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San Fermín 2023

Cien años de la primera visita de Hemingway a San Fermín: así fue su llegada a los encierros de Pamplona

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Años de Hemingway en San Fermín: El escritor junto con varios amigos en la Plaza del Castillo de Pamplona
Ernest Hemingway, a la izquierda, junto a amigos en la Plaza del Castillo de Pamplona, en sus primeros años en los encierros.

El escritor estadounidense Ernest Hemingway visitó por primera vez los encierros de San Fermín el 6 de julio de 1923 cuando tenía 24 años y ya era conocido en su país como corresponsal. Hace casi cien años, en su primera noche en la Plaza del Castillo, el genio de la literatura pudo tener el primer contacto con la fiesta y dio inicio en torno a su figura a toda una fuente de mitos y leyendas. "Todos los carnavales que conocía yo empalidecían con aquella fiesta", llegó a afirmar el Premio Nobel.

"Le gustó tanto que volvió varios años, no solo por los toros, porque le gustó la fiesta, el encierro, todo", cuenta a RTVE.es el autor pamplonés Miguel Izu, protagonista junto al periodista taurino Koldo Larrea y el profesor y crítico literario José Luis Martín Nogales de la mesa redonda 'Hemingway en Pamplona: mitos y leyendas', que abrió en junio el ciclo organizado por el Ayuntamiento de Pamplona con motivo del centenario de la visita del escritor.

En realidad, Hemingway ya había estado antes, en la primavera de 1923, en varias corridas de toros, en plazas como la madrileña de Aranjuez, apunta Koldo Larrea, y fruto de esa experiencia de ver los toros por primera vez en la calle en San Fermín escribió un reportaje, como corresponsal del periódico canadiense The Toronto Star, que se publicó el 27 de octubre de ese mismo año.

"Le había entusiasmado", apunta Izu, y cuando le hablaron de los encierros que iban a celebrarse en julio en Pamplona no lo dudó y se fue allí con su primera esposa, Elizabeth Hadley Richardson. En este artículo afirma: "Pamplona es el lugar más divertido que jamás se haya visto".

Los toros de San Fermín, el germen de Fiesta

La experiencia inicial de Hemingway en San Fermín fue el germen de Fiesta, su primera novela -publicada en 1926- que comenzó a escribir en sus anotaciones en el viaje en tren de vuelta a Madrid, señala Koldo Larrea. "Fiesta lo comienza a escribir en el tren, cuando abandona Pamplona rumbo a Madrid, donde cuajó la obra", explica Koldo Larrea.

Foto del ejemplar de la obra Fiesta, del escritor estadouniense Ernest Hemingway edición de José Janés de 1955 dedicado a su amigo Juanito Quintana ueño del Hotel Quintana, de Pamplona, donde el autor se hospedaba habitualmente

Foto sin fecha del ejemplar de la obra Fiesta, del escritor estadouniense Ernest Hemingway, edición de José Janés de 1955, dedicado a su amigo Juanito Quintana, dueño del Hotel Quintana, de Pamplona, donde el autor se hospedaba habitualmente. EFE/Archivo Castillo Puche

Mientras vive en París (de 1923 a 1927), Hemingway sigue volviendo a los Sanfermines cada año, pero luego se traslada a vivir a los Estados Unidos, por lo que empieza a espaciar más sus viajes a Pamplona.

Aún así, regresó a Pamplona en 1929 y en 1931, cuando en un ambiente ya más politizado dejó patente su apoyo a la Segunda República (que acababa de empezar) y sus diferencias con el torero español Cayetano Ordóñez -padre de Antonio Ordóñez y abuelo de los diestros Cayetano y Francisco Ribera- al que llamó "cobarde" pese a que había entablado con él una "bonita amistad", explica Koldo Larrea.

Se cierra entonces la primera etapa de Hemingway en Pamplona, aunque el escritor no dejó de volver a España, y de hecho estuvo como corresponsal durante la Guerra Civil española.

Ya había cierta masificación

Cuando Hemingway visitó Pamplona por primera vez en 1923 el recorrido de los encierros era el mismo que en la actualidad, la plaza de toros, cuyo centenario se cumplió en 2022, se había inaugurado solo un año antes, después de que un incendio destruyera la primera. La nueva plaza contaba con una capacidad de 13.500 espectadores, recuerda Koldo Larrea, que recoge la historia del coso pamplonés en su libro.

"La diferencia, sobre todo, era el número de corredores, en aquella época había bastantes menos, pocos en los primeros tramos, pero curiosamente sí que había ya bastante gente en el tramo final de Estafeta y la entrada a la plaza de toros. De hecho, en el primer encierro, el 7 de julio de 1922, ya hubo un primer montón", señala Izu, autor de Hemingway de los Sanfermines.

El escritor estadounidense vio los encierros en la plaza de toros de Pamplona, donde conoció las vaquillas o novillos embolados, que es lo que más le gustó. Las fotos de entonces de la suelta de las vaquillas de aquellos años 20 ofrecen ya un ruedo bastante lleno de gente. "Un pelín de masificación empezaba a haber", asegura Izu, que recuerda como a partir de la década de 1870, al inaugurarse el ferrocarril desde Francia, podían llegar ya más turistas, no solo de las poblaciones próximas, sino también del extranjero.

