La larga enfermedad respiratoria del papa Francisco: de la cirugía pulmonar a la infección persistente
- Los médicos le diagnosticaron una infección polimicrobiana que evolucionó a una neumonía bilateral
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La muerte del papa Francisco este lunes se produce apenas tres semanas después de recibir el alta hospitalaria tras su ingreso en el hospital por una larga enfermedad respiratoria. El 14 de febrero, el papa ingresó en el Hospital Gemelli de Roma aquejado de una bronquitis que, en los días previos, le había impedido leer algunos discursos y cumplir con su agenda. Su hospitalización se extendió más de un mes y la infección polimicrobiana diagnosticada en un primer momento se agravó a una neumonía bilateral. El 23 de marzo, el pontífice regresó al Vaticano después de 38 días en el hospital. Le esperaban al menos dos meses de reposo y rehabilitación para recuperar la voz y curarse del todo, aunque en los últimos días de vida apareció en varios actos públicos coincidiendo con la Semana Santa.
Durante su estancia en el hospital, los médicos detectaron una infección polimicrobiana que evolucionó a una neumonía bilateral, afectando ambos pulmones y requiriendo tratamiento farmacológico adicional al habitual. Durante su hospitalización, su estado clínico fue calificado como "complejo", y en varias ocasiones su vida estuvo en riesgo. En una neumonía normal, una persona no debería pasar más de cuatro días en el hospital, pero "al papa se le complicó", recuerda el profesor de Microbiología de la Universidad Europea del Atlántico en Santander, José Ramos, "posiblemente porque es una persona que es mayor, que tiene un poco de obesidad y esas son patologías de base que favorecen que se puede complicar una neumonía".
Enfermedades respiratorias
Francisco padecía de problemas respiratorios desde su juventud. Con apenas 21 años, le extirparon el lóbulo superior del pulmón después de una neumonía grave a consecuencia de una epidemia de gripe en el seminario en el que se instruía Bergoglio. El propio pontífice contó en sus memorias cómo peleó "por vivir", ya que "ni siquiera los médicos sabían si sobreviviría". "Evidentemente, no puedes llevar el mismo ritmo que otras personas que tienen más capacidad aeróbica, que pueden transportar mucho más oxígeno a su sangre. No vas a ser deportista olímpico, pero no te impide llevar una vida normal. El problema puede venir cuando te haces mayor. Entonces, cualquier complicación, que en otra persona sería menor, puede agravarse", apunta Ramos.
Su última hospitalización en el Hospital Gemelli no fue la única derivada de problemas respiratorios. En marzo de 2023, el papa fue ingresado por una neumonía aguda y en noviembre del mismo año canceló su viaje a la COP28 en Dubái debido a una bronquitis aguda.
Además de sus dificultades respiratorias, el pontífice enfrentó otras enfermedades, especialmente visibles en sus últimos años. En julio de 2021, fue operado para extirparle 33 centímetros del colon debido a una diverticulitis y en junio de 2023 se sometió a una cirugía por una hernia incisional incarcerada que le causaba obstrucciones intestinales recurrentes. Además, desde 2013, sufría de dolor ciático crónico, lo que en ocasiones le impidió cumplir con su agenda. También padeció de artrosis en la rodilla derecha, lo que le obligó a utilizar bastón o silla de ruedas. En febrero se le diagnosticó una insuficiencia renal en etapa inicial, lo que complicó su estado de salud y, también a principios de este año, sufrió una caída en su residencia que le ocasionó un hematoma en el antebrazo derecho.
Más de un mes ingresado en el hospital
Tras recibir el alta médica se reveló que el equipo médico del papa había contemplado la interrupción del tratamiento tras la crisis de broncoespasmo sufrida el 28 de febrero. Sin embargo, optaron por un enfoque terapéutico más agresivo, que implicaba riesgos significativos para sus órganos. El responsable del hospital contó a este medio que, hasta en los momentos más duros de la hospitalización, Francisco quiso que se contara toda la verdad. Cuando se escribía el boletín se lo llevaban al pontífice y, si veía que faltaba algo, pedía que se añadiera porque era muy consciente de las noticias falsas sobre su muerte.
En una entrevista publicada en el diario Corriere della Sera, el médico del hospital Gemelli que cuidó al papa, Sergio Alfieri, afirmó que durante su hospitalización "Francisco sabía que podía morir". El peor momento del pontífice argentino en el hospital fue el 28 de febrero, cuando sufrió un episodio de broncoespasmo a raíz de una infección respiratoria que derivó en una neumonía bilateral. "Aquella noche fue terrible, él sabía, como nosotros, que quizá no sobreviviera a aquella noche. Vimos al hombre que estaba sufriendo. Pero desde el primer día nos pidió que le dijéramos la verdad sobre sus condiciones", detalló el médico.
Después llegó el 28 de febrero, el segundo episodio grave. Sufrió otro broncoespasmo que le hizo inhalar vómito y requerir ventilación mecánica no invasiva. El 19 de marzo, el Vaticano informó que Francisco ya no utilizaba ventilación mecánica nocturna, y sus médicos afirmaron que su infección pulmonar estaba controlada, aunque no erradicada.
"[En los casos de] neumonías, cuando son bilaterales, se ingresa a los enfermos porque se trata de una situación de gravedad. Tienen una mortalidad estadísticamente entre el 10% y el 20%. Depende de las defensas del paciente, de la edad... No hay una regla general sobre el pronóstico. En el caso del papa, se daba la circunstancia de que era una persona mayor y, por tanto, pues había que esperar que hubiese problemas. En su caso, la neumonía acabó haciendo una insuficiencia respiratoria, es decir, los pulmones no intercambiaban bien el oxígeno, que es para lo que están diseñados, y hubo que administrarle oxígeno tanto cuando estuvo hospitalizado como después. Al paciente se le dio de alta, lo cual fue una buena señal. Cuando hablamos de alta a alguien, se supone que ha superado esta fase aguda, pero es cierto que en las siguientes semanas o meses las consecuencias de esta insuficiencia respiratoria se mantienen", analiza para RTVE.es el catedrático en Neumología, Jose María Marín.
Francisco fue dado de alta el 23 de marzo, y poco después reapareció públicamente para saludar a la multitud presente desde su balcón. Su equipo médico había anunciado su alta el día anterior, pero detalló que debería cumplir "una larga convalecencia" de "al menos dos meses". Su muerte se ha producido justo después de la Semana Santa, en la que redujo drásticamente sus apariciones. Aunque seguía convaleciente, el santo padre hizo una serie de apariciones sorpresa ante sus fieles.
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