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Más de un millón de especies están en peligro de extinción. ¿A cuáles salvaremos?

  • Nos encontramos ante la Sexta Gran Extinción Masiva, la primera causada por la actividad de los humanos
  • El Cazador de Cerebros se emite los lunes a las 20:00 en La 2 | Puedes ver todos los programas en RTVE Play

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Carlos Magdalena y Pere Estupinyà en El Cazador de Cerebros
Carlos Magdalena y Pere Estupinyà en El Cazador de Cerebros

“La historia de la Tierra es una historia de extinciones. Pero ahora hay una enorme variedad de especies que se están extinguiendo ante nuestros ojos; es la Sexta Extinción Masiva. Ya hubo cinco grandes extinciones, por erupciones volcánicas y otros fenómenos naturales, pero ahora la estamos provocando nosotros”. Esta afirmación tan impactante es de la científica de la conservación de la Universidad de Cambridge, Lynn Dicks. Profesora de Ecología y experta en analizar las mejores estrategias para salvar especies, Dicks es uno de los muchos científicos que trabajan a contrarreloj en todo el planeta para frenar la pérdida de biodiversidad.

A menudo, esto implica tomar decisiones pragmáticas: con poco tiempo y escasos fondos disponibles, y tantas especies en peligro, hay que elegir a cuáles intentar salvar, igual que hacen los médicos de guerra cuando escogen a qué heridos priorizar en el campo de batalla. Pero, ¿cómo se toman estas decisiones tan difíciles? Hemos buscado una respuesta a esta delicada pregunta viajando a Reino Unido, un país que por su historia y tradición dedica grandes esfuerzos en proteger la naturaleza tanto a nivel local como internacional. Te contamos todo lo que hemos descubierto durante nuestro viaje en el segundo capítulo de esta temporada de El Cazador de Cerebros, que se emite todos los lunes a las 20h en La2 y RTVE Play.

Los zoológicos, las nuevas arcas de Noé

Muchas especies amenazadas son únicas a nivel evolutivo, en la Tierra no hay nada parecido a ellas, como el increíble Fossa, un animal parecido a un felino, pero más emparentado con las mangostas, y que solo vive en Madagascar. O la extraña rana del lago Titicaca, uno de los pocos anfibios totalmente acuáticos que obtiene oxígeno respirando a través de la piel. O el Tuatara, un reptil originario de Nueva Zelanda que pertenece a un linaje más antiguo que los dinosaurios.

Perder a estas especies sería como dejar quemar los libros más únicos y antiguos de una gran biblioteca. Los zoológicos trabajan a diario con estas especies, intentando criarlas en cautividad con el objetivo de repoblar su hábitat natural. Según nos dice Mark Brayshaw, curador de mamíferos en el Zoo de Chester, “la misión de los zoológicos ha cambiado. Al principio solo exhibían una gran variedad de especies, pero en las últimas décadas se están dedicando mucho más a la conservación”.

Perder a estas especies sería como dejar quemar los libros más únicos y antiguos de una gran biblioteca.

El zoo de Chester es uno de los más grandes del Reino Unido, y también uno de los más activos a la hora de proteger la biodiversidad. Además de criar y estudiar a las especies amenazadas en cautividad, también recaudan fondos para protegerlas en su hábitat natural. Brayshaw defiende que los zoológicos hoy en día trabajan de forma conjunta en todo el mundo para decidir en cuáles especies es mejor invertir esfuerzos. “Debemos tomar decisiones pragmáticas. ¿Disponemos de los medios necesarios para la labor de protección? Barajamos todos estos factores a la hora de tomar decisiones” añade.

Hay especies muy carismáticas, como pingüinos, leones u osos panda, que nadie dudaría en salvaguardar. Tal como nos cuentan en el Zoo de Chester, estos animales tan populares se convierten en especies embajadoras, porque su protección difunde un potente mensaje social sobre la importancia de conservar la biodiversidad.

Pere Estupinyà con una rana titicaca en el Zoo de Chester
El Cazador de Cerebros en el Zoo de Chester

Pere Estupinyà en el Zoo de Chester para El Cazador de Cerebros RTVE

La biodiversidad, clave para la economía

La pérdida de especies no es solamente una tragedia medio ambiental. También afecta directamente a nuestra economía y bienestar. Los ecosistemas brindan una enorme cantidad de servicios a la humanidad, desde el agua limpia hasta las plantas que comemos, por no hablar de las moléculas de interés farmacológico.

Por lo tanto, aunque sea por razones egoístas, proteger a las especies que garantizan estos servicios se está convirtiendo en una prioridad para muchos gobiernos. Algunas de las que más beneficios nos aportan no son precisamente las más populares: por ejemplo, los insectos polinizadores son fundamentales para los cultivos, pero sus números están disminuyendo a un ritmo alarmante. Según la ONU, un tercio de las especies de insectos está en riesgo de extinción. Para que los políticos sean plenamente conscientes de la pérdida económica que esto conlleva, hay que darles números concretos. Es precisamente lo que hace Lynn Dicks en la Universidad de Cambridge. Además de trabajar con una de las colecciones de insectos más grandes y bonitas del Reino Unido, hace experimentos en el campo tapando las flores con bolsas de red para que los insectos no los puedan polinizar y calculando cuánto disminuye la producción de los cultivos. Según nos cuenta Dicks, “resulta que el valor económico de insectos como los abejorros es de cientos de miles de millones de dólares al año”.

Las plantas, grandes olvidadas

Aunque a menudo las veamos tan solo como una parte del paisaje, las plantas son fundamentales para la vida en la Tierra. Tienen una diversidad extraordinaria y un inmenso valor económico y ecológico. A pesar de ello, según se calcula, cuatro de cada diez especies vegetales están en peligro. Una cifra inquietante.

En Londres, el español Carlos Magdalena lleva muchos años trabajando en el jardín botánico más grande del mundo, Kew Gardens. Su misión es salvar a las plantas más amenazadas del planeta, especies raras de las que, a veces, ¡queda tan solo un ejemplar! Aunque parezca una misión imposible, Magdalena defiende que “a veces la planta más rara del mundo es la más fácil de propagar. Cada especie tiene sus características y necesidades. Con cuatrocientas mil especies de plantas, ¡la cosa se complica un poco!”. Su talento para reproducir a plantas en peligro le ha valido el apodo de "mesías de las plantas", ya que ha conseguido semillas de varias especies, rescatándolas del umbral de la extinción.

Proteger los hotspots

Durante nuestro viaje a Reino Unido también hemos tenido la oportunidad de visitar uno de los centros de estudio de la conservación más prestigioso de este país, el Durrell Institute of Conservation Ecology de la Universidad de Kent. Debe su nombre a Gerald Durrell, autor del libro Mi familia y otros animales y unos de los grandes pioneros de la protección de la biodiversidad.

Allí hemos conversado con su director, Bob Smith, experto en localizar las mejores áreas donde construir una reserva natural. Según nos cuenta, hay zonas del planeta llamadas puntos calientes, de biodiversidado hotspots, a las que es prioritario proteger. “En estos lugares hay docenas de especies que no se encuentran en ningún otro lugar del mundo” afirma Smith. Destruir una sola hectárea de estas zonas supone una catástrofe medioambiental, por lo que es clave protegerlas.

*El Cazador de Cerebros se emite en La 2 de TVE cada lunes a las 20:00h. Todos los programas siempre disponibles -gratis y online- en el catálogo de videos de El Cazador de CerebrosRTVE Play