Ucrania, bajo la lupa: así está el frente bélico ante las conversaciones de paz
- DatosRTVE repasa el estado actual y evolución reciente del frente militar ante el primer encuentro directo entre Rusia y Ucrania tras más de tres años de guerra
- Guerra Rusia-Ucrania, en directo


Toda la atención se centra este jueves en Estambul (Turquía), escenario de una nueva ronda de conversaciones entre Rusia y Ucrania que llega con más incógnitas que certezas. El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, ha reiterado que no está dispuesto a dialogar con enviados o intermediarios, sino únicamente con Vladímir Putin en un cara a cara, pero el presidente ruso ha rechazado acudir. Al mismo tiempo, Ucrania aumenta la presión sobre la Unión Europea para que refuerce las sanciones económicas contra Rusia y aumente su apoyo militar. El 17º paquete de sanciones europeas ya ha sido formulado y está pendiente de ser aprobado en junio.
La cita tiene lugar tras más de 38 meses de un conflicto que ha devastado amplias zonas de Ucrania y ha reconfigurado el tablero geopolítico internacional. En este contexto de máxima tensión e incertidumbre diplomática, DatosRTVE analiza la situación actual del frente bélico ante el primer contacto directo entre Rusia y Ucrania en más de tres años de guerra.
Al inicio de la invasión, en febrero de 2022, las tropas rusas llegaron a ocupar una cuarta parte del territorio ucraniano —alrededor de 157.000 kilómetros cuadrados—. Las contraofensivas ucranianas en 2022 y 2023 lograron recuperar buena parte de ese terreno, pero desde entonces el frente se ha estabilizado en gran medida.
En los últimos cuatro meses, Rusia ha intensificado su ofensiva: ha recuperado completamente la región rusa de Kursk tras la incursión ucraniana de 2024, ha ampliado su control hasta casi el 70% de la región ucraniana de Donetsk y ha aumentado los bombardeos diarios en regiones del norte como Sumy, Chernígov y Járkov, que ahora se sitúan entre las más castigadas por ofensivas aéreas.
Cerca de 15.000 bombardeos en 2025, uno de cada tres en Sumy
Las fuerzas rusas han lanzado casi 15.000 ataques aéreos sobre Ucrania desde el 26 de diciembre de 2024 hasta el 2 de mayo de 2025, según los datos de Armed Conflict Location & Event Data Project (ACLED). Y por primera vez desde el inicio de la invasión la región más castigada no ha sido Donetsk, tradicional epicentro de los ataques rusos, sino Sumy, en el noreste del país y fronteriza con Rusia.
La región ha recibido más de 4.400 bombardeos en apenas cuatro meses, lo que supone uno de cada tres impactos de artillería contabilizados en el país. Los datos muestran una intensificación progresiva desde enero, pasando de 137 ataques aéreos en la primera semana a superar los 300 a mediados de abril.
Le siguen en intensidad Jersón, con 3.200 impactos aéreos, y Donetsk, que, a pesar de haber sido la región más bombardeada en los tres años anteriores, ha contabilizado en este periodo 2.100 ataques. Completan la lista de las más castigadas Chernígov (1.300 bombardeos), Zaporiyia (1.200) y Járkov (1.100). Estas seis provincias acumulan más del 85% de los ataques aéreos registrados en todo el país en lo que va de año.
Rusia recupera Kursk y aumenta el ataque al norte de Ucrania
La región rusa de Kursk, fronteriza con Ucrania, se convirtió en un foco inesperado de la guerra. El 6 de agosto de 2024, las tropas ucranianas lanzaron una incursión sorpresa desde la provincia de Sumy y llegaron a controlar en pocas semanas más de 90 localidades rusas y unos 1.200 km² de territorio ruso.
Entonces, el avance ucraniano fue significativo, pero nunca superó el 3% del territorio total, según datos recogidos por el proyecto independiente War Mapper. Un mes después, las tropas rusas comenzaron a recuperar territorio y en abril, nueve meses después, ya habían recuperado todo el control de Kursk.
Sin embargo, la acción de Kiev no ha quedado sin respuesta. Las tropas de Moscú aprovecharon la recuperación de Kursk para intensificar la ofensiva sobre Sumy. Así, en las últimas jornadas, habrían avanzado al noreste de la ciudad de Sumy, en las localidades de Vodolahy y Bilovody, según imágenes geolocalizadas recogidas en el último parte del Instituto para el Estudio de la Guerra (ISW).
Rusia ya controla cerca del 70% de la región de Donetsk
La incursión ucraniana en Kursk tuvo como objetivo estratégico desviar efectivos rusos del frente oriental y generar una posición de ventaja para Ucrania de cara a unas posibles negociaciones de paz con Moscú. Sin embargo, la respuesta rusa ha sido contundente en otros frentes clave.
En la región de Donetsk, epicentro de la guerra desde su inicio y escenario de algunos de los combates más sangrientos del conflicto, las fuerzas rusas han consolidado su control. Según los datos de War Mapper, Rusia ha pasado de ocupar aproximadamente el 58% del territorio en agosto de 2024 al 69% en abril de 2025.
