Los Ángeles, epicentro de la primera gran protesta ciudadana contra Trump: "Estoy aquí por los que no pueden estar"
- Miles de personas protestan por las políticas "crueles" del presidente de los Estados Unidos contra los inmigrantes
- Las manifestaciones se han extendido a otras ciudades pese a las detenciones y la respuesta militarizada de Trump
El cartel no tiene nada de especial, es un trozo de cartón pintado con rotulador, pero sobresale entre la marea de letreros y banderas y su texto resume el espíritu de estas manifestaciones: "Estoy aquí por los que no pueden estar".
Lo lleva Lena (nombre ficticio). Ella es estadounidense, pero sus padres llegaron desde México y durante años vivieron en "las sombras", sin papeles, trabajando, intentando no llamar la atención, como tantos en Los Ángeles y en Estados Unidos. Tantos que hoy temen que ICE, la policía migratoria estadounidense, venga a buscarles, les detenga y les deporte.
Lena explica que se manifiesta por ellos, "por mi comunidad, ellos no pueden estar aquí, yo sí. Lo que están haciendo -el Gobierno federal- es ilegal: aterrorizando a la gente, deteniéndoles en sus puestos de trabajo, en las escuelas" y asegura que no piensa dejar de protestar "hasta que saquen a 'la migra' de aquí".
Esa 'migra' sigue actuando en Los Ángeles. Esta semana ha detenido a más personas en las puertas del Home Depot de Paramount, uno de los lugares donde todo empezó. En el aparcamiento del centro comercial es habitual que los inmigrantes pasen sus horas esperando a que otros vengan a recogerles en furgoneta ofreciéndoles trabajo para el día.
Ahí hubo protestas el fin de semana por la presencia de agentes del ICE y ahí han continuado las detenciones esta semana. Visitamos el Home Depot y uno de los guardias de seguridad cuenta a RNE que esa misma mañana se han llevado a una decena de inmigrantes. "Yo los veía siempre ahí, algunos son abuelos", dice.
Manifestantes religiosos realizan un discurso ante la Guardia Nacional durante las protestas MARÍA CAROU
Esta es la mecha que ha provocado las primeras grandes manifestaciones ciudadanas contra Donald Trump desde que llegó a la Casa Blanca a principios de año.
"La gente está harta", dice Sergio Martínez, quien, frente del centro al que llevan a los inmigrantes detenidos, sostiene una bandera de los Estados Unidos del revés, porque este país "es un caos".
Sergio, de padre texano y madre mexicana, se queja de que a lo largo de la historia los inmigrantes han sido usados como chivos expiatorios, acusados de los males en diferentes países. "Esta vez nos tocó a nosotros", asegura.
Frente al discurso que se ha impuesto en la Administración Trump de que todos los inmigrantes en situación irregular son criminales por no tener papeles, Sergio Martínez defiende lo contrario: "Nuestra gente viene a este país a trabajar duro, a esforzarse para dar una vida mejor a los suyos. Hacen los trabajos más duros: cocinan, limpian, recogen fruta, cortan 'zacate' [hierba], pagan impuestos... y nos tratan como si fuéramos basura".
Así que Sergio seguirá saliendo a la calle a protestar. Le dan igual los militares de la Guardia Nacional que ha enviado Donald Trump, el toque de queda que ha impuesto la alcaldesa de Los Ángeles, las amenazas de detención. "Conozco a muchas familias que no salen de su casa por miedo a que los agarre la 'migra'. Tengo una responsabilidad con mi comunidad", dice con su bandera estadounidense del revés.
Aun así, en estas manifestaciones la bandera que más se ve es la mexicana. Tiene lógica: según los datos del censo, casi el 35% de la población del condado de Los Ángeles es de origen mexicano.
Manifestantes sostienen y ondean banderas de México en un coche durante las protestas en Los Ángeles MARÍA CAROU
El perfil que más abunda en estas protestas es el de una persona joven latina de segunda o tercera generación, pero no sólo. También hay estadounidenses de otros orígenes que dicen que "en este país todos somos inmigrantes".
Alexander es uno de ellos. Sus abuelos huyeron de Polonia durante la Segunda Guerra Mundial. Él no suele participar en manifestaciones, pero siente que esta vez es "diferente".
"La policía militarizada va a las escuelas, persigue y separa familias. No quiero verme como la gente de los años 30 en Alemania que no se levantó, que no hizo nada... No quiero quedarme callado mientras separan a las familias y acosan a la gente", nos dice.
Apunta además otro motivo de preocupación: el hecho de que el Gobierno de Donald Trump se esté cebando con los latinos y los africanos. "Lo suyo no es ley y orden, sino atacar a ciertos grupos de población que no quieren aquí", nos dice.
Un EE.UU. menos "blanco"
El análisis de Alexander lo comparte Martha Arévalo, la directora de CARECEN —Central American Resource Center—, una asociación que ayuda judicialmente a los inmigrantes con pocos recursos. Arévalo explica que California es un estado de inmigrantes, sobre todo latinos. Es la cuarta economía del mundo en parte "gracias su trabajo" y es el "reflejo" de cómo se está transformando este país.
"Ya no es un Estados Unidos tan blanco como antes", cada día son menos los inmigrantes que vienen de Europa, como en su fundación, y más los que vienen del sur. Un cambio al que muchos políticos y ciudadanos se resisten.
"Los políticos empujan el odio y el miedo porque esas otras comunidades también viven una realidad difícil y no saben a quién culpar. Han caído en la trampa que les han puestos los políticos de que es el emigrante quien le está robando el trabajo y los recursos cuando es totalmente lo opuesto", argumenta Martha Arévalo.
La directora de CARECEN asegura que conseguir papeles para muchos inmigrantes es prácticamente imposible. "No se les da ningún permiso, visa, ciudadanía. Es una estrategia para tener una mano de obra barata que mantiene la economía de los Estados Unidos y de California".
Martha Arévalo lleva años trabajando con migrantes. "Siempre ha habido redadas, pero no a este nivel, ni con esta crueldad", explica. El Gobierno federal ha levantado la prohibición de detener inmigrantes en escuelas, hospitales e iglesias y no está garantizado a los inmigrantes un proceso legal justo.
"No están siguiendo la ley, entran en la casas y los negocios sin orden de arresto y se llevan a las personas. No respetan sus derechos, no les dan garantías legales. A muchos los han trasladado a centros de detención de otros estados, a otros los han deportado sin darles la oportunidad de pelear su caso. Hay personas a las que obligan a firmar documentos diciendo que quieren ser deportados", enumera Martha Arévalo. Concluye que Trump se está comportando "como un dictador, usando el terror para empujar sus políticas".
Por todo eso, los manifestantes en Los Ángeles dicen que seguirán protestando durante el tiempo "que haga falta". Y por eso también, al lado del centro de detención de migrantes, donde cada día hay protestas, alguien ha colocado una corona de flores por la "democracia".
Una corona de flores junto al lado del centro de detención de migrantes con una nota nota pidiendo la liberación de los inmigrantes retenidos MARÍA CAROU