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El fin del IRA: veinte años de aparente paz para una Irlanda del Norte marcada por su pasado terrorista

  • Entre 1968 y 1998, antes de los acuerdos de alto el fuego, el IRA asesinó a 3.600 personas e hirió a 30.000
  • La consolidación de una sociedad estable en Irlanda del Norte aún precisa de años de reconciliación
20 años del anuncio de Seanna Walsh: el IRA dejaba las armas

A las cuatro de la tarde del 28 julio de 2005, el Ejército Republicano Irlandés (IRA) Provisional anunciaba el fin definitivo de su campaña armada. "Existe ahora una oportunidad sin precedentes de aprovechar la considerable energía y buena voluntad que existe en favor del proceso de paz", afirmaba su comunicado.

La declaración, aunque sobria, poseía un valor incalculable: tras décadas de violencia, el grupo que había sembrado sangre y fuego en Irlanda del Norte renunciaba a la lucha violenta. Incluso 20 años después, su desmovilización permanece en el recuerdo como un punto de inflexión en la historia británica e irlandesa.

Irlanda del Norte: la losa del terrorismo lastra la reconciliación

El final de la denominada "guerra larga" no fue solo resultado del agotamiento operativo del IRA o la eficacia de la contención de Reino Unido e Irlanda. Lo cierto es que la banda terrorista, aun siendo un fenómeno profundamente irlandés, no pudo escapar a los vientos del cambio geopolítico. La culminación de la Guerra Fría en 1989, el retroceso del radicalismo revolucionario, o la implicación diplomática de Estados Unidos ayudaron a configurar los márgenes para su desaparición.

De la independencia frustrada a la campaña terrorista

Para entender el largo conflicto norirlandés, es necesario situarse a principios del siglo XX, cuando la isla de Éire aún estaba sometida al Reino Unido. El levantamiento de Pascua de 1916 configuró el nacionalismo irlandés, y la victoria del partido nacionalista Sinn Féin en las elecciones regionales de Irlanda en 1918 confirmó que el pueblo anhelaba una ruptura definitiva con Londres.

En ese contexto de agitación, la organización paramilitar Voluntarios Irlandeses optó por convertirse en el brazo armado del nacionalismo, dando así origen al IRA. Con la firma del Tratado angloirlandés en 1921, que dejaba el norte de la isla del trébol bajo control británico, el IRA halló su justificación para iniciar una guerra civil en la isla entre 1922 y 1923.

Soldados británicos revisan un arsenal incautado al IRA en Belfast

Soldados británicos revisan un arsenal incautado al IRA en Belfast (julio de 1970) MALCOLM STROUD

En los años posteriores, el fracaso de la integración católica en Irlanda del Norte, sumado a políticas discriminatorias contra este grupo, como el Special Powers Act, alimentó el ciclo de violencia. Mientras los nacionalistas —católicos— se identificaban como irlandeses y aspiraban a la reunificación, los unionistas —anglicanos— se sentían británicos y buscaban mantener el vínculo con Londres.

El profesor de la Universidad de la Reina de Belfast, John F. Fulton, recogía un testimonio de un unionista extremo de la época: "Hay que mantener fuera la influencia maligna de la Iglesia de Roma, que ha hecho de la República [de Irlanda] un país sin Dios, y preservar el Norte para la población protestante".

Las tensiones alcanzaron su punto álgido en 1968, lo que derivó en un conflicto armado que duró hasta 1998. El profesor de Historia Raymond A. Spruance Holloway, definió el periodo, conocido como The Troubles, como “uno de los más sangrientos desde la creación de Irlanda del Norte”.

Policía y bomberos frente elTribunal Penal y la oficina de Reclutamiento del Ejército en Whitehall tras un atentado del IRA

Policía y bomberos frente elTribunal Penal y la oficina de Reclutamiento del Ejército en Whitehall tras un atentado del IRA (8 de marzo de 1973) CENTRAL PRESS

Es en este escenario donde nació en 1970 el IRA provisional, una escisión más decidida a usar la fuerza para alcanzar sus ambiciones nacionalistas. La espiral de violencia, con eventos como la masacre británica de civiles norirlandeses durante el "Domingo sangriento" (1972), consagró las simpatías del republicanismo hacia el grupo terrorista.

Según un estudio encargado por la Comisión de Víctimas de Irlanda del Norte el mismo año del Acuerdo del Viernes Santo, que puso fin al conflicto, el IRA asesinó entre 1968 y 1998 a 3.600 personas e hirió a 30.000. Al menos 6.800 ciudadanos experimentaron la pérdida de un familiar directo.

