El miedo a la deportación aterroriza a los migrantes tras tres meses de Trump
- En los primeros 100 días de su Gobierno, Trump ha causado polémica por el trato a los inmigrantes en situación irregular
- Más de 238 migrantes han sido deportados a la cárcel de máxima seguridad de El Salvador
La política migratoria del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, empieza de madrugada, en cualquier barrio de alguna capital estadounidense. Los deportados continúan en la pista de un aeropuerto. En ocasiones, son encadenados para finalizar en alguna terminal de México o Centroamérica, con ciudadanos que Trump no quiere en Estados Unidos.
Regresan cabizbajos, a veces empujados y humillados. En los primeros 100 días de la Administración del republicano, esta imagen va a perpetuar la ofensiva contra los migrantes.
Todas estas imágenes han provocado justo lo que quería Trump: miedo. Terror a ser deportado. Aunque para alcanzar ese miedo, su Gobierno ha tenido que recurrir a tácticas propias de Gobiernos autoritarios, como las leyes del siglo XVIII redactadas para proteger al país en tiempos de guerra.
La secretaria de Seguridad de la Casa Blanca, Kristi Noem, de visita en la cárcel con gorra y ropa de deporte, maquillada y repeinada, ha advertido a quienes la escuchen —y a quienes tiene detrás— lo que afrontarán si entran ilegalmente en Estados Unidos.
Alianza con El Salvador
Estados Unidos se ha apoyado en Gobiernos aliados para deshacerse de migrantes, especialmente en El Salvador. A la cárcel de alta seguridad, el Cecot, ha enviado a más de 250 supuestos delincuentes. Lo hizo en el marco de la alianza entre el presidente salvadoreño, Nayib Bukele, y Trump, por la que acordaron pagar 6 millones de dólares por un año de estancia de los detenidos.
Algunos sin haber pasado por juicio y uno en concreto, Kilmar Abrego, deportado por error. El caso de Abrego muestra la obsesión de la Casa Blanca con esta cuestión. A pesar de que el Tribunal Supremo tiene claro que Abrego no debió ser expulsado, Trump y su gabinete insisten en que es un delincuente y el presidente salvadoreño lo ratifica.
La imagen que ya no se ve son las caravanas de migrantes que cruzaban México de sur a norte. También se han reducido drásticamente los cruces ilegales de la frontera.
En estos tres meses de incertidumbre, los familiares y organismos de derechos humanos como Amnistía Internacional han denunciado las condiciones en las que se encuentran los inmigrantes y han demandado el retorno a sus países de origen.