La relación entre China y España: socios por conveniencia, pero sin igualdad
- Desde que se establecieron relaciones diplomáticas en 1973, todos los Gobiernos españoles han impulsado los vínculos con Pekín
- La relación entre ambos es muy asimétrica, con un déficit comercial en favor de China
China y España mantienen relaciones desde hace más de 50 años. La conexión se ha fortalecido en los últimos años, con tres visitas oficiales del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, a Pekín. Los intereses que comparten ambos países son variados, van desde el intercambio comercial a la tecnología verde y el turismo.
Para España, el interés asiático es fundamentalmente económico. En cambio, el Gobierno español quiere profundizar en lo primero. Mientras que la Unión Europea define al gigante asiático como "socio, competidor y rival", el Gobierno español se esfuerza en reforzar su papel de socio.
En 2024, China fue el cuarto socio comercial de España y su segundo mayor proveedor de importaciones, solo por detrás de Alemania. No obstante, el intercambio entre ambos países está lejos de ser equilibrado: mientras que el país del sur de Europa compró productos chinos por valor de más de 45.000 millones de euros en 2024, Pekín solo es el destino de 7.500 millones de sus exportaciones, según datos del Ministerio de Comercio.
Tecnología verde y turismo: los otros pilares
Más allá del comercio, China también es un importante emisor de turistas a España, especialmente fuera de la temporada alta. Aunque, sin duda, lo que realmente interesa a Moncloa es su experiencia en tecnologías, fundamentales para la transición ecológica.
Por ejemplo, sectores como el de las baterías, los vehículos eléctricos o las energías renovables son campos donde España está atrayendo inversión de la segunda mayor economía del planeta.
De hecho, ya están en marcha varios proyectos importantes, como la creación de un parque industrial de hidrógeno verde, una fábrica de coches eléctricos en las antiguas instalaciones de Nissan en Barcelona y una de baterías en Zaragoza. Asimismo, se ha anunciado la compra de la mayor planta solar en Murcia por parte de una empresa estatal china.
Una relación que trasciende Gobiernos
Los vínculos entre España y China se remontan a 1973, cuando el régimen franquista reconoció oficialmente a la República Popular China. Desde entonces, todos los Gobiernos españoles, independientemente de su ideología, han apostado por una relación sólida con Pekín.
Juan Carlos I visitó el país en 1978, en plena transición democrática, y Felipe González impulsó los lazos económicos en los años 80. En 2005, bajo el mandato de José Luis Rodríguez Zapatero, se estableció una "asociación estratégica integral", que sentó las bases de una cooperación más profunda.
Esta cercanía ha llevado a España a adoptar posturas menos críticas hacia Pekín que otros socios europeos. Tras la represión de Tiananmen en 1989, Madrid evitó imponer sanciones duras, y en 2010 llegó a proponer el levantamiento del embargo europeo de armas. Esa postura ha facilitado una relación fluida, incluso a costa de pasar por alto cuestiones como el autoritarismo del régimen o la situación de los derechos humanos.
España, su gran aliado en Bruselas y puerta a otros continentes
Para China, España es un aliado político dentro de la Unión Europea. Su respaldo le ayuda a contrarrestar las voces más contrarias a su influencia dentro del bloque, como la de la Alta Representante para Asuntos Exteriores, Kaja Kallas.
Además, producir en España permite a las empresas chinas eludir aranceles comunitarios, algo que cobró especial importancia en el reciente debate sobre las importaciones de vehículos eléctricos desde China, donde España se abstuvo en una votación clave.
Por otro lado, el país ibérico es una vía de entrada a negocios en Latinoamérica y África, dos regiones prioritarias para Pekín. En concreto, China busca ganar aliados diplomáticos en su competencia con Estados Unidos y en su disputa histórica con Taiwán, además de dar salida a sus exportaciones. Prueba de la importancia de España como puente son las frecuentes visitas de Xi Jinping a Canarias, que ha visitado tres veces. El líder chino considera el archipiélago un punto estratégico para su proyección en África y en el continente americano, además de un lugar simbólico por su papel en la conquista de América.
Una visita clave en un momento delicado
Este viernes, Pedro Sánchez vuelve a China, convirtiéndose en el primer presidente español en establecer un contacto regular al más alto nivel con el país asiático. Esta visita se enmarca en un contexto global complejo, marcado por la tensión entre China y Estados Unidos y la guerra arancelaria desatada por Donald Trump.
El objetivo de Moncloa es claro: reequilibrar la balanza comercial, aumentar las exportaciones españolas y consolidar las inversiones chinas en sectores estratégicos. Sánchez intentará reforzar el papel de España como socio fiable y atractivo para Pekín, en un momento en que Europa podría verse forzada a estrechar lazos con China pese a sus propias reservas.