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50 años celebrando el Día de la Mujer

Merche Comabella: las feministas "no perdimos el tren de la Transición ni el de la democracia"

Merche Comabella: las feministas "no perdimos el tren de la Transición ni el de la democracia"
CAROLINA PECHARROMÁN

Objetivo Igualdad se emite los domingos a las 15:50h en el Canal 24 horas y después en RTVE Play.

La ONU declaró 1975 “Año Internacional de la mujer”. Ese año celebró por primera el 8 de marzo como Día Internacional de la Mujer y dos años más tarde, lo ratificó la Asamblea General. Fueron unos meses de eclosión del movimiento feminista en el mundo entero que pusieron los derechos de las mujeres y sus reivindicaciones en la agenda internacional.

En España, el Régimen de Franco canalizó a través de la Sección Femenina de Falange esta conmemoración y lanzó un gesto a la comunidad internacional, en busca de reconocimiento. Así, derogó las normas que instituían el permiso marital: la obligación para las mujeres casadas de que su marido les diera permiso para los actos más sencillos, desde abrir una cuenta bancaria o vender una vivienda de su propiedad hasta sacarse el pasaporte y viajar.

“Era muy evidente que en el año Internacional de la Mujer todavía existiera la licencia marital en España era muy contradictorio incluso para el propio franquismo y para la propia Sección Femenina”, recuerda Mercedes Comabella, una de las principales activistas feministas de la época, que habla de “blanqueamiento del Régimen”.

El feminismo de 1975 y la Transición

La clandestinidad

Merche Comabella fue además dirigente de la organización clandestina Movimiento Democrático de Mujeres. Hemos hablado con ella sobre lo que sucedió en 1975. “Entonces no se leía en la prensa extranjera, no se tenía tampoco una información amplia de lo que ocurría en España... Esta declaración que hace Naciones Unidas del año 1975 como Año Internacional de la Mujer, hubo que hacer una campaña de explicación de por qué se esperaba esa declaración y por qué nosotras íbamos a hacer un programa de acción unitario en respuesta al que preparaba oficialmente el gobierno de Franco”.

En tiempos del franquismo, con los partidos y organizaciones democráticas prohibidos, gran parte de las mujeres se reunían en torno a las asociaciones de Amas de Casa locales u otros grupos, como las asociaciones de barrio, para defender sus derechos e intereses. Eran grupos pequeños y muy diversos, por lo que el trabajo de estas feministas fue complicado.

Pero se logró, como explica Merche Comabella: “Se consiguió que el programa unitario fuera suscrito por 22 organizaciones de mujeres. Había organizaciones cristianas, católicas y había mujeres simplemente sin partido. Esta presentación la tuvimos que hacer en clandestinidad, porque no estábamos todavía legalizadas y toda la estructura franquista estaba funcionando. Se hizo en el Oliver, en el bar de copas propiedad de Adolfo Marsillach. Ahí presentamos a los medios de comunicación lo que íbamos a hacer”.

La huelga de mercados del 20 de febrero

Una de las causas que unía a las mujeres y las había hecho salir a la calle a protestar desde hacía más de un siglo era la carestía de la vida. “Como primera opción, llamamos a un boicot a los mercados, teniendo en cuenta que lo que queríamos es que las mujeres se sintieran de alguna manera protagonistas en algo en ese año. Algo que fuera fácil, porque eran nueve millones de amas de casa que realmente vivían aisladas y ellas mismas ya estaban aburridas de aburrirse. Queríamos visibilizar que podían hacer algo y efectivamente, lo hicieron. Los mercados ese 20 de febrero aparecieron vacíos y algunos periódicos publicaron fotografías de esos mercados vacíos para que se viera que no era un cuento que decíamos las mujeres que habíamos organizado todo esto. Reacción: Nos cerraron las asociaciones que había legales”, recuerda Comabella.

Efectivamente, lo hicieron. Los mercados ese 20 de febrero aparecieron vacíos

Las sanciones fueron más allá: “Durante tres meses no se pudo hacer ningún tipo de actividad y nos pusieron unas multas de 50.000 pesetas que no pagamos. En principio íbamos a tener que pagarlas en cárcel, pero armamos mucho escándalo, estuvimos viendo incluso a procuradores del franquismo, a la Iglesia, a los militares. Es decir, removimos mucho para que se levantara esa suspensión y al final se olvidaron de las multas. Estuvimos tres meses trabajando y se consiguió una coordinación con mujeres de otros lugares. El propio Movimiento Democrático de mujeres ya estaba bastante extendido, no solamente en Madrid. Estaba ya extendido como en unas ocho o nueve provincias”.

