¿Cuánto cobras? El tabú del sueldo entre compañeros de trabajo
- ¿Sabes cuánto dinero ganan tus compañeros de trabajo? ¿Qué beneficios tiene? ¿Cuáles son sus desventajas?
- Economía de bolsillo debate con once expertos en finanzas personales sobre todas estas cuestiones


En la oficina es difícil que existan secretos. Solo con estar presente y observar, sabes qué tu compañera hace ayuno intermitente, a qué hora llega el del fondo y hasta que el de administración está en pleno drama familiar. Sin embargo, hay algo que probablemente no sepas —ni te dirán—: cuánto cobra cada uno.
En España, hablar de dinero sigue siendo tabú. Y en el trabajo, aún más. Compartimos horarios, quejas, éxitos, confidencias e incluso cotilleos, pero cuando se trata del sueldo, el silencio se impone.
¿Deberíamos romperlo? En Economía de bolsillo con Lourdes Castro, once expertos en economía y finanzas personales abordan una pregunta que divide: ¿tendríamos que saber cuánto ganan nuestros compañeros de trabajo?
No hay consenso, pero tampoco respuestas erróneas. Porque el debate no gira solo en torno a si hablar o no de ello, sino a cómo, con quién y para qué.
Iñaki Jiménez, profesor y autor de Aprende a ahorrar. Educación financiera para la vida doméstica defiende que "cada uno debe cobrar en función de lo que aporta a la empresa".
Las comparaciones en este caso, sostiene, no generan odio, sino envidias innecesarias. "No debería existir este este afán por saber cuánto gana el otro. Cada persona tiene que negociar sus condiciones en función de lo que él cree que genera. Y, a partir de ahí, —añade—es el empresario el que debe decidir si esa aportación merece más o menos retribución".
Una opinión que comparte, aunque con matices, Yolanda Domínguez, autora del libro Las mujeres facturan. El dinero también es cosa nuestra. Porque si bien coincide en que "no todo el mundo tiene que cobrar lo mismo ya que las valías y trayectorias son diferentes", tampoco hay que ocultarlo bajo llave. Cierta trasparencia puede empoderar. No todo es blanco o negro, insiste. "Al hablarlo, a lo mejor te das cuenta de que tú estás cobrando una cantidad irrisoria", explica.
Porque, ¿cómo negociar bien sin información ni referencias? Patricia Suárez, presidenta de la Asociación Usuarios Financieros (ASUFIN) lo tienen claro: no se puede. "Nadie habla de lo que gana y me parece ridículo", afirma convencida de la necesidad de superar cuanto antes "ese mal gusto o poca educación" que levanta el tema del dinero en la sociedad.
"Hay que hablar del sueldo, de lo que te ha costado la casa o de lo que has pagado por tu coche. No es presumir, es aprender a gestionar el dinero", incide. "Al único al que le beneficia que no hablemos del sueldo es al que te paga. Si no sabes lo que ganan tus compañeros, no eres consciente de si estás ganando lo adecuado o no, o de si podrías aspirar a más", lamenta Suárez.
Y mientras seguimos esquivando el tema, seguimos perdiendo oportunidades. No obstante, muchas veces el problema es que el objetivo que nos encamina hacia esa oportunidad está desvirtuado. O directamente no existe. "En este país somos muy presumidos y fanfarrones. Si hacemos trampas, no vamos a avanzar", señala Suárez.
Porque sí, hay quienes hablan de dinero, pero no de manera sincera. O no con las intenciones adecuadas. Ni en el contexto idóneo.
Y ocurre más de lo que parece. "Decir lo que cobras puede tener sentido en ciertos momentos —cuando pides una una hipoteca o en una negociación—, pero si te encuentras en un entorno social donde sabes que los demás cobran menos que tú, decir lo que ganas puede entenderse como una forma de pedantería", añade Diego Valero, doctor y profesor en Economía y experto en pensiones.
Por eso, "no hay una respuesta categórica", subraya. Nada es universal, ni único. "Depende de las circunstancias, de las personas con las que estés y de la voluntad que tú tengas de ser transparente con tus finanzas", comenta.
Por ejemplo, como asegura Sara Ferrer, escritora de Ahorra ahora y vencerás, habrá momentos en lo que lo más cómodo a medio y largo plazo sea hablar claro. Sin tapujos ni rodeos. "Depende del equipo de trabajo en el que estés, pero yo no tengo ningún problema en desvelar mi sueldo. Me dan igual las envidias. De hecho, si tienes una persona envidiosa al lado, es mejor que te enteres pronto y te la quites de en medio".
Y si no, siempre está la opción intermedia, "la de los rangos", recuerda la autora de Emprender en positivo, Natalia de Santiago. No es necesario ser explícito. En lugar de dar una cifra exacta con euros y céntimos exactos, se puede apostar por algo más genérico. Y el beneficio es idéntico.
"Soy partidaria la discreción. Aunque es verdad que en ciertas situaciones hablar abiertamente del dinero en rangos resulta positivo para ayudarse unos a otros a saber si te están tomando el pelo o no", cuenta.
Luis Pita, creador de Ten peor coche que tu vecino, sin embargo, es más tajante: "Preguntar el sueldo a tus compañeros no tiene ninguna ventaja. Lo único que produce son envidias y problemas. Si tienes mucha libertad financiera, no tienes ninguna necesidad de mostrar a los demás que te va bien porque ya lo saben", apunta. Lo ven.
La solución al problema, a su juicio, no está en la comparación ajena, sino en saber formular la pregunta correcta. Se trata de cambiar ese "¿cobro más que mi compañero? " por un "¿estoy bien pagado por lo que hago?"
Los autónomos, una situación diferente
Una cuestión que, en cambio, para Gregorio Hernández, autor del libro Independencia financiera de la A la Z, no vale de nada sino se dirige a la persona idónea. A esa que te pueda guiar en el camino hacia tu propia respuesta, especialmente cuando si eres autónomo.
"Muchos de los que empiezan no tienen ni idea de cuánto cobrar por sus servicios. Deben informarse. No tienen en cuenta los tiempos de desplazamiento o preparación. Y eso hace que sus ingresos reales sean seis o siete veces más bajos de lo estimado", avisa el experto.
Algo similar ocurre para las personas asalariadas. Según Roberto España, jefe de la División de Educación Financiera del Banco de España, conocer el salario de tus compañeros "puede promover dinámicas positivas en el ámbito de la empresa". "Tiene sentido —insiste—, pero debería enmarcarse dentro de las políticas laborales". Es decir que nazca de ellos. Que tengan "transparencia en los sueldos que ofertan".
El divulgador José Trecet, lo ve desde otro ángulo. "Yo siempre he sido de los que menos cobra porque soy mal negociador. Pero no le veo problemas. Saber lo que ganan otros me ayuda a mejorar. Si yo quiero cobrar lo que cobra mi compañero me tengo que preguntar que tengo que hacer diferente que no haga él".
Entonces, ¿callamos o contamos? "Depende", parece ser la respuesta más sensata. Depende del entorno, del objetivo y de cómo se gestione esa información. Lo que está claro es que sin referencias es más difícil negociar. También sin transparencia.
"Seguramente este sea uno de los últimos tabús, que, en unos años, cuando realmente estemos preparados, pasará", concluye Jordi Llorente, director de Educación Financiera en el Instituto de Estudios Financieros.