Emprender con calma: ¿es el éxito solo cuestión de cifras?
- ¿La historia de los emprendedores de Silicon Valley que se vuelen exitosos es real o un mito? ¿Hay otras maneras de emprender?
- La autora y emprendedora Patricia Araque desafía la versión tradicional en Economía de bolsillo


Nos lo han repetido una y otra vez: el joven brillante con una idea rompedora, el garaje reconvertido en una primera oficina, el esfuerzo sin descanso, la empresa que se convierte en gigante… Elon Musk, Jezz Bezos, Steve Jobs y compañía. Todos ejemplos de éxito, todos protagonistas de un relato inspirador, casi heroico, que nos han vendido como la fórmula mágica. Cualquiera puede ser el próximo.
Pero, ¿realmente es tan sencillo? Nos han hecho creer que sí, que, si trabajamos sin parar, si lo damos todo y sacrificamos nuestra vida, el éxito llegará. Será nuestro Pero, ¿y si no? ¿Nos han contado la historia completa? ¿Todos podemos llegar a la cima?
Patricia Araque, autora del libro Emprender con calma, desafía esta visión. En el programa de RNE Economía de bolsillo, propone una alternativa. Porque el emprendimiento no tiene una sola cara, ni el éxito una única definición.
Los motivos por los "éxito" es una palabra polisémica son muy variados, ya que las reglas del juego también lo son. No hay dos cartas iguales en el mundo del emprendimiento y las que hay, muchas veces, se encuentran trucadas. Warren Buffet, uno de los inversores más importantes de Wall Street y uno de los hombres más ricos del planeta lo reconoció en varias ocasiones. Si hubiera sido mujer, no le hubiera ido tan bien.
Warren Buffet nació hombre en una familia acomodada de Estados Unidos, y esa fue su lotería. Como explica Araque, el éxito no siempre es cuestión de querer. Detrás del triunfo se esconden una serie de factores que, a menudo, complican o imposibilitan la carrera, por más que se compita con ganas.
"Hay muchísimas mujeres poniendo en marcha proyectos innovadores, pero son cifras absolutamente menores que la de fundadores hombres", apunta Araque que incide en que apenas se les presta atención debido a la retroalimentación de sesgos que existe en un sector liderados por hombres.
"Dentro del emprendimiento disruptivo, que busca romper industrias con innovación, hay una narrativa que a menudo es tóxica y que no incorpora a determinados perfiles, especialmente a las mujeres –indica la autora–. No se tiene en cuenta la economía de la reproducción social, que tiene que ver con los cuidados que siguen asumiendo mayoritariamente las mujeres".
Sin embargo, el relato heroico del emprendedor está tan bien construido que, según Araque, es fácil ignorar sus fallos. Las mujeres no son las únicas que parten en desventaja.
"Existen historias familiares y personales diferentes, conexiones con el capital ecónimo, cultural y social que no todo el mundo tiene". Y esto, más que una simple frase, es una verdad que debe ser comprendida y asumida. "Hay herramientas con las que yo no contaba y otras personas sí, y eso me hizo darme cuenta de que esa narrativa emprendedora hegemónica es tremendamente irresponsable", reconoce.
No se trata solo de darlo todo, de correr, de esforzarse sin límites; también es fundamental saber cuál es el peso de la "mochila". "Tiene que estar claro ya que, cuando las cosas no salen adelante, no te puedes cargar toda la responsabilidad porque te puede provocar problemas de salud mental", advierte Arique.
No llegar a la cima de Silicon Valley no siempre es culpa del emprendedor que no lo intentó lo suficiente, sino de un sistema diseñado para unos pocos. "Esas personas dependen de muchas cosas para salir adelante y no es una cuestión 100% de sus talentos".
¿Qué es el éxito?
Aunque parece que el éxito se mide en cifras, en dinero y en reconocimiento, no siempre tiene por qué ser así. Al contrario. Dormir en el suelo de tu fábrica, como hace Elon Musk cuando está inmerso en algunos de sus proyectos, no es necesariamente éxito para todos. Y no lo es a pesar de que te reporte más adelante millones de billetes.
"Creo en el derecho de cada uno a reivindicar su propio modelo de éxito y a legitimarlo", afirma Araque, quien lo tiene claro. Para ella, "tener éxito es poder compartir la vida con las personas que quiero y tener espacio para dar rienda suelta a mis creatividades y capacidades intelectuales, teniendo el dinero suficiente para mantener las necesidades materiales cubiertas".
Y es que no todo tiene que girar en torno a la acumulación y el crecimiento sin límites. "¿Qué pasa si estamos bien tal como estamos?", se pregunta Araque. "Nos hemos empeñado en que las empresas crezcan de manera infinita y, en esa inercia de querer cada vez más, nos olvidamos de disfrutar lo que tenemos. No es falta de ambición. Cuando esta mesura la vas integrando en tu día a día y en las dinámicas de tu empresa, se convierte en bienestar".
Porque, quizá el verdadero éxito radica en encontrar ese equilibrio entre vida personal y laboral. Menos es más, y más es mejor. Incluso el concepto de trabajar menos, si se organiza de manera inteligente, asegura Araque, puede llevarnos a ser más productivos y felices. No siempre más horas significa más resultados; simplificar, parar, pensar y no caer en la trampa de la ambición sin fin, puede superar nuestras expectativas.