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Ecologistas en Acción denuncia la "uberización" agraria que deteriora Doñana, el Mar Menor, la Albufera y Almería

  • La agrupación presenta un informe sobre el enorme impacto socioambiental de la agroindustria en estos cuatro espacios
  • El modelo hiperintensivo tiene repercusiones muy negativas en las zonas donde se implanta, agravadas por la crisis climática

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Finca del cultivo de fresas ubicada en Doñana.
Finca del cultivo de fresas ubicada en la zona de regadío al norte de la Corona Forestal de Doñana.

El modelo agrario hiperintensivo tiene repercusiones socioambientales muy negativas en las zonas donde se implanta, que se ven agravadas por la crisis climática. Esta es la principal conclusión del informe 'El verdadero precio de los alimentos. La cara oculta de la agroindustria en la península ibérica', presentado por Ecologistas en Acción, en el que se analizan asuntos como la sobreexplotación de las tierras o la contaminación de las masas de agua superficiales y subterráneas. El trabajo se centra en cuatro espacios del territorio peninsular español: Mar Menor, Doñana, la Albufera de Valencia y la provincia entera de Almería.

La agrupación ecologista denuncia que se está produciendo una “uberización” de la producción agrícola, ya que son las grandes comercializadoras y/o minoristas las que deciden los aspectos más importantes; y qué precios percibirán quienes producen. En consecuencia, en estas comarcas donde impera la agroindustria, los agricultores apenas tienen capacidad de decisión sobre el manejo de sus tierras y están a merced de las grandes cadenas de supermercados que "pueden llegar a conseguir que la cadena alimentaria tenga un único eslabón".

Así, según se refleja en el documento, además de perjuicios medioambientales, este modelo de producción vulnera los derechos de quienes trabajan en el campo por cuenta ajena, generan empleo precario y no contribuyen de manera significativa al PIB de las regiones donde se lleva a cabo. Ecologistas en Acción subraya que este modelo agrícola se extiende también por otras zonas de España, como el valle del Ebro, la costa tropical de Málaga y Granada o el noroeste murciano, y que a menudo afecta a espacios y paisajes "formalmente protegidos sobre el papel, pero desprotegidos en la práctica".

También destaca que España, con el 26%, es el primer productor de frutas y hortalizas de la Unión Europea, y el séptimo a nivel mundial. Hasta más de tres cuartas partes de esos alimentos se destinan a la exportación y terminan en los estantes de las grandes cadenas de supermercados de la Unión Europea y Reino Unido, que a nivel nacional llegan a repartirse más del 85% de la cuota total de mercado de producto fresco.

Sobreexplotación y contaminación

En términos generales, el documento concluye que la agroindustria agrava las amenazas que ya sufre cada uno de los cuatro territorios estudiados con respecto a la crisis climática, ya que esta producción hiperintensiva provoca sobreexplotación y contaminación de las masas de agua, tanto superficiales -humedales, lagunas costeras, ríos y otros cauces- como subterráneas, y deficiencias en su gestión y gobernanza. Como ejemplo, en palabras de Natalia Llorente, portavoz de Ecologistas en Acción, “la Doñana desecada o el Mar Menor eutrofizado se han convertido en tristes símbolos del extractivismo agrario, cuyas consecuencias ya estamos viviendo de primera mano”.

Sin embargo, la insostenibilidad de este sistema no solo radica en la explotación de los recursos naturales. Según el informe, también se manifiesta en la vulneración de los derechos humanos de las miles de personas trabajadoras por cuenta ajena, en su mayoría jornaleras/os migrantes en situación de vulnerabilidad. “Son personas que llegan a trabajar en condiciones de semiesclavitud y malviven en asentamientos sin las más mínimas condiciones de habitabilidad, cuyos derechos laborales son negados para poder mantener los márgenes de beneficio en un mercado global que cada vez presiona más”, valora Llorente.

Además, Ecologistas en Acción incide en que las cifras regionales obtenidas muestran que este modelo contribuye al aumento de la desigualdad en la población local, ya que su aportación al PIB no es significativa: a pesar de los altos rendimientos del sector, la agricultura industrial crea, sobre todo, empleos precarios. Así, según los datos sobre la distribución de la renta, las economías provinciales basadas en la agricultura industrial ocupan los últimos puestos en la clasificación de la renta.

La situación de los cuatro espacios:

Estas son las principales conclusiones de los resultados del informe, caso a caso:

Mar Menor: Desde 2015, la laguna salada más grande de Europa sufre crisis ambientales periódicas provocadas por los nutrientes procedentes del regadío intensivo, entre las que se contabilizan unas 9.500 hectáreas de regadío ilegal, y la salmuera de la desalación de aguas subterráneas. La eutrofización del ecosistema único del Mar Menor ha provocado la extinción masiva de especies animales autóctonas.

Albufera valenciana: Por su importancia y diversidad ornitológica (más de 350 especies de aves), este ecosistema tiene un gran interés biológico. Desde los años sesenta, se utilizan cada vez más fertilizantes químicos y pesticidas sintéticos. Parte de esos fertilizantes ricos en nitratos acaba en el lago, aportando más nutrientes al fitoplancton y aumentando el problema de la eutrofización y dulcificación de sus aguas.

Doñana: Este parque nacional, con su flora y fauna únicas, está gravemente amenazado por la agricultura intensiva de regadío en su cuenca hidrográfica. La explotación ilegal y la degradación de las aguas, así como la pérdida de biodiversidad, han provocado una disminución del 70,7% del número de lagunas entre 1920 y 1987.

Provincia de Almería: En el mar plástico de Almería los acuíferos están sobreexplotados y salinizados, mientras que los humedales, rodeados de invernaderos, sufren contaminación química y continuos vertidos plásticos. Cada año se vierten a la naturaleza hasta 15.000 toneladas de plástico procedente de los invernaderos.