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La Universidad de Barcelona abre una investigación al catedrático acusado de tener sexo con becarias

  • La UB también le suspende cautelarmente como profesor emérito
  • Lo hace después de que el rector se haya reunido con las abogadas del grupo de las catorce mujeres
Fachada de la Universidad de Barcelona.
Fachada de la Universidad de Barcelona. Foto: Getty

La Universidad de Barcelona (UB) ha anunciado que abrirá una investigación para esclarecer la denuncia de catorce mujeres que señalaron al catedrático emérito de la UB Ramón Flecha por mantener relaciones sexuales con alumnas, becarias y subordinadas en el grupo de investigación CREA (Comunidad de Investigación sobre Excelencia para Todos, por sus siglas en inglés). También suspende al catedrático temporalmente como profesor emérito.

El anuncio se ha hecho después de que el rector de la UB, Joan Guàrdia, se haya reunido con las abogadas del grupo de las catorce mujeres que iniciaron las denuncias. El objetivo es que la UB inicie una investigación para esclarecer las situaciones de "coerción sexual, abuso de poder, acoso sexual, violencia psicológica y explotación laboral" que han descrito las denunciantes y más personas en un escrito enviado al rector y en los reportajes publicados por cuatro medios, RTVE Noticias, Ràdio 4-RNE, elDiario.es e InfoLibre.

En ellos, las mujeres describen cómo Ramón Flecha, quien era profesor, director de tesis o su superior en CREA, les ofrecía becas en el grupo de investigación, estancias en universidades internacionales, les preguntaba por los detalles de sus relaciones sentimentales y sexuales y quedaba con ellas fuera del ámbito académico, hasta que la relación derivaba en acercamientos íntimos y relaciones sexuales.

"El viernes 11 de julio, finalmente, la Universidad de Barcelona recibió la denuncia formal de estas abogadas, donde se relatan una serie de conductas muy graves por parte de CREA, de su líder y otros miembros de ese grupo. Once personas describen conductas de tipo sexual, vejatorias e intimidatorias, que no solo son intolerables y contrarias al Código Ético de la Universidad, sino que, si se confirman, podrían ser delictivas", ha afirmado la UB en un comunicado este martes.

La Universidad también asegura que su posición es de "rechazo frontal" a cualquier caso de violencia, acoso o maltrato; y se ha comprometido a "actuar sin demora, con plenas garantías y con toda la contundencia" para aclarar las acusaciones contra el catedrático. También han decidido anular su acceso al dominio y correo corporativo del centro, y apartarlo de cualquier representación institucional.

Flecha se define a sí mismo en X como el "científico número 1 (ranking mundial) en violencia de género" y, precisamente, la violencia de género es una de las principales líneas de investigación de CREA.

Tanto las representantes de las catorce víctimas como la Assemblea Feminista de la UB, formada por Personal de Administración y Servicios (PAS) y Personal Docente e Investigador (PDI), han estado reclamando a la Universidad de Barcelona que investigue de oficio de forma inmediata.

"Todos los rectores conocen las prácticas de Flecha en CREA"

La Assemblea Feminista de la UB, en una carta abierta, pidió que se investiguen "también los antecedentes documentados por la universidad desde 2004". El grupo de investigación, con Flecha a la cabeza, ha recibido denuncias internas en 2004 y en 2016, que la universidad ha enviado a Fiscalía. La propia UB llevó a cabo una investigación hace 21 años que documenta, con quince testimonios, que había “injerencias muy intensas en la vida privada de sus miembros" y se daban "conductas que las personas afectadas han vivido como un acoso sexual”.

Testimonios que prefieren mantenerse en el anonimato, cuentan que, desde 2004, "todos los rectores conocen las prácticas de Flecha en CREA". Según las pruebas documentales a las que ha tenido acceso RTVE Noticias, ha habido reuniones con todos los rectores, incluido el actual, y miembros del rectorado.

En alguna de esas reuniones formales, personas que han estado en CREA -como consta en la documentación- han explicado que "las alumnas son captadas" con perfil de chica "porque hay un componente sexual detrás". Así, Flecha, cuentan estas fuentes, "consigue disponer de un número elevado de chicas jóvenes para satisfacer sus necesidades".

En esos encuentros, las personas asistentes han remitido a los rectores de la UB a repasar los expedientes de la Fiscalía. En ambos, una de las mujeres entrevistadas, exmiembro de CREA, explica que tuvo relaciones sexuales con Flecha y que él mismo le manifestó que "mantenía relaciones abiertas con varias chicas". Esta testigo narra que una compañera le confesó tener relaciones con el entonces director de CREA y que llegaron a la conclusión de que más mujeres del grupo habían estado con él.

Por otro lado, subrayan que los rectores que hubo hasta 2006 sí "intentaron afrontar seriamente el problema", como es el caso de Màrius Rubiralta, que exigió a Flecha en una carta que cesara ciertos comportamientos. Flecha renunció como director de CREA poco tiempo después. En ese sentido, lamentan que, posteriormente, dicen, "no hayan hecho nada, como mucho escucharnos".

Tres décadas de coerción sexual y control

En los reportajes publicados con los testimonios más recientes, las mujeres relatan que recibían continuas ofertas de Flecha para integrarse en el grupo CREA. También preguntas íntimas sobre sus relaciones sexuales y sentimentales, y, finalmente, en muchos casos, un contacto físico que desembocaba en relaciones sexuales. Según estos relatos, Flecha les revelaba que se producían con varias de ellas simultáneamente.

En ese sentido, hay vivencias como la de Virgínia, que siendo becaria en CREA después de segundo de carrera, recuerda que tras salir una noche a tomar algo con él, una vez en casa de Flecha: “Se me tiró encima y no recuerdo nada más. Mi voluntad no era tener sexo con él”.

O la de Àngela, que tras años de conocer al sociólogo, finalmente tuvo relaciones íntimas con él: “No había otra escapatoria que enrollarme con él. Me creí que estaba enamorada. Al mismo tiempo, tenía miedo y no podía hablar con nadie. Me disocié. Estaba totalmente confundida”.

Otra denunciante, Ruth, cuenta que “veía a otra gente haciéndole masajes en su casa”. “Ibas a ver la tele, a escribir un artículo y decía, ‘¿me das un masaje?’. Y se lo dabas con la camiseta, o a veces se la quitaba”.