El grupo rebelde M23 y la República Democrática del Congo se comprometen a avanzar hacia la paz
- Ambas partes abandonaron las conversaciones sin alcanzar un acuerdo, pero Catar ha logrado mantener vivo el diálogo
- La milicia lanzó una ofensiva en enero que ha dejado casi 9.000 muertos y más de un millón de desplazados internos
La República Democrática del Congo y los rebeldes del M23, respaldados por Ruanda, se han comprometido este miércoles a trabajar por la paz tras una ronda de conversaciones en Catar y en un intento por frenar la escalada de violencia registrada en enero.
Aunque el compromiso abre una tenue esperanza para aliviar el último ciclo de violencia en un conflicto de décadas, arraigado en el genocidio ruandés, fuentes de ambas delegaciones han expresado su frustración por la lentitud de las negociaciones.
Tanto el Congo como el M23 han emitido el mismo comunicado tras abandonar Catar: "Ambas partes reafirman su compromiso con el cese inmediato de las hostilidades, el rechazo categórico a cualquier discurso de odio o intimidación, y exhortan a las comunidades locales a cumplir con el acuerdo".
El comunicado ha descrito las conversaciones como "francas y constructivas", pero no está claro si se celebrará otra ronda de conversaciones ni cuándo.
A principios de año, la milicia lanzó una ofensiva en la región de los Kivus, al este de RDC, que ha dejado casi 9.000 muertos y más de un millón de desplazados internos. En apenas un mes, el M23 tomó las ciudades de Goma y Bukavu, capitales de Kivu Norte y Kivu Sur, respectivamente. Esta región es clave por su riqueza en recursos naturales: sus tierras esconden minerales como el coltán o el cobalto, imprescindibles para la industria tecnológica. También por su estratégica situación geográfica: los Kivus hacen frontera con Ruanda, país que, según la ONU, apoya al M23.
Catar logra mantener vivo el diálogo
Algunos participantes en las conversaciones en Doha han criticado que las conversaciones, que han durado unas tres semanas, se estancaron rápidamente. Fuentes de ambos bandos han señalado que medidas como la liberación de prisioneros congoleños acusados de vínculos con Ruanda y el M23 generaron tensiones y casi frustraron el acuerdo.
"Piden demasiado. Ni siquiera controlan dos de las 26 provincias", ha dicho una fuente del gobierno congoleño recogida por Reuters. "Nuestro sistema judicial es independiente. No podemos ceder ante cada capricho. Se han cometido crímenes, y algunos deben pagar", ha añadido.
Una fuente cercana a los rebeldes ha afirmado que las delegaciones abandonaron Doha cuando los desacuerdos sobre estas medidas se volvieron un obstáculo insuperable. No obstante, diplomáticos cercanos a las negociaciones han señalado que Catar logró presionar a las partes para emitir una declaración conjunta y mantener vivo el diálogo.
Mientras tanto, una fuente de la ONU ha informado a Reuters que los combates han reaparecido en la región congoleña de Walikale. El M23 se retiró de esta zona estratégica a principios de mes, en lo que describió como un gesto de buena voluntad antes de las negociaciones.
Primeras conversaciones de paz directas entre el M23 y RDC
El diálogo supone la primera ocasión en la que los rebeldes y el Gobierno se sientan cara a cara. Se trata de un segundo intento que sigue al frustrado del pasado 18 de marzo, cuando el M23 anunció 24 horas antes que se retiraba de la mesa de negociación por las sanciones que la Unión Europea impuso contra algunos de los líderes de la milicia, entre ellos al líder del M23, Bertrand Bisimwa, y a Joseph Musanga Bahati, nombrado por los rebeldes como gobernador de la provincia de Kivu Norte.
El presidente de RDC, Félix Tshisekedi, y su homólogo ruandés, Paul Kagame, se reunieron el 18 de marzo a puerta cerrada en Catar para abordar el conflicto. "Los jefes de Estado reafirmaron el compromiso de todas las partes con un alto el fuego inmediato e incondicional", destacaron entonces en un comunicado conjunto tras el encuentro en Doha, en el que actuó como mediador el emir catarí, Tamim bin Hamad Al Thani.
Después de casi diez años de inactividad, el grupo rebelde, formado principalmente por tutsis que sufrieron el genocidio ruandés de 1994, reanudó su actividad en Kivu Norte en noviembre de 2021 con ataques relámpago contra el Ejército congoleño. Desde entonces, los enfrentamientos han reavivado un conflicto en el que el país lleva sumido desde hace casi tres décadas.