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República Democrática del Congo y Ruanda presentan una propuesta de paz tras cinco meses de conflicto, según EE.UU.

  • Washington negocia acuerdos económicos bilaterales para que empresas occidentales puedan invertir en sus minas
  • A finales de enero, los rebeldes del M23 lanzaron una ofensiva en el este del Congo que ha dejado alrededor de 9.000 muertos
República Democrática del Congo y Ruanda presentan un borrador de propuesta de paz tras cinco meses de conflicto
La ministra de Asuntos Exteriores de la RDC, Thérèse Kayikwamba Wagner y su homólogo ruandés, Olivier Nduhungirehe, firman en Washington ante el secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, el borrador de propuesta de paz para el este del Congo Kevin Dietsch / Getty Images via AFP
RTVE.es / Agencias

Después de casi cinco meses de duros enfrentamientos y varias semanas de negociaciones para un posible alto el fuego, República Democrática del Congo (RDC) y Ruanda han presentado un borrador de propuesta de paz. Forma parte de un proceso destinado a poner fin a los combates en el este de la RDC entre el Ejército congolés y la milicia rebelde M23, respaldada por Ruanda. También para atraer miles de millones de dólares de inversión occidental, según ha señalado este lunes el asesor principal del presidente estadounidense Donald Trump para África y Oriente Medio, Massad Boulos.

Se trata del último paso en un ambicioso intento del Gobierno de Trump por poner fin a un conflicto que se ha prolongado durante décadas en una región rica en minerales como tantalio, oro, cobalto, cobre y litio, muchos de ellos fundamentales en la industria tecnológica. El pasado 10 de abril, Estados Unidos ya empezó a negociar con la RDC un acuerdo para explotar estos minerales a cambio de ayuda militar para combatir a los rebeldes del M23.

Un acuerdo de paz y dos acuerdos económicos bilaterales

Los ministros de Asuntos Exteriores de la RDC y Ruanda acordaron en abril, en una ceremonia en Washington junto al secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, presentar el borrador de propuesta antes del 2 de mayo. Sin embargo, ni Kinshasa ni Kigali lo han confirmado públicamente, y el ministro de Asuntos Exteriores de Ruanda, Olivier Nduhungirehe, declaró el sábado en X que las contribuciones de ambas partes "aún no se han consolidado".

Boulos, por su parte, ha declarado este lunes en X que acogía con satisfacción el borrador de la propuesta de paz recibida tanto del Congo como de Ruanda, que ha calificado de "paso importante" hacia la paz.

Cinco continentes - ¿Hacia dónde van las negociaciones para poner fin a la guerra en República Democrática del Congo?

Washington quiere actuar con rapidez. En una entrevista con Reuters la semana pasada, Boulos explicó que el plan era que Rubio se reuniera a mediados de mayo en Washington con sus homólogos ruandés y congoleño para intentar acordar un borrador final del acuerdo de paz.

Antes de firmar dicho acuerdo, Boulos añadió que Ruanda y el Congo deben finalizar acuerdos económicos bilaterales con Washington que permitirán que empresas estadounidenses y occidentales inviertan miles de millones de dólares en minas y proyectos de infraestructura congoleños para apoyar la minería en ambos países, incluyendo el procesamiento de minerales en Ruanda.

Se espera que los tres acuerdos se firmen en unos dos meses, el mismo día, en una ceremonia a la que asistirá Trump, según explicó Boulos.

La RDC y el M23 negocian un alto el fuego

Esta diplomacia se produce en medio del avance de los rebeldes del M23 en el este del Congo que ha causado miles de muertos y cientos de miles de desplazados. Desde que estalló el conflicto el 27 de enero, cerca de 9.000 civiles han muerto y más de 1,2 millones de personas se han visto obligadas a desplazarse solo en el este del Congo.

Naciones Unidas y gobiernos occidentales como el francés, el alemán o el estadounidense acusan a Ruanda de proporcionar armas y tropas al M23. Kigali lo niega y afirma que su Ejército ha actuado en defensa propia contra el Ejército congoleño y las Fuerzas Democráticas para la Liberación de Ruanda (FDLR), una milicia fundada por los autores hutus del genocidio ruandés de 1994 y que huyeron al este de la RDC.

Paralelamente, el Gobierno del presidente congoleño, Félix Tshisekedi, sigue en conversaciones por separado con el M23. A principios de abril, delegaciones de ambas partes se reunieron a puerta cerrada en Catar, mediador del conflicto, la primera vez que el Ejecutivo de Tshisekedi se sentaba cara a cara con los rebeldes del M23. El presidente congoleño se negó durante meses a dialogar directamente con los milicianos, a los que calificó de "terroristas".

Tras esas conversaciones en Doha, tanto la RDC como el M23 acordaron trabajar por la paz, pero ambas delegaciones han expresado su frustración por el ritmo de las negociaciones.

El M23 no participa en las conversaciones entre el Congo y Ruanda en Washington, aunque el portavoz de Alianza Río Congo (coalición política que incluye al M23), Lawrence Kanyuka, declaró a Reuters la semana pasada que alentaban "cualquier iniciativa de paz".

Los combates siguen en el este del Congo

Mientras la paz se debate en los despachos, los combates siguen en el este del Congo. La ONU ha denunciado la "grave crisis humanitaria" que atraviesa el país. "Unos 25,4 millones de personas necesitan asistencia, entre ellas 6,9 millones de desplazados internos, lo que sitúa a la RDC ante una de las mayores crisis de desplazamiento del mundo", señala un comunicado de la organización, en el que añaden que "los combates en Kivu Norte [provincia al este del Congo cuya capital —Goma— tomó el M23 a finales de enero] han restringido el acceso de la ayuda humanitaria".

A esto se suma la escasez de recursos agravada por las catástrofes naturales de finales de 2024 que afectaron a más de 100.000 personas y los brotes de enfermedades. El aumento de personas afectadas por el cólera, el sarampión o la malaria han desbordado los sistemas sanitarios y han puesto en situación de vulnerabilidad a millones de personas. Los niños sufren de forma desproporcionada, y muchos padecen desnutrición aguda y carecen de acceso a la educación debido a los desplazamientos.

Las organizaciones humanitarias proporcionan asistencia, pero la inseguridad, las deficientes infraestructuras y la falta de fondos dificultan los esfuerzos desplegados. Se necesita una respuesta internacional coordinada tanto para el auxilio inmediato como para las soluciones a largo plazo.