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'La vida de Adèle' y los círculos de abuso en pareja, qué son y cómo detectarlos

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El despertar sexual y una relación tóxica en 'La vida de Adèle' (2013)
El despertar sexual y una relación tóxica en 'La vida de Adèle' (2013)

El programa de cine Versión Española ha vuelto a enarbolar la bandera arcoíris en el coloquio de este domingo. Coincidiendo con las celebraciones del Orgullo, la presentadora Cayetana Guillén Cuervo ha reunido en su mesa a la cantante Alba Reche, la artista multidisciplinar Coco Dávez y a la activista, actriz y cantante Rocío Saiz para charlar sobre varios aspectos de La vida de Adèle (2013).

La película, ganadora de la Palma de Oro en Cannes, nos habla de un viaje iniciático hacia la identidad sexual, con las actrices Adèle Exarchopoulos, Léa Seydoux entregadas en cuerpo y alma en esta cinta, controvertida por el alto voltaje de sus largas escenas de sexo entre mujeres, apasionada en su puesta en escena, sincera como pocas películas sobre el amor lésbico, pero que también muestra otros aspectos más oscuros sobre una pareja (sea lésbica o no) en la que se dan abusos de poder o los llamados “círculos de abusos”.

¿Cuándo se crea un círculo de abusos?

En el coloquio, Rocío Saiz arroja luz sobre algunos de estos aspectos partiendo de la trama de la película en la que una enamoradísima Adèle cae rendida a los pies de Emma, una joven bohemia, unos cuantos años mayor que ella y un tanto snob. “Todo círculo de abuso viene precedido por la ley del hielo -que también se da en la película- esto ocurre cuando le preguntas a una persona que qué le pasa y no te contesta o responde con evasivas”. La cuestión que destaca Saiz en el debate es que, tal y como apunta, “estamos tratando este tipo de maltratos como una broma, y es algo que es muy perjudicial para nuestra salud mental”.

La ley del hielo, el ghosting: las fases de un círculo de abuso

Cuenta Saiz que tras la “ley del hielo”, puede llegar el “ghosting”, un término anglosajón que significaría “fantasma” y que se refiere a la desaparición de la persona. Se aleja o de marcha sin tener en cuenta el daño emocional que esto pueda ocasionar, dejando a la otra persona llena de dudas y desatando la culpabilidad. También puede darse, como apunta la cantante, el “gaslighting”, (o luz de gas) un tipo de abuso en el que la pareja pone en duda la realidad que plantea la otra persona, te desacreditan. “Esto pasa cuando te dicen que estás loca o te hacen creer que lo que dices es mentira”.

“En La vida de Adèle, ella ni si quiera se atreve a preguntar, la protagonista no tiene la capacidad, ni la madurez para preguntar a su pareja si algo va bien o si pasa algo en la pareja. En parte porque está muy enamorada, que es cuando suceden estos círculos de abuso, cuando uno de los dos está muy enamorado”, apunta Saiz.

Cayetana Guillén-Cuervo y las otras dos invitadas a la charla atienden con mucho interés. La presentadora habla de “grandes coordendas” ante las palabras de Saiz, porque “cuando se pone nombre a lo que te está pasando, se destapona la angustia”, añade Guillen-Cuervo.

En la película también se da otro termino, el “benching” (de banco, bench en inglés), cuando Adèle decide alejarse de la relación, pero no puede. De algún modo, Emma sabe que Adèle mantiene con ella una relación de dependencia y lo sabe. “Ahí llega el momento “boomer” (quizá por el nombre del chicle, que no consigues despegarte) en el que cuando intentas salir, de repente esa pareja te manda un mensaje de me he acordado de ti”, dice Saiz. De esa manera te mantiene siempre cerca de su órbita.

'La vida de Adèle' está disponible en RTVE Play

'La vida de Adèle' está disponible en RTVE Play

Falta de educación emocional

Al retomar la relación, como le ocurre a la protagonista de esta película, se da el llamado “honeymoon”, un momento dulce, en el que “como enamorada vuelves a caer, vuelves a esa relación, como Adèle que regresa con ella aunque sepa que no le trata bien. Te dice que eres lo mejor que le ha pasado en su vida y que no te vayas nunca, pero el ghosting no tarda en reaparecer”, añade. Según Saiz hay un patrón en quienes ejercen este poder en los círculos de abusos. Ella habla de personas narcisistas, con grandes egos. “Emma es una persona narcisista que no le deja huir de su círculo de abuso”.

En este sentido apunta que “todas somos Adèle” o, al menos, en un momento concreto de nuestras vidas. “Esto viene precedido porque en esta sociedad no se trabaja la inteligencia emocional, cuando el ego y la autoestima no se trabaja, cuando te sientes solo, enganchas con este tipo de relaciones tóxicas”.