Ella no está en Wikipedia: Merche Comabella

Las Jornadas de Liberación de la Mujer

Esa organización de grupos y mujeres dispersos y diversos cuajó en la idea de organizar unas Jornadas de Liberación de la Mujer donde se pusieran en común trabajos, ideas y planes de acción. “Se celebraron en diciembre de 1975, a los 15 días de haber muerto Franco. Tuvimos dudas en cuanto a si había que hacerlas o no, porque igual acabábamos todas en la cárcel; pero al final decidimos ir para adelante y fue como un congreso, un mini congreso feminista al que asistieron 500 mujeres de distintos lugares del país y se celebró en Madrid en un colegio de monjas que nos dejaron los locales”.

Este primer congreso feminista español se celebró concretamente entre los días 5 y 8 de diciembre de 1975: “Fueron cuatro días de debates de 500 mujeres que no nos conocíamos de nada. Abordamos todos los temas y al final hicimos un comunicado. Hubo algo más de 100 mujeres que no estuvieron de acuerdo con lo que decidieron las 400 restantes. Se puso de manifiesto que había muchas formas de comprender el feminismo y la lucha feminista. Salieron como siete feminismos distintos: el de la diferencia, el de la igualdad, el radical, el de lucha de clases, el feminismo sindical, el feminismo independiente…”.

Fue como si se hubiera levantado una losa y las mujeres hubiéramos salido ahí

Fue la toma de fuerza que permitió que en 1976 el movimiento feminista estuviera preparado para posicionarse en la Transición, como recuerda Merche Comabella: “Ya en el año 76, a partir de esas 500 mujeres que participaron, ya empezaron a florecer grupos y organizaciones concretas. En un año, puedo fácilmente afirmar que se formaron más de 300 organizaciones de mujeres en todo el país. Es decir, que fue como si se hubiera levantado una losa y las mujeres hubiéramos salido ahí. Y a partir de ahí ya se crearon plataformas unitarias, coordinadoras. El Movimiento Democrático de Mujeres, junto con todas las nuevas organizaciones que habían ido surgiendo, empezamos a hacer un trabajo unitario, aparte del que luego cada organización hacía por su cuenta”.

El primer 8 de marzo en España

Si conmemoramos el 50 aniversario del 8M celebrado por la ONU, para que se pudiera realizar en España todavía faltaron unos años, hasta que en 1978 se autorizó la primera manifestación. “Anteriormente, habíamos hecho otras manifestaciones clandestinas por parte del Movimiento Democrático de mujeres en la calle, que duraban tres minutos antes de que llegara la policía. Ya como movimiento feminista amplio, en el año 76 se celebró una manifestación no permitido en la calle Goya (Madrid). Solo había mujeres en la calzada, queríamos que no hubiera ni un solo hombre y que los hombres, si querían apoyar, aplaudir o silbar, que se quedaran en las aceras”.

Merche Comabella en la Fundación Ortega Marañón durante su entrevista con Objetivo Igualdad

Merche Comabella en la Fundación Ortega Marañón durante su entrevista con Objetivo Igualdad

El lema de esa primera manifestación en Madrid organizada por la Plataforma Unitaria fue “Mujer, lucha por tu liberación, únete”: “Evidentemente, apareció la policía porque no estaba permitida. Dialogamos con ellos, o más bien nos peleamos con ellos, para que nos dejaran. Nos dijeron, bueno, pues un poquito más, hasta la calle Velázquez y al final ya sacaron los botes de humo, etcétera y nos dispersaron. Pero con todo, hubo una comisión que pudo llegar a Vicepresidencia de Gobierno que estaba entonces en la Plaza de Colón a entregar nuestras reivindicaciones, las reivindicaciones de las mujeres feministas”, nos cuenta Comabella.

Los años que siguieron fueron también de mucho trabajo y esfuerzo, “efervescentes” según esta activista, para quien merecieron la pena: “Tenía claro que el feminismo, esa lucha feminista, no podía quedar aparcada en algunas de las muchas estaciones que teníamos que recorrer. Pudo quedar aparcada en el camino o incluso que perdiera el tren de la Transición y el tren de la democracia”. Con una sonrisa, al final de la entrevista, concluye: “Yo creo que el resultado es muy positivo. No perdimos el tren de la Transición, no perdimos el tren de la democracia y adquirimos una autonomía que se fue conquistando”.