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Análisis | Guerra Israel-Hamás

Hamás, Hizbulá e Irán: el 'Eje de la Resistencia' que preocupa a Israel y puede extender el conflicto en la región

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Reunión entre Hasán Nasralá, líder de Hizbulá, el secretario general de la Yihad Islámica Palestina, Ziyad al-Najalá (segundo por la izquierda) y el segundo jefe de Hamás, Saleh al Aruri (izquierda), reunidos el 25 de octubre en Beirut. EFE/EPA/Ofici
Reunión entre Hasán Nasralá, líder de Hizbulá, el secretario general de la Yihad Islámica Palestina, Ziyad al-Najalá (segundo por la izquierda) y el segundo jefe de Hamás, Saleh al Aruri (izquierda), reunidos el 25 de octubre en Beirut.

Israel continúa bombardeando Gaza y tiene todo preparado para una invasión terrestre, mientras vigila la posible apertura de un frente en el norte. Allí la milicia chií libanesa Hizbulá ha llevado a cabo varios ataques, hasta ahora limitados.

Pese a disponer de una milicia disciplinada y bien equipada y el respaldo de Irán, Hizbulá teme que un conflicto a gran escala destruya su posición política en Líbano, un país sumido en una profunda crisis económica y social.

¿Qué es Hizbulá? Mucho más que una milicia

El líder de Hizbulá, Hassan Nasralá, recibió este pasado miércoles en Beirut a dirigentes Hamás y la Yihad Islámica Palestina, a los que mostró su apoyo en su lucha contra Israel. La reunión estuvo presidida por dos retratos: el del imán Jomeini y el del líder supremo iraní, Alí Jamenei.

Hizbulá (literalmente, el "Partido de Dios") nació en 1982, al inicio de la invasión israelí del Líbano y dos años después del triunfo de la Revolución Islámica en Irán.

La organización encabezada por Nasralá es mucho más que su ala militar, a la que la UE incluye en su lista de grupos terroristas. Es un partido político que representa a la comunidad musulmana chií (junto con otras fuerzas, como Amal), con 13 escaños en el Parlamento, y que ha llegado a formar parte del gobierno. Posee una red de organizaciones sociales, educativas y caritativas, y sus miembros tienen una presencia importante en la banca o el comercio.

"Líbano no es un estado que funcione, es una especie de Estado fallido permanente - explica a RTVE.es Isaías Barreñada, doctor en Relaciones Internacionales por la Universidad Complutense de Madrid e investigador del Instituto Complutense de Estudios Internacionales (ICEI) - Quien resuelve las demandas de servicios y políticas públicas son otros actores".

Las distinas comunidades que conviven en el país (suníes, chiíes, cristianos de distintas confesiones, drusos) se organizan para suministrar estos servicios, no solo a sus miembros, sino a toda la sociedad. Así, por ejemplo, las organizaciones cristianas y suníes tienen un gran peso en la educación.

"Hizbulá es parte de la sociedad libanesa", confirma Yeghia Tashjian, del Instituto Issam Fares para Políticas Públicas y Asuntos Internacionales de la Universidad Americana de Beirut (IFI). "Pese a que todos o el 99 % de sus combatientes son chiíes, tienen también apoyo entre los drusos y los cristianos, especialmente porque han combatido a los ocupantes israelíes durante años", asegura.

"La singularidad de Hizbulá