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Las charangas, el latido musical de las calles pamplonesas en San Fermín

  • Algunos pasacalles los organizan las peñas y otros los gestiona el Ayuntamiento
  • Hay poca representación femenina en charangas, aunque es algo que está cambiando
San Fermín 2025: las charangas, el latido musical de las calles pamplonesas
Gente bebiendo y disfrutando de la música de una charanga en San Fermín David Domench / Europa Press
ANTXON GÓMEZ LANDAJUELA*

Desde el icónico "uno de enero, dos de febrero…" de la escalerica que anuncia la cercanía de los encierros al "Pobre de mí" que entona con melancolía el final de las fiestas, pasando por los gaiteros que, el día del chupinazo, tocan, estoicos, entre una multitud agitada, San Fermín es una celebración plagada de escalas, notas e instrumentos de todos los tonos y colores.

Y es en el corazón de Pamplona, entre sus calles, callejones y avenidas que suena sin descanso, del 7 al 14 de julio, el latido de la ciudad: los metales, maderas y percusión de las charangas. Al menos 16 grupos de unos 12 instrumentistas animan mañana, tarde y noche a los millones de sanfermineros de camisa blanca y pañuelo rojo.

Las charangas son pequeños grupos de música callejera (voluntarios, contratados por peñas o por administraciones) que pasean a la vez que tocan, normalmente, en fiestas patronales. Los ciudadanos los acompañan mientras serpentean por las calles haciendo sonar música popular y de moda. Versionan con sus instrumentos las canciones famosas del momento. Entonan las melodías con percusión y viento y no tienen cantantes (aparte de quienes, espontáneos, corean a su alrededor).

Txarangas peñistas, cómo organizar 16 fuentes de vida callejera

Estitxu Busto es presidenta de La Jarana, una de las 16 peñas que trabajan de forma voluntaria para dar color a San Fermín. Cada una tiene su propia charanga. La organización de 300 personas llevó a cabo, hace cuatro años, el proceso de selección de su banda musical: "Se les lleva a tocar a algún acto de la peña y luego se pregunta a los socios qué les ha parecido". "Normalmente, cuando se contrata una charanga para una peña, ya no cambia", explica.

sin charanga no hay peña y sin peña no hay charanga

La simbiosis peña-charanga, cuenta la presidenta, es crucial pues "sin charanga no hay peña y sin peña no hay charanga", los unos ponen el dinero y la organización y los otros el ambiente, la fiesta. De hecho, "se les contrata para más cosas aparte de San Fermín", celebraciones como el día de la peña. De hecho, algunas peñas, como La Jarana, dan opción a los integrantes de la charanga a que se conviertan en socios de las organizaciones.

Cada peña costea su propia charanga. Tienen ayudas del Ayuntamiento, sí, pero también dependen de las contribuciones de los socios y de la gente. La Jarana, en ocasiones, abre al público para "convertir [el local de] la peña en bar, ponemos música, damos cenas, bebidas…" para recaudar y poder financiar la contratación de charangas y otras actividades, además de solucionar problemas como "arreglar una gotera que nos salió hace poco".

Las charangas, el latido musical de las calles pamplonesas en San Fermín

Una charanga, tocando en corrillo una noche de fiesta sanferminera Pablo Blazquez Dominguez / Getty Images

Cada organización, entonces, tiene su pasacalles particular. 16 de ellos, en total, sin contar los contratados por el Ayuntamiento. En una ciudad donde la fiesta sanferminera se concentra en el Casco Viejo, tantos grupos juntos pueden converger, fundirse, mezclar a demasiada gente y provocar "un colapso", cuenta Busto, "sobre todo el día siete, cuando más gente hay". Para evitar ese tipo de situaciones existe la Federación de Peñas.

Las peñas mandan su recorrido a la federación, que estudia y compara las propuestas. En caso de que haya muchas coincidencias en calles y bares, se manda a las organizaciones a cambiar el curso de sus pasacalles. "Se tiene mucho cuidado", dice Estitxu, que destaca la dificultad de organizar los sanfermines: "Hay que pedir permiso al Ayuntamiento para las salidas, las comidas en la calle… No es como antes, que salías y ya está".

Las charangas, el latido musical de las calles pamplonesas en San Fermín

Dos hombres tocan la guitarra en una comida de peñistas en San Fermín Pablo Blazquez Dominguez / Getty Images

Estitxu Busto es la tercera mujer en presidir su peña. Cuenta que, por ser una mujer en una posición poderosa, le han llegado comentarios desagradables. Su filosofía en estos casos es la indiferencia: "Haces caso nulo y sigues adelante". San Fermín es "una fiesta llena de tradición, para lo bueno y para lo malo" y hay aspectos de la celebración, dice, que han estado tradicionalmente llevados por hombres, entre ellos, las charangas.

Mujeres armadas con instrumentos de acero, madera y percusión

Alaiz Barrena es una de las músicas que, percusión mediante, da vida a San Fermín. Ella y otras 21 mujeres decidieron, hace tres años, ser la representación femenina que, cuenta, falta en el mundillo de las charangas. Goxo Txaranga es el único grupo navarro de su tipo, hoy día, formado única y exclusivamente por mujeres. Las músicas navarras salen a las calles armadas con tres trompetas, dos saxofones, dos trombones, tres instrumentos de percusión y un helicón.

Han animado fiestas de todo tipo alrededor de Navarra, País Vasco, La Rioja y Burgos, pero San Fermín siempre es diferente, cuenta la percusionista, "sobre todo por la cantidad de gente". También por el ambiente: "Todo el mundo anda buscando charangas, se sabe que hay muchísimas por toda la calle y se busca eso". Ya han tocado este año en Pamplona, el pasado 6 de junio, durante la fiesta de la "Escalerica" y llevan tres años haciendo retumbar Pamplona: "Nos contratan del ayuntamiento, de organizaciones feministas…".

Nos han llegado a escribir madres de chicas que, gracias a vernos a nosotras, se han animado a coger instrumentos de charanga

"No la creamos [la charanga] con la intención de hacer una competencia directa [con los hombres], ni mucho menos", cuenta Barrena. Tratan de visibilizar a las mujeres, dice, para que "no nos tenga que sorprender que haya una charanga íntegramente formada por mujeres, que dé absolutamente igual si hay chicas y chicos al 50% o si es al 80-20... Da igual, como si son todo chicas o chicos, si son todos chicos y una chica…". Normalizar, en definitiva, la presencia femenina en los pasacalles.

Las charangas, el latido musical de las calles pamplonesas en San Fermín

Una mujer chistulari, durante el chupinazo que da inicio a las fiestas Eduardo Sanz / Europa Press

Alaiz y compañía son, además, la motivación para jóvenes aspirantes a músicas: "Nos han llegado a escribir madres de chicas que, gracias a vernos a nosotras, se han animado a coger instrumentos de charanga". También han recibido mensajes de apoyo, las han animado a seguir "diciéndonos que ya hacía falta [una charanga de mujeres]".

Existe un precedente, Nesken Txaranga –charanga de las mujeres, en euskera– que ya hace unos años decidió formar un grupo como el de Alaiz. Aun así, como "no se pudo mantener íntegramente formada por mujeres" y "había pocas mujeres instrumentistas, más aún instrumentistas de charanga", cuenta Barrena, la banda acabó por disolverse.

* Antxon Gómez Landajuela es alumno del máster de Reporterismo Internacional de la UAH con el Instituto de RTVE. Este artículo ha sido supervisado por la redactora jefa de Sociedad, Lucía Rodil.