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El paso de Hemingway por San Fermín: mitos y certezas del Nobel estadounidense

  • El autor de 'El viejo y el mar' visitó los sanfermines en nueve ocasiones
  • Su paso por el hotel La Perla y el café Iruña están rodeados de mitos
San Fermín 2025: todo sobre el  paso Hemingway por Pamplona
Estatua de Ernest Hemingway en el café Iruña de Pamplona EFE
ANTXON GÓMEZ LANDAJUELA*
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Ernest Hemingway visitó Pamplona en julio de 1923. Tenía un interés manifiesto por la tauromaquia y alguien le dijo mientras vivía en París, según cuenta el escritor navarro Miguel Izu, que había una fiesta taurina muy importante allí. Se enamoró de los sanfermines y escribió un libro, The sun also rises (Fiesta, en España), que se convirtió en un clásico y popularizó la celebración en Estados Unidos. Visitó en nueve ocasiones la capital navarra para disfrutar de San Fermín.

El paso de Hemingway por San Fermín: mitos y certezas del Nobel estadounidense

Varias ediciones de "Fiesta", la novela de Hemingway inspirada en San Fermín Carola Frentzen / Getty Images

Miguel Izu escribió, en 2019, Hemingway en los sanfermines. Relata en detalle (y, según cuenta el autor, aludiendo a todo tipo de fuentes, desde cartas personales del escritor hasta hemerotecas de prensa nacional e internacional) el paso del premio Nobel por las fiestas navarras por excelencia. También desmiente varios mitos y leyendas sobre sus días en Pamplona.

No fue el primero ni el único en relatar los sanfermines

El primero de los mitos: "Que las de Pamplona solo eran unas fiestas de pueblo más hasta que Hemingway escribió sobre ellas". Según Izu, ni fue el primero en escribir sobre San Fermín ni la fama de las fiestas puede achacarse, exclusivamente, a su acción. La primera novela sobre San Fermín, que se publicó en 1925, es El barrio maldito, de Félix Urabayen, un escritor navarro.

"Sin Hemingway, San Fermín sería muy parecido a lo que es ahora"

Izu cree que "sin Hemingway, San Fermín sería muy parecido a lo que es ahora". Afirma que la afluencia de turistas ya había empezado antes de que el entonces corresponsal del periódico canadiense Toronto Star corriera por primera vez un encierro. "Ya a finales del siglo XIX, se hablaba de que San Fermín estaba masificado [por la afluencia de foráneos]", relata, y añade que "los sanfermines no son famosos porque los visitara Hemingway, sino que fue a San Fermín precisamente porque era una celebración con renombre".

Dice que ha habido otras razones de peso para la popularización de las fiestas: "La culpa la tiene Napoleón III". El mandatario francés construyó una casa de verano en Biarritz, en el País Vasco francés, donde se alojaba junto a su mujer y otros cortesanos que, desde allí, empezaron a peregrinar a San Fermín. Otro de los responsables de la popularización de las fiestas, cree Izu, es el ferrocarril que, cuando comenzó a conectar ciudades, facilitó el desplazamiento de visitantes a la capital.

Un republicano en la España franquista

Hemingway siempre demostró una inclinación política a la izquierda. Había sido corresponsal en España durante la Guerra Civil y escrito Por quién doblan las campanas, una obra sobre el conflicto, narrada desde el lado republicano, que no dejaba en buen lugar a los sublevados. Para esa época había dejado de lado la tauromaquia en favor de otros intereses.

20 años después, en 1953, en plena época de aperturismo del régimen franquista, a Hemingway se le reavivó la llama de los toros. Solicitó en la embajada española de La Habana, donde residía, permiso para visitar de nuevo Pamplona para unos nuevos sanfermines. Se lo concedieron con la condición de que no hablara de política ni concediera entrevistas.

Según Miguel Izu, "Hemingway se dejó hacer". A pesar de que era contrario al franquismo, acató las normas que le imponía para poder visitar España: "Vieron que hacía caso y le empezaron a cubrir en medios, a dar fama en el país... Incluso le editaron novelas en español". Para su última visita a San Fermín, en 1959, el Nobel era ya una celebridad. "La mayoría de fotos suyas que hay en Pamplona son de ese año", cuenta Izu.

Los mitos del café Iruña y el hotel La Perla

El autor de El viejo y el mar es famoso por tener una vida alocada y una persistente afición a la bebida y otras actividades fiesteras. Según Izu, esa faceta del premio Nobel relucía especialmente los julios pamploneses: "Aquí no escribía, estaba a otras cosas", aunque cuenta que sí "tomaba algunas notas", como relataba en cartas a su familia.

Cuenta Miguel Izu que la vieja leyenda que dice que las primeras líneas de fiesta salieron de una mesa de mármol del café Iruña es falsa: "Empezó a escribir la novela el 13 de julio, en el tren de camino a Madrid, una vez terminadas las fiestas". Hoy día, una estatua de bronce de un Hemingway mayor, barbudo, decora una de las barras del café Iruña.

El paso de Hemingway por San Fermín: mitos y certezas del Nobel estadounidense

Terraza del café Iruña, en Pamplona SvetlanaSF

Cuenta Izu que "la leyenda tiene parte de verdad", pues el Nobel era cliente habitual del establecimiento durante los años 20 pero, en sus últimas visitas, en los 50, "le había cogido manía" y ya no pasaba por allí. "Por tanto, la estatua que lo presenta viejo, con barba, debería en realidad mostrarlo joven" pero es que, dice, "la imagen que conocemos (la que más vende) del escritor es aquella de la barba".

Hemingway durmió una sola noche, en el año 1924, en el hotel La Perla de Pamplona. No la primera vez que visitó la ciudad, en 1923, ni a lo largo de los años, según Izu, que relata la primera pernocta del escritor en San Fermín: "Cuando llega el 6 de julio de 1923, se encuentra que no hay ninguna reserva en el hotel La Perla y le ofrecen una habitación pequeña, incómoda y cara que no le convence. Pero la dueña del hotel les consigue otra habitación, no en el hotel, sino en una casa particular de Pamplona".

El paso de Hemingway por San Fermín: mitos y verdades del premio Nobel

Suite 201 de La Perla, la habitación donde, según el hotel, durmió Hemingway EFE / Jesús Diges

El año siguiente reservó múltiples habitaciones en el hotel para él y amigos suyos (entre los que se encontraba el también escritor John Dos Passos). Durmió allí la primera noche y, la segunda, cambió al hotel Quintana donde, le habían dicho, se hospedaban algunos toreros. Allí entabló amistad con Juanito Quintana, dueño del lugar. El hotel Quintana fue su dormitorio sanferminero en seis de sus nueve visitas a la ciudad.

* Antxon Gómez Landajuela es alumno del máster de Reporterismo Internacional de la UAH con el Instituto de RTVE. Este artículo ha sido supervisado por la redactora jefa de Sociedad, Lucía Rodil.