasadas", ha indicado el economista.

esa reestructuración pondría "al sistema bancario griego de rodillas debido a las pérdidas que les causarían los títulos del Estado (...) y porque dejarían de tener la posibilidad de refinanciarse en el BCE".

Por su parte, el economista jefe del BCE, Jürgen Stark, ha insistido en que Grecia "tiene muchas deudas, pero no es insolvente" y ha reiterado que una reestructuración "no es la solución" a su actual situación. Además, advierte que hablar de esa posibilidad es enviar una mala señal a los mercados.

En una entrevista en el diario italiano La Stampa, Bini Smaghi explica que si Grecia ejecuta la reestructuración, no podría refinanciarse emitiendo moneda -como sí ocurrió en el caso de Argentina- , por lo que "el Gobierno no tendría fondos suficientes para pagar las pensiones, los sueldos, los gastos corrientes. sería un verdadero crack económico".

La ayuda externa no es "un pozo sin fondo"

Aunque durante semanas, Atenas ha desmentido que piense en reestructurar su deuda, el banquero italiano reprocha al Ejecutivo heleno que "haya perdido el tiempo" analizando durante algunos meses la conveniencia de esa reestructuración, "mal aconsejado por algunos bancos de negocios y bufetes de abogados a la caza de comisiones, que han olvidado explicarle los efectos negativos".

"Se ha dejado convencer de que era posible hacer una reestructuración ordenada antes de darse cuenta de que era una verdadera tontería. El proceso de reformas internas se ha ralentizado y ahora, después de un año, nos encontramos con el deber de meter de nuevo la mano en el programa" de ayuda, ha opinado Bini Smaghi en un momento en que la Unión Europea empieza a replantearse la necesidad de dar una nueva ayuda financiera a Atenas.

Ese extremo ha sido negado este martes por el Gobierno de Atenas, que también ha desmentido las informaciones publicadas por dos diarios griegos que cifraban en 60.000 millones de euros el montante total de ese supuesto nuevo rescate.

Sobre los rumores de esa ampliación de la ayuda, Stark ha indicado que la asistencia externa no es "un pozo sin fondo". "Creo que lo que hemos puesto en marcha hace un año con el Fondo Monetario internacional es un programa realista que debe ser aplicado", ha declarado en la emisora de radio alemana Bayerischer Rundfunk.

Precisamente, este martes ha llegado a Atenas una misión de la Comisión Europea, el BCE y el FMI que debe evaluar el segundo plan de ajuste elaborado por el Gobierno griego para recortar su gasto en 26.000 millones de euros, y acercarse así a los compromisos de déficit público que condicionaron la ayuda financiera aprobada hace un año.

El resultado de esa visita debería decidir, según ha subrayado este martes la canciller alemana, Angela Merkel, cuál es la mejor solución de la actual situación financiera griega. "No hacemos ningún favor a Grecia si especulamos sobre su situación", ha dicho la jefa del Gobierno germano, quien ha añadido que no es conveniente para ese país ni para Europa hablar de un nuevo rescate antes de conocer el informe.

Además, Merkel ha reiterado que la solidaridad alemana con Grecia "nunca ha estado a debate", aunque recalcó que su Gobierno exige a cambio un proceso de reformas "valiente" y "difícil" por parte de las autoridades de Atenas.

Conveniente ampliar al plazo de devolución

Otro de los directivos del BCE, el austriaco Ewald Nowotny, ha descartado también la conveniencia de la reestructuración y ha considerado que, mejor que dar nuevos préstamos, lo más adecuado sería ampliar el plazo marcado a Grecia para devolver la ayuda financiera ya concedida.

El economista de Viena opina que el actual programa de ayuda está bien concebido, pero se han subestimado la profundidad de los problemas del país y las deficiencias estructurales como la recaudación fiscal, que podrían implicar que no se cumplan a tiempo los objetivos del plan "Probablemente, necesitaremos más tiempo", ha remarcado en una entrevista con una radio austriaca.

Para Nowotny, reestructurar la deuda griega afectaría al sistema bancario del país y al del conjunto de la Zona euro: "solo serviría para agudizar la crisis".

En la misma línea, Bini Smaghi ha señalado que "no acaba de comprender por qué se condiciona una ayuda suplementaria a algún tipo de reestructuración de la deuda, tal y como han sugerido algunas fuentes alemanas". Si esto se ejecutase -advierte- se daría un "círculo perverso" al permitir que parte de la deuda no se pagara y, a cambio, se generasen nuevas deudas.

Además, a juicio del italiano, esas sugerencias alemanas son "masoquistas, porque los principales acreedores" que se verían afectados por una operación como esa "residen en Alemania".

Precisamente este martes el Estado griego ha emitido letras del Tesoro a seis meses con la intención de recaudar en los mercados 1.250 millones de euros. al final ha logrado mayor financiación de la esperada, al colocar 1.625 millones, pero ha debido elevar la rentabilidad ofrecida a sus inversores.

Esta maniobra ha puesto de manifiesto la desconfianza actual de los inversores hacia el Estado heleno, que este lunes vio rebajada hasta un nivel profundo de bono basura ("B") su calificación de riesgo por parte de Standard & Poor's.

En la última emisión de títulos del mismo plazo -realizada en marzo- Grecia colocó 1.625 millones de euros a un elevado tipo de interes (4,75%), lo que podría empeorar en esta ocasión, subiendo aún más el coste pagado por el Estado por su financiación.