La ultraderecha fracasa en Torre Pacheco: “Ahora se irán y nosotros nos quedamos a reparar las heridas del odio”
- La convocatoria de este martes no alcanzó a reunir más de un centenar de personas
- El despliegue de más de 130 agentes de seguridad cerca la violencia tras cinco días de máxima tensión
En Torre Pacheco la ultraderecha ha fracasado. Este martes por la tarde medía su pulso en una convocatoria a la que acudían menos de cien personas. Había más prensa que manifestantes. La localidad murciana nunca antes había sido escenario de tantos drones, controles y antidisturbios. Sus vecinos respiran cierto alivio, tras una noche en el que se temían lo peor. “Algunos son del pueblo, pero la mitad son de fuera”, dice en voz baja una vecina que quería enterarse de lo que estaba pasando. Algunos seguían la manifestación desde sus balcones.
Más de 130 agentes antidisturbios habían sido desplegados por toda la localidad. Un fuerte dispositivo rodeaba la Plaza del Ayuntamiento, mientras se cortaba el acceso a varias entradas del barrio de San Antonio, habitado por una mayoría magrebí. Tanto en un lado como en el otro la población estaba preocupada. Los manifestantes gritaban consignas como “Pedro Sánchez, hijo de puta” o “¡viva España!”, pero no mencionaron a la población migrante.
Un grupo de manifestantes en la convocatoria de la ultra derecha en Torre Pacheco EP/Edu Botella
Antes de que comenzase la manifestación, las calles de Torre Pacheco ya se habían vaciado. La gente lleva días recogida y con miedo. “Hoy es el primer día que salgo, tenía mucho miedo. Ojalá esto se termine pronto”, explica Elena, una joven pachequera de 30 años que ha cambiado sus planes para comer con su prima porque el sitio al que iban estaba cerrado, como prácticamente todos los comercios y los bares en la plaza del viejo ayuntamiento. En el único restaurante abierto, la terraza está ocupada principalmente por periodistas.
El miedo ha vencido en las calles de este pueblo que asiste incrédulo a uno de los episodios más violentos de su historia. “Me impresiona ver todos los comercios cerrados”, dice Elena, de las pocas vecinas que accede a hablar a la prensa. “Tengo mucho miedo”, dice y es la frase más repetida por los vecinos de origen español en el centro del pueblo. Ella ha nacido aquí, está estudiando unas oposiciones para trabajar en un colegio y su deseo es quedarse. “Nunca había pasado y aquí siempre hemos convivido con la migración”, reconoce. La diversidad cultural es una seña de identidad de esta comarca agrícola, atrae a muchas personas migrantes para trabajar en el campo.
“Tengo mucho miedo”
Elena cree que lo que ha ocurrido no tiene que ver con las personas migrantes que acaban de llegar, sino que la ciudad se ha sometido a una batalla campal entre personas de extrema derecha y jóvenes magrebíes nacidos en Torre Pacheco tras la agresión a Domingo, un vecino de 68 años a manos de tres jóvenes de origen magrebí. El Juzgado de Instrucción número 5 de Donostia-San Sebastián acordaba este martes el ingreso en prisión provisional y sin fianza del joven detenido este lunes en Renteria, Guipúzcoa, sobre el que pesaba una orden de arresto por su presunta relación con la agresión al anciano.
Estos días Elena no puede concentrarse en su oposición y está al tanto de todas las convocatorias y de las declaraciones de unos y otros. “En cuanto coma, me voy a ir a piscina a seguir lo que pasa a través de un canal de YouTube”; dice que así se aleja de su casa, ubicada junto a la plaza, lugar de la cita de los agitadores.
Tiene el móvil en la mano y enseña el vídeo de algunos agitadores ultras que calientan la convocatoria para emprender “patrullas vecinales” e incentivar a los suyos salir a las calles. Elena dice que son estos perfiles “de gente de fuera” que le preocupan. “Esta gente no representa a Torre Pacheco y vienen de fuera a provocar”, asegura. Tristeza es el sentimiento que más repite entre los vecinos que se suma a la incertidumbre por si la “guerra no termina”, dice ella. “Es una lucha entre hombres jóvenes”, interrumpe la prima, que prefiere no desvelar su nombre.