En febrero, cuando se cumplieron tres años del inicio de la invasión a gran escala, aproximadamente una de cada tres víctimas civiles se había registrado en esta región. De esa forma, Donetsk, parcialmente bajo control ruso desde 2014, sigue siendo la zona donde más combates de artillería, asaltos terrestres y enfrentamientos urbanos se mantienen con intensidad y regularidad.
Según el ISW, los esfuerzos rusos en el sur del Donbás se concentran principalmente en el eje de Chasiv Yar, una localidad estratégica para el control de la región. Sin embargo, pese a la intensidad de los combates, las tropas ucranianas han conseguido hasta ahora contener los avances rusos en esta zona, pero la tensión sigue latente.
Otra de las localidades más asediadas en las últimas semanas ha sido Toretsk, donde las fuerzas rusas han intensificado sus ataques mediante asaltos desde distintas posiciones colindantes: al norte, oeste y suroeste del bastión ucraniano. Ambos bandos habrían registrado ganancias parciales en este sector, según confirma el think tank estadounidense. Fuentes militares ucranianas apuntan que Moscú podría reducir temporalmente la presión en Toretsk para reagrupar efectivos y lanzar una nueva oleada de maniobras destinadas a desgastar a las defensas ucranianas.
En el área de Pokrovsk, las fuerzas rusas han conseguido tomar la localidad de Yelyzavetivka, situada al este, y continúan avanzando hacia la propia Pokrovsk. Por el contrario, en Kurajove los intentos rusos de iniciar nuevas campañas ofensivas no han tenido éxito documentado hasta la fecha.
En las últimas semanas también se han detectado avances rusos en la zona próxima a Velyka Novosilka, donde las tropas han logrado mejorar sus posiciones en varios puntos, aunque sin percibirse cambios significativos en el frente.
Control ruso casi total de Lugansk, al norte del Donbás
En el norte del Donbás, la región de Lugansk se mantiene como uno de los bastiones más sólidos bajo control ruso, con un 99% del control del territorio. Según el ISW, las tropas rusas siguen ejerciendo presión hacia la vecina provincia de Járkov y hacia el norte de la región de Donetsk para reforzar su control territorial.
De esa forma, la campaña rusa se concentra especialmente en torno a la localidad de Kúpiansk (Járkov), aunque por el momento no se han verificado avances significativos. Las operaciones ofensivas también han alcanzado asentamientos cercanos como Krasne Pershe y Pishchane.
Y, a su vez, fuentes rusas han informado de ofensivas en las proximidades de Makiivka, al sureste de Borova, un área que ha sido objetivo recurrente de ataques rusos en las últimas semanas. El ISW confirma igualmente avances rusos hacia la estratégica población Limán, que ha sido escenario de intensos combates en distintas fases del conflicto a lo largo de estos tres años de guerra.
Rusia avanza, pero cuenta más de 1.000 bajas diarias
A pesar de que el Kremlin ha logrado algunas ganancias territoriales en los últimos meses, lo ha hecho a un altísimo coste para sus fuerzas militares. En esa línea, el ISW sostiene que el Ejército ruso ha afrontado una mayor tasa de bajas, en términos de soldados muertos o heridos por kilómetro cuadrado ganado.
De acuerdo con los cálculos del Ministerio de Defensa del Reino Unido, Rusia ha sufrido aproximadamente 950.000 bajas desde el inicio de la invasión. Solo en los primeros cuatro meses de 2025, las bajas se estiman en 160.000 soldados. De mantenerse este ritmo, 2025 se convertiría en el año más costoso en términos de personal militar para Moscú.
Entre enero y abril de este año, la media diaria de bajas rusas ha sido de 1.300 soldados, una cifra que supera en 430 efectivos la media registrada en el mismo periodo de 2024. La progresión de las pérdidas ha sido constante: en 2022 la media diaria era de 325 bajas; en 2023 se duplicó y en 2024 se multiplicó por seis.
Solo en abril de 2025, Rusia habría sufrido en torno a 1.200 bajas diarias (unos 36.000 soldados en todo el mes), una cifra ligeramente inferior al promedio de 1.300 diarias en marzo, pero todavía muy elevada en comparación histórica. Aunque los datos actuales están por debajo del pico de casi 1.600 bajas diarias alcanzado a finales de 2024, durante los ataques rusos con mayores avances territoriales, la intensidad del conflicto se mantiene muy alta y, subraya la inteligencia británica, Rusia no está logrando traducir su coste humano en avances significativos en el frente.
Para intentar compensar estas pérdidas, Putin ha asegurado que su Ejército incorpora al menos 50.000 nuevos voluntarios cada mes a sus filas. Según el ISW, esta estrategia de refuerzo podría responder no solo a la necesidad de reponer las bajas sufridas en Ucrania, sino también a una posible preparación ante un potencial conflicto de mayor escala frente a la OTAN.