El escritor Hemingway con el capote en una de las sueltas de vaquillas en los Sanfermines de los años 20

El escritor Hemingway (con panalón blanco) en una de las sueltas de vaquillas en los Sanfermines de los años 20. Foto cedida por José Luis Larrea Apezteguía

Hemingway volvió en 1924 a Pamplona con su primera mujer Elisabeth Hudley y varios amigos y "se dice que ese año corrió por primera vez el encierro", apunta Larrea, que recuerda como el 8 de julio de 1924. cuando se soltaron las vaquillas tras el encierro, trató de sujetar a un novillo embolado por los cuernos y este le pegó. "además de un gran revolcón. una buena paliza", recuerda Larrea. Ese fue su "particular bautismo de sangre", que le costó dos o tres duros de multa, recoge José María Iribarren en su libro Hemingway y los Sanfermines.

Aparecieron titulares al día siguiente en el periódico The Toronto Star y en otros diarios asegurando que un toro había corneado a un periodista en las fiestas de Pamplona. Cuenta Iribarren en su libro que esa información fue creciendo un años más adelante, y se tergiversa tanto que se llega a decir que el "admirador máximo de nuestra fiesta nacional logró torear en una corrida".

Primer muerto en los encierros en la plaza de toros

Hemingway pudo vivir de cerca la primera muerte por asta de toro en los encierros, la de Esteban Domeño Laborra, el joven de 22 años, que el 13 de julio de 1924, fue corneado por un toro de Santa Coloma en el callejón que da acceso a la plaza, provocándole una herida de más de 20 centímetros de la que falleció al día siguiente.

La primera víctima mortal de los encierros de San Fermín, recuerda Koldo Larrea, autor del libro Plaza de toros de Pamplona (1922-2022): 100 años de alegría, era un albañil de Sangüesa que pasaba las fiestas trabajando en el Real de la feria.

"Eso le impactó, porque lo escribe en la novela", dice Miguel Izu, que recuerda como Hemingway narra la muerte de Esteban Domeño en su obra Fiesta: le cambia el nombre, pero describe detalladamente el encierro, cómo lo coge contra el vallado y muere.

El escritor fue testigo de la primera de las muertes a consecuencia de una cogida en San Fermín, aunque ya se había producido una muerte anterior en el encierro de Pamplona, la del joven de 21 años Francisco García Gurrea, natural de Falces, que fue pisoteado por la manada el 7 de julio de 1910. La dificultad de documentar este primer muerto en el encierro radica en que no murió en el acto, sino que falleció al año siguiente a causa de la tuberculosis que le provocaron las heridas.

Segunda y última etapa de Hemingway en San Fermín

En 1953, veintidós años después de su última vez en los encierros de San Fermín, Hemingway volvió a Pamplona. Su regreso se produjo con motivo de los pactos de las bases americanas en España, cuando el régimen de Franco ya era admitido y le dijeron al Hemingway que le dejarían entrar en el país si no hablaba de política.

Hay bastante diferencia entre la primera etapa de Hemingway en San Fermín en la década de 1920, "cuando era un joven muy interesado por aprender de toros -escribe el tratado de tauramoquia Muerte en la tarde"- y la década de 1950, ya como escritor célebre, que en 1954 ganaría el Premio Nobel de Literatura.

El escritor estadounidense Ernest Hemingway posa con el fotógrafo español Francisco Cano, Canito, durante las fiestas de San Fermín en Pamplona

El escritor Ernest Hemingway posa con el fotógrafo español Francisco Cano, Canito, en 1959. EFE/Cano/Archivo Castillo Puche

"En los años 50 ya es famoso y viene con otro talante un poco nostálgico, la ciudad ha crecido, los toros ya no eran los de antes", explica Miguel Izu. El escritor ha cambiado también su imagen, ya no lleva bigote sino la característica barba blanca que después ha quedado para la posteridad como icono de los Sanfermines.

Hemingway encuentra en 1953 una Pamplona con mucha más gente, muchos más turistas y de entrada eso no le hace mucha gracia, aunque acepta los cambios y concluye que la fiesta "sigue siendo igual de buena".

Monumento al escritor Ernest Hemingway en Pamplona

Monumento al escritor Ernest Hemingway en Pamplona. Foto cedida por José Luis Larrea Apezteguía

La última vez que viene a Pamplona en 1959, solo dos años antes de que su muerte, Hemingway ya era Premio Nobel y todo el mundo "quería fotografiarse con él", coinciden en señalar Miguel Izu y Koldo Larrea. Esas fueron sus últimas fiestas, que coincidieron con el año en que el ciclo taurino de los sanfermines pasó a convertirse oficialmente en lo que ya se conoce como la Feria del Toro.

De ese último año de Hemingway en San Fermín han quedado imágenes "de mucho comer y beber" junto a su amigo, el diestro Antonio Ordóñez que en 1959 no llegó a un acuerdo con la Casa de la Misericordia para torear pero estuvo en Pamplona junto a él, recuerda Larrea.

La ciudad de Pamplona pagó la deuda que tenía con el Premio Nobel de Literatura en 1968 dedicándole un paseo que va hasta el patio de caballos de la plaza de toros y un monumento de piedra y bronce.