Lo que hay detrás del cartel de los Soles: "Una fusión entre el poder político y los criminales, el sueño de Escobar"
- Estados Unidos ha incluido al grupo venezolano en su lista de organizaciones terroristas
- No es una organización, es una red descentralizada de corrupción, según los expertos consultados
El llamado cartel de los Soles es para Estados Unidos, desde el pasado 24 de noviembre, una organización terrorista extranjera dedicada al narcotráfico que está dirigida por el presidente venezolano, Nicolás Maduro, por el que ya ofrece una recompensa de 50 millones de dólares a cambio de pistas que puedan conducir a su detención.
Desde el Gobierno venezolano han calificado la decisión de "ridícula" y aseguran que ese supuesto grupo no existe y los analistas consultados están de acuerdo. No hablamos de una entidad como, por ejemplo, el cartel de Sinaloa, sino de un sistema de corrupción estatal.
"El nombre del cartel de los Soles surgió a finales de la década de los 90 inspirado en las estrellas doradas que los generales de la Guardia Nacional Bolivariana lucen en sus charreteras", explica Jeremy McDermoth, cofundador de InSight Crime, un medio de comunicación que, desde hace más de una década, recopila las pruebas que vinculan, no solo a alto funcionarios militares, sino también a policías y otros cargos públicos venezolanos con el tráfico de drogas.
Este experto señala también que la denominación del grupo "se utilizaba para describir los diversos elementos sin conexión entre sí de los miembros de las Fuerzas Armadas involucradas en el narcotráfico. Eso ocurrió durante el Gobierno de Hugo Chávez. Nicolás Maduro [presidente desde 2013] heredó esta práctica y la perpetuó".
Tras esto, "ante el colapso económico, la hiperinflación y las sanciones", apunta McDermoth, el actual presidente "aprovechó esta tolerancia hacia la actividad delictiva en el Ejército. Al no tener dinero para pagar a sus generales y a otros mandos, les otorgó acceso a las rentas criminales, ya fueran del narcotráfico, el oro o el contrabando, para que pudieran enriquecerse de esa manera. El trato era, y es, que, a cambio, se mantendrían leales al régimen", resume.
El rol principal de los que participan en esta red descentralizada de corrupción es facilitar el paso de la droga por el país. Para la periodista Sebastiana Barráez, perseguida por el Gobierno venezolano al ser acusada de conspirar contra Maduro, estamos ante algo peor que un cartel: "Hay fusión directa entre el poder político y las redes criminales. El sueño de Pablo Escobar, que fue el gran líder del narcotráfico en Colombia, fue precisamente tener el control político y llegar a las altas esferas del poder. Eso se cumplió en Venezuela".
Barráez afirma no tener duda de la implicación de Maduro. Sin embargo, McDermoth señala que en todos estos años no han encontrado pruebas de que él también se lucre con el narcotráfico: "Es el líder en el sentido de que es el principal artífice de este sistema híbrido de gobierno criminal, pero no coordina los envíos de droga".
La supervivencia del sistema
En lo que sí están de acuerdo todos los analistas entrevistados es en que, precisamente por su naturaleza, acabar con un sistema que no tiene una estructura de mando vertical ni tampoco definida, es muy complicado y no depende, en ningún caso, de que haya un cambio de régimen. "Sacar a Maduro de la ecuación no se va a traducir en que se eliminen estas redes de corrupción que existen y que están muy imbricadas en Venezuela", comenta la profesora asociada de Ciencia Política de la Universidad de Massachusetts-Lowell Angélica Durán Martínez.
La solución para la profesora pasaría por buscar mecanismos de negociación para que a las personas involucradas les pueda compensar abandonar un sistema tan lucrativo: "Muy pocos líderes de las Fuerzas Armadas van a tener ningún incentivo para hacer una transición democrática porque, obviamente, tienen muchos crímenes por los que responder. Entonces hay que pensar de manera, digamos, creativa para crear incentivos para que abandonen las economías ilícitas".
Pero la decisión de Estados Unidos de catalogar a todo el régimen de Maduro como terrorista va en la dirección contraria. No ayuda a cortar la cadena de corrupción porque, a partir de ahora, cualquier actividad financiera que se quiera establecer con el Gobierno de Maduro puede ser considerada como colaboración con el terrorismo, y eso cierra las puertas a que Venezuela pueda recibir ayudas internacionales, tal como explica la profesora Durán. "Elimina otras vías de apoyo y otros tipos de políticas sin, además, tener un impacto claro en el proceso para acabar con este entramado corrupto", concluye.