Pérez Reverte mira al Egeo en su última novela en un episodio casi desconocido de la Guerra Civil: las batallas marítimas. Ficciona una operación secreta de corsarios pagados por el bando franquista. Con sus ataques querían impedir que los barcos rusos llevaran armas a la República.
Barcos hundidos, un triángulo pasional y espionaje son lo que hacen único este relato. El autor dice que que observa los conflictos bélicos actuales con realismo y cierto desencanto.