Declive ideológico y giro hacia la diplomacia

A finales de los años 80 comenzó a resquebrajarse el andamiaje ideológico del republicanismo irlandés. Aunque el IRA mantenía capacidad operativa y apoyo internacional, véase el régimen de Muamar el Gadafi en Libia, su legitimidad estaba en entredicho. El colapso del bloque comunista en Europa del Este y la caída de la URSS evidenciaron que la violencia revolucionaria empezaba a resultar anacrónica. El grupo sufrió una crisis del sentido de su causa: ya no bastaba con resistir, hacía falta justificarlo, y no había razones que lo respaldasen.

Miembros del IRA posan durante un ejercicio de entrenamiento en Irlanda del Norte

Miembros del IRA posan durante un ejercicio de entrenamiento en Irlanda del Norte ALEX BOWIE

Para los republicanos, Gran Bretaña mantenía una presencia en Irlanda del Norte no solo por razones económicas, también estratégicas, al asegurar una parte de la isla para la OTAN. Pero con la desaparición de la amenaza soviética, se desvanecía el argumento de que la región era una pieza clave en el ajedrez geopolítico.

Sin esa narrativa de confrontación global, el Sinn Féin (brazo político del IRA) se vio obligado a replantearse tanto su discurso como su estrategia. En este giro fue clave la intervención de Estados Unidos. En 1994, el presidente Bill Clinton tomó una decisión audaz: conceder una visa al líder de dicha formación, Gerry Adams, para que acudiera al país norteamericano.

Reunión entre dos hombres en trajes oscuros, sentados en sillones de una sala formal con chimenea. Uno lleva una corbata con tréboles, el otro una corbata verde con lunares.

El expresidente estadounidense, Bill Clinton (D) se reúne con el líder del Sinn Fein, Gerry Adams, durante el Día de San Patricio en la Casa Blanca (17 de marzo de 2000) CASA BLANCA

La visita fue un punto de inflexión, pues legitimó políticamente al movimiento y demostró que existía un canal diplomático posible más allá de las armas. El periodista de The Irish Times, Deaglan de Breadun, lo resumió de la siguiente forma: "le gustara o no a Londres, se había producido un cambio fundamental en la política estadounidense que tendría enormes efectos en el futuro".

A esto se sumaba otro factor: el cambio de prioridades en la República de Irlanda. A medida que el país se integraba en la Unión Europea, el viejo sueño de la reunificación empezaba a parecer lejano, incluso incómodo. Irlanda, inmersa en un nuevo ciclo de modernización económica y apertura al capital extranjero, no quería cargar con el coste político y social de un Norte bajo amenaza terrorista.

Pese a que la paz surgió de forma inevitablemente pragmática en 1998, la consolidación de una sociedad estable en Irlanda del Norte aún precisa de años de reconciliación. Con el Brexit, las divisiones políticas y sociales en la región volvieron a agravarse, renovando temporalmente el debate sobre el estatus constitucional de la región.

El 'Brexit' puso de manifiesto la fractura social que aún existe en Irlanda del Norte

Una victoria condicional

El fin de la campaña armada puede verse como una victoria condicional tanto para Irlanda como para el Reino Unido. La paz quedó constituida, pero a cambio de permitir concesiones políticas y una legitimación parcial de actores que, durante años, recurrieron a la violencia. El IRA, que no fue derrotado en el campo militar, se recicló políticamente en el Sinn Féin.

Incluso con el desmantelamiento del IRA Provisional en 2005, el servicio de inteligencia británico MI5 publicó un informe en 2010 alertando que el extremismo republicano no había desaparecido. Aunque debilitado, este permanecía operativo tras la escisión de varias facciones de los Acuerdos del Viernes Santo, como el Nuevo IRA. Uno de sus últimos atentados ocurrió en febrero de 2023, cuando dispararon contra un policía en la localidad de Omagh, Irlanda del Norte.

Comienza la investigación del atentado de Omagh, el más sangriento del conflicto en Irlanda del Norte

El republicanismo moderado ha alcanzado en los últimos años su máximo reconocimiento a través de la política. Pese a que el Sinn Féin entró en el nuevo siglo sumido en el ostracismo, en 2022 se convirtió en la fuerza más votada en Irlanda del Norte, y dos años después la segunda en Irlanda. Pese a que la formación apoya firmemente una Irlanda unida y ha basado históricamente su discurso en este principio, prefirió centrar ambas campañas electorales en preocupaciones cotidianas, como el aumento del coste de la vida y la sanidad.

La líder del Sinn Féin en Irlanda del Norte, Michelle O’Neil, es actualmente la ministra principal en la región. Se unió a la política tras los Acuerdos del Viernes Santo. Gobierna en colaboración con el Partido Democrático Unionista.