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Los sanitarios que atendieron al cayuco de El Hierro se derrumban: "Ha sido el peor día en toda mi carrera"

  • Muchos de los profesionales que intervinieron en las labores de rescate han necesitado ayuda psicológica
  • "Esta ha sido la gota que ha colmado el vaso", comenta el director médico del hospital de la isla
Los sanitarios que atendieron al cayuco de El Hierro, en el que murieron siete personas, se derrumban
MARÍA MORENO / RTVE.es

A cualquier persona que viviera el miércoles la imagen del vuelco del cayuco en el puerto de La Restinga, le preguntas ahora que cómo está y dice lo mismo: "Tocado". Cuesta reponerse de una situación tan dramática, y no solo a los inmigrantes que lo sufrieron, sino también al equipo sanitario que luchó por salvarlos pero no pudo evitar que siete personas fallecieran, cuando en teoría habían superado lo peor de la travesía y se encontraban ya a punto de desembarcar.

Para la mayor parte de los sanitarios que intervinieron en el dispositivo de salvamento, aquella no fue igual que las decenas de veces anteriores. Los rescates siempre tienen una gran carga dramática y emocional, pero en esta ocasión la muerte se descubrió con toda su crudeza ante sus ojos, mientras asistían con impotencia al accidente de aquella embarcación que transportaba a 152 personas, más de la mitad niños y mujeres.

"La parte más complicada son los niños. Que un niño se te muera es lo que más te rompe el alma, lo peor que le puede pasar a ningún profesional”, declara a TVE con amargura Luis González, director médico del Hospital Nuestra Señora de Los Reyes, el único que existe en esta pequeña isla canaria. Entre los pasajeros, viajaban 19 niñas y 10 niños. Tres de las niñas fallecieron.

Han pasado ya dos días desde la tragedia, pero ni él ni el equipo que intervino en el rescate es capaz de mirar directamente las imágenes del accidente. "Mejor no verlas. Es autocuidado", asegura Gretel Escuela, psicóloga del mismo centro hospitalario.

Apoyo psicológico a los sanitarios

Este hospital fue el otro escenario de la tragedia, y muchos de sus profesionales sanitarios han tenido que recibir apoyo psicológico. Normalmente, las escenas así, la desesperación, los bebés que se hunden, suceden en alta mar, donde no se les ve. "Ha sido el peor día que he sufrido profesionalmente", comenta Luis González mientras se le quiebra la voz. "Quizá por el cúmulo de cosas, por la mochila que traemos de tantas pateras, tantas calamidades y tantas crisis humanitarias, pero esta ha sido la gota que ha colmado el vaso".

"No te puedes acostumbrar a la muerte cuando estás en un sector que busca prolongar la vida y aportar una mayor calidad de vida", expresa Gretel Escuela, quien cree que los profesionales sanitarios que atienden habitualmente la crisis migratoria han llegado a una situación de "agotamiento" debido a que "están todo el día lidiando con esta realidad que lleva produciéndose demasiado tiempo de forma continuada".

"El apoyo psicológico a los sanitarios es necesario, se tenía que tener ya automatizado ante cualquier situación de emergencia, de catástrofe, porque es una prevención de futuros problemas psicológicos", opina.

Un personal "castigado"

Carmen Linares, decana del Colegio Oficial de Psicología de Santa Cruz de Tenerife, formó parte del equipo que se desplazó el mismo miércoles a la vecina isla de El Hierro para brindar apoyo psicológico a los profesionales que intervinieron en las labores de rescate. "El personal sanitario que demandó asistencia psicológica deja en evidencia que este personal está castigado y lleva ya mucho tiempo atendiendo este tipo de demandas que te pasan factura, porque al final estás trabajando con el sufrimiento en su máxima expresión, y ellos van haciéndose partícipes de ese sufrimiento en cada una de sus intervenciones", manifiesta a TVE.

Según explica esta psicóloga, el miércoles hubo además "un detonante, un punto de inflexión, y es que la patera venía cargada de menores, que no es lo habitual, y venían también muchas mujeres, que tampoco es lo habitual".

"El hecho de que ellos hicieran su labor de forma intachable y de que no consiguieran salvar la vida de los pequeños les ha generado mucha frustración y una serie de síntomas que lo que dejan entrever es que está vislumbrándose ya un agotamiento", prosigue, para concluir avisando de que es necesario "cuidar a quienes cuidan a los demás, porque si no, en breve, empezaremos a ver que cogen bajas, y no tienen reemplazo".

Los psicólogos de emergencias, como Carmen Linares, luchan por que se reconozca esta especialidad y que sea remunerada, ya que hasta ahora hacen esta labor de forma voluntaria y totalmente altruista.

Más de dos días después de la nueva tragedia en la ruta canaria del Atlántico, Luis González se niega a ver las imágenes del vuelco del cayuco. "No puedo verlas, porque me derrumbo", confiesa, y apunta a que en esta ocasión ha sido muy diferente porque "no estamos acostumbrados a ver estas cosas. Siempre escuchamos que ha volcado una patera y se ha muerto mucha gente, pero no lo vemos". "No te puedes acostumbrar a algo así, porque acostumbrarse es normalizarlo", concluye el director médico del único hospital que existe en El Hierro.