Los combates en Sueida y los bombardeos israelíes en Siria dejan más de 600 muertos
- Los enfrentamientos comenzaron el pasado domingo cuando varios drusos sitiaron barrios habitados por beduinos
- La Presidencia siria ha acusado a las autoridades drusas de violar el alto el fuego alcanzado
Al menos 638 personas han muerto en los últimos días en la gobernación de Sueida (sur de Siria) a causa de combates entre milicianos drusos y beduinos respaldados por fuerzas de seguridad, así como bombardeos israelíes en la localidad homónima y Damasco. El Observatorio Sirio de Derechos Humanos ha detallado que 272 víctimas son miembros del Ministerio de Defensa y Seguridad Pública, incluidos 15 muertos por ataques israelíes. También fallecieron tres civiles en el bombardeo israelí al edificio del Ministerio en la capital.
Además, han muerto 217 drusos, entre ellos 71 civiles, cuatro niños incluidos, y 83 ejecutados por fuerzas de seguridad, junto a 18 beduinos implicados en los enfrentamientos. Milicianos drusos ejecutaron a tres civiles beduinos, incluido un menor. Un periodista también perdió la vida en circunstancias no aclaradas.
Los enfrentamientos entre clanes beduinos y grupos drusos en la provincia siria no han dejado de intensificarse incluso un día después del retiro de las fuerzas gubernamentales, según ha informado el Observatorio Sirio de Derechos Humanos.
Los choques, concentrados en el extrarradio occidental de Al Sueida y en la aldea de Surah al Kabira, se han desatado tras el incendio de varias casas drusas en Al Mazraa y Walgha. La violencia ha obligado al cierre del Hospital Nacional de Al Sueida y del Hospital de Al Mazraa debido al colapso de sus servicios.
Los enfrentamientos comenzaron el pasado domingo
El estallido de los combates ocurrió el pasado fin de semana cuando varios hombres armados drusos sitiaron barrios habitados por ciudadanos beduinos, lo que provocó un aumento inmediato de la tensión y los enfrentamientos entre ambas comunidades.
El Observatorio Sirio de Derechos Humanos alertó sobre el clima de pánico y ansiedad que se vive en Sueida, asegurando que la situación podría derivar en un conflicto sectario y regional de mayor envergadura. Las familias beduinas comenzaron a huir de la gobernación para resguardarse de posibles ataques colectivos o represalias indiscriminadas.
La violencia se enmarca en una serie de tensiones históricas y rivalidades comunitarias que se han exacerbado tras la retirada parcial del Ejército sirio, en cumplimiento de un alto el fuego promovido por Estados Unidos. Sin embargo, a pesar de ese acuerdo, algunas tribus beduinas continuaron realizando ataques, mientras que Israel bombardeaba posiciones de milicianos drusos y beduinos, alegando objetivos de seguridad estratégica.
La Presidencia siria acusa a los drusos de violar el alto el fuego
La Presidencia siria acusó el jueves a las autoridades drusas de violar el alto el fuego alcanzado tras la retirada del Ejército. En un comunicado difundido por la agencia SANA, ha denunciado "actos de violencia atroces" cometidos por "fuerzas ilegales" que amenazan la paz civil y empujan al país hacia el colapso de la seguridad.
El presidente de transición sirio, Ahmed al Shara, anunció la asignación de la seguridad en Sueida a facciones locales y jeques religiosos, argumentando que se trataba de una medida necesaria para preservar la unidad nacional y "evitar una nueva guerra a gran escala". Este explicó que retiró sus tropas bajo el entendimiento de que las fuerzas locales no usarían violencia contra civiles. Además, reiteró la importancia de permitir que las instituciones estatales ejerzan su autoridad.
Al Shara prometió exigir responsabilidades por los delitos cometidos, sin importar la afiliación de los responsables. También pidió apoyo internacional para restaurar la estabilidad y denunció la "injerencia israelí" en Siria, asegurando que sus bombardeos solo incrementan el caos y complican la situación regional.
Israel defiende sus bombardeos
Por su parte, Israel ha defendido sus ataques en Siria en los últimos días durante una sesión del Consejo de Seguridad de la ONU. Su representante adjunto, Brett Jonathan Miller, ha justificado los bombardeos como “una obligación religiosa y moral”, citando el libro del Levítico, que ordena no permanecer pasivo ante el derramamiento de sangre del prójimo. Miller ha afirmado que este mandato está consagrado en el código legal israelí y que, por ello, su país "seguirá atacando a militantes yihadistas en el sur de Siria para proteger a su población y sus fronteras".
El diplomático israelí señaló que su país está comprometido a mantener la región sudoccidental de Siria como una zona desmilitarizada, neutralizando las amenazas terroristas en la frontera. También subrayó que Israel tiene la obligación moral de salvaguardar a la comunidad drusa, que cuenta con un importante número de miembros en territorio israelí. Aseguró que Israel no busca involucrarse en la política interna siria, sino "garantizar la estabilidad y evitar que grupos terroristas se asienten cerca de sus límites".
Israel bombardeó el miércoles el Ministerio de Defensa y las inmediaciones del Palacio Presidencial en Damasco, además de realizar ataques contra posiciones en Sueida y Deraa. El Estado judío declaró que sus objetivos son evitar la militarización de la región cercana a su frontera y proteger a los drusos en medio de los enfrentamientos.
Netanyahu también continúa su ofensiva sobre Gaza, que este jueves ha sufrido un bombardeo contra la Iglesia de la Sagrada Familia en Gaza, la única católica en el enclave. Las Fuerzas de Defensa de Israel también han atacado el municipio de Qabrija, en el sur de Líbano, dejando al menos dos muertos, según han indicado las autoridades de este país.
Un vacío de poder y de seguridad
La violencia sectaria en Al Sueida ha provocado el desplazamiento de casi 2.000 familias, según la ONU, que advierte sobre un posible deterioro humanitario si persisten los enfrentamientos y bombardeos. Inicialmente, los choques involucraron a la minoría drusa y a clanes beduinos, pero la intervención de fuerzas gubernamentales abrió un nuevo frente de batalla, incrementando las tensiones militares y políticas en esta región mayoritariamente drusa que históricamente ha mantenido autonomía respecto a Damasco.
Tras la caída de Bachar al Asad, las autoridades sirias enfrentan graves problemas de seguridad, con conflictos de tinte sectario y rivalidades entre grupos locales que desafían el control estatal, pese a las promesas de estabilización del presidente de transición Ahmed al Shara.
La comunidad drusa participó activamente en el derrocamiento del expresidente sirio, Bacha Al Asad, pero mantiene una relación tensa con el nuevo gobierno islamista liderado por Hayat Tahrir al Sham, negándose a permitir la entrada de tropas regulares en Sueida. Esta negativa, sumada al avance de facciones armadas y al vacío de poder, ha facilitado la intervención externa y agudizado el riesgo de un conflicto sectario de mayor escala.