Pío I y Benedicto XIII, los papas enterrados en España y su desconocida historia
- Los restos de Pío I reposan en la catedral de la Asunción de Jaén, ciudad con la que no tuvo vinculación
- De Benedicto XIII, el papa Luna, solo se conserva su cráneo, que fue robado en el año 2000
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El cuerpo del papa Francisco descansa, como era su deseo, en la basílica de Santa María la Mayor, fuera del estricto perímetro de la Santa Sede. Hacía más de un siglo que los restos de un pontífice no salían del Vaticano para ser enterrados en otro lugar. El último papa al que se trasladó a una iglesia externa fue León XIII, en 1903, para ser enterrado en San Juan de Letrán.
Aun así, ambos papas reposan en la ciudad de Roma. Otros —de hecho, la mayoría— lo hacen, sin embargo, mucho más lejos de San Pedro. Aunque varios de ellos tienen su sepulcro en distintos puntos de Italia, los hay que descansan en Francia, en Alemania y también en España.
La tumba de Pío I (140-155) no es precisamente un reclamo turístico en Jaén, muchos visitantes desconocen que el décimo papa de la Iglesia católica está enterrado en una de sus capillas. Incluso la propia diócesis reconoce en su página web que se trata de un tesoro que "pasa desapercibido" entre otros que guarda y custodia la catedral de la Asunción. Señala que los restos reposan "en un hermoso sarcófago en la capilla de San Eufrasio, levantada en honor al primer obispo de la diócesis".
El papa Pío I no tenía ninguna relación con la ciudad andaluza; sus restos llegaron a la catedral en 1793 por una petición del inquisidor general y obispo de Jaén para renovar esa capilla. Según relata Francisco Juan Martínez Rojas, deán de la Catedral, "le pidió al papa Pío VI una reliquia para esa capilla que él estaba ornamentando, renovando en su catedral y el papa le mandó desde la Basílica de San Pedro la reliquia de Pío I"
Sucede que si la costumbre era que se consiguiesen reliquias pequeñas, "dedos, dientes, pelo", como señala Miguel Palomo, coordinador del Grado en Ciencia de las Religiones de la UCM, en este caso se enviaron prácticamente todos los restos del difunto papa.
El cráneo del papa Luna
Más difícil es seguir el rastro de los restos del español Benedicto XIII (1394-1403), conocido como el papa Luna o el antipapa, que hoy son Bien de Interés Cultural del Patrimonio Aragonés.
Según la información que consta en el Ayuntamiento de Sabiñán, Martín de Alpartil cuenta en su Crónica que Benedicto XIII falleció el 23 de mayo de 1423, fiesta de Pentecostés, y que fue enterrado en el palacio de Peñíscola, Castellón. También cuenta la razón por la que los restos fueron trasladados a Illueca, en 1430.
Explica que durante la Semana Santa de ese año, "tan abundante fragancia de agradable olor emanaba de la tumba del señor papa Benedicto XIII que no solo en el castillo de Peñíscola sino incluso en la iglesia y por toda la población de Peñíscola se sentía, y este admirable hecho fue comunicado por el castellano del castillo a don Alfonso, rey de Aragón (..), y, como el noble barón don Juan de Luna, sobrino del señor papa Benedicto XIII, estuviese entonces presente, suplicó al señor rey que se dignase mandar al castellano de Peñíscola que le entregase el cadáver o cuerpo de su tío; y, así, se hizo".
Su cuerpo fue destruido en 1711 por los franceses durante la Guerra de Sucesión española. Su cráneo fue llevado a Sabiñán, en Zaragoza, un pueblo de 700 habitantes, donde fue robado en el año 2000. La Guardia Civil lo recuperó meses después tras una intensa investigación, aunque no regresó a Sabiñán hasta 2021. En la actualidad, el cráneo del papa Luna está declarado Bien de Interés Cultural y es propiedad del Ayuntamiento de Sabiñán.