Será un reto reconducir Torre Pacheco hacia la normalidad. La tensión tardará en diluirse y la grieta social será difícil de reparar. Se ha producido una ruptura y una desconfianza en las dos partes. “Los jóvenes de origen magrebí han sido también muy violentos en mi calle, les vi reventar un coche”, asegura. Reconoce que a ella nunca le han molestado hasta ahora, pero que no tiene amigos magrebíes, ni se juntan. Son dos mundos paralelos que a partir de ahora se separarán más.
“Nosotros solo pedíamos seguridad”
Ahora tienen miedo de todo y sobre todo, de las redes sociales. “Nos da miedo que nos incluyan en sus bandos”, concluye. Hay una parte de la población que se muestra preocupada por cómo se ha ido asentando una política de guetos en la localidad. “Ellos tienen su barrio, con sus costumbres y su vida y nosotros, lo nuestro”, dice María, una señora de 50 años que ha salido a cenar tras ver que en la manifestación se quedaba en nada. “Nosotros solo pedíamos seguridad”, dice alegando que se sentían abandonados por las autoridades ante robos y peleas entre jóvenes. Lo cierto es que según el Balance de Criminalidad del Ministerio del Interior, entre 2019 y 2024 los delitos han subido un 38–40 % (de 1.218 a 1.940 infracciones anuales) en Torre Pacheco.
Agentes de la Guardia Civil patrullan las calles casi vacías de Torre Pacheco
Además, todo esto se produce en un contexto muy favorecido por la desinformación y por el auge de las redes sociales. Muchos confiesan que se informan por grupos de WhatsApp y otras redes. La investigación Mapeando la Intolerancia concluye que las personas jóvenes tienen muchos prejuicios hacia las personas LGTBI y hacia las personas musulmanas. “Llevamos cinco años viendo cómo es una tendencia que aumenta y en esta región hay muchas personas musulmanas”, explica María Pina Catillo, doctora en Educación e investigadora en Columbares y presidenta de Red Española Contra los Delitos de Odio y la Infradenuncia (REDOI). La investigadora considera que estos prejuicios se deben a varios factores como la vivienda, la educación y sobre todo la pobreza. “Se trata de discursos que se han legitimado y normalizado. Ahora hay vecinos a los que no les da pudor hacer señalamientos racistas, hace un tiempo esto no ocurría”, explica.
El elemento clave que ha desatado este escenario es la polarización del discurso del odio a nivel político y en las redes. “Se ha creado un movimiento que está tomando mucha fuerza y no se da imagen de todo lo que ocurre, más bien de una realidad muy polarizada”, explica. Dice que esto provoca reacciones de violencia que llegan después de años de la canalización del discurso racista y xenófobo. “Los jóvenes son mucho más vulnerables ante la posverdad y la desinformación. En el caso de los jóvenes, no se educa el pensamiento crítico y no se controla lo que consumen nuestros jóvenes. Se está sembrando el miedo. Este escenario solo beneficia a unos pocos”, asegura Pina Catillo.
El canal que instigaba a la "cacería" del inmigrante
Es importante que se pronuncie y actúe la justicia. Este martes, la Guardia Civil ha detenido en Mataró (Barcelona) a un líder del grupo ultra 'Deport Them Now UE', cuyo nombre en inglés se traduciría como "Deportadlos Ahora". Se trata del mismo grupo que difundió el comunicado que instigaba a la "cacería" del inmigrante en Torre Pacheco. Según el Ministerio del Interior, el detenido, que este miércoles pasará a disposición judicial, tiene 29 años y responde a las iniciales C.L.F., está acusado de un delito de incitación al odio y de ejercer labores de dirección dentro de este movimiento de carácter supremacista xenófobo. Además, se ha procedido al cierre de acceso al canal de Telegram utilizado por este grupo para difundir el comunicado de incitación al odio.
Con esta ya son 14 las detenciones practicadas por los altercados racistas ocurridos en la localidad murciana. De hecho, los vecinos lo que piden es que hable la justicia. La convivencia, recuerdan, cuesta mucho construirla. “Ahora se irán y nosotros nos quedamos a reparar las heridas del odio”, concluye Elena.