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MasterChef 11 | Las quejas de los finalistas por las exigencias de los jueces: "Para la próxima nos colgáis de la pared"

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Estos son los finalistas de MasterChef 11

Si por algo se cartacteriza esta undécima edición de MasterChef es por las sorpresas que el concurso está dando a los espectadores. Después de tantas temporadas, el programa ha decidido innovar. Más aspirantes, grandes invitados, distintas pruebas, clásicos renovados... No podía defraudar la gran final. Eneko, Lluís, Álex y Pilu se coronaron como finalistas en el último programa. Llegaron preparados para darlo todo en la final.  Los cuatro daban por hecho que les tocaría uno de los clásicos del talent culinario: seguir al chef. Acertaron, sin embargo, no esperaban la sorpresa que los jueces tenían preparada para ellos.

Al entrar en plató, los finalistas se encontraron con las cocinas tapadas por una tela negra, algo que les llamó especialmente la atención. Los jueces empezaron explicando el funcionamiento del reto: tenían que seguir a Toño Pérez, chef del restaurante Atrio y viejo conocido del programa, que había elaborado un plato de lo más complicado para ponerles a prueba. "Un bocadito sencillo", un nombre que no define precisamente al proceso de cocinado de cada elaboración. Hasta ahí, todo normal. Los aspirantes siguieron muy atentos las explicaciones del chef. Cuando estaban listos para empezar, Pepe Rodríguez les comunicó que había otra sorpresa más. Las caras de los finalistas, un auténtico poema cuando vieron cómo los jueces destaban las cocinas. "¿Por qué están del revés?", se preguntaban sin terminar de entender qué estaba ocurriendo. Cuando se dieron cuenta de lo que les esperaba, empezaron a preocuparse.

Por primera vez en la historia de MasterChef, los aspirantes tuvieron que seguir al chef, pero de espaldas. No podían guiarse viendo lo que hacía a cada momento Toño Pérez, solo podía escuchar sus indicaciones. "Es una prueba que exige máxima concentración, porque si os perdéis en algún paso, será muy complicado, por no decir imposible, que podáis retomar el ritmo y el hilo de las elaboraciones, explicó Jordi Cruz. Los jueces son conscientes de que el nivel de los finalistas de esta edición es muy alto, por eso quisieron llevarles al límite con esta complicadísima prueba. "Como yo saque ese plato de espaldas, me aplaudo a mí misma. ¿Qué más queréis hacer? Para la próxima prueba, nos colgáis de la pared", protestaba Pilu mientras el resto de sus compañeros se llevaba las manos a la cabeza.

Lluís, el peor parado de la prueba

La velocidad era un factor clave en esta prueba, algo que preocupada y mucho a Lluís, nombrado el más lento de la edición por los jueces. El aspirante llegó a las cocinas dispuesto a darlo todo y dar su mejor versión, también la más rápida. Tanto es así, que incluso llegó a adelantarse a las indicaciones del propio chef. Mientras sus compañeros le escuchaban atentamente, él se dedicaba a pelar varios ingredientes. Los jueces se dieron cuenta y le llamaron la atención, pero eso no sirvió para que dejara de hacerlo durante toda la prueba.

El resultado no fue nada bueno, como era de esperar. Adelantarse a las indicaciones del chef le llevó a cometer graves errores que los jueces le echaron en cara en las valoraciones. Los jueces volvieron a llamarle la atención, algo que molestó y mucho al aspirante, que no pudo ocultar su malestar. "No es el día ni para pincharme ni para dejarme de prepotente, de que voy a mi bola, de que si le he faltado el respeto a este... Ya he agachado la cabeza cuando la tenía que agachar, hoy no", sentenciaba cabreado Lluís fuera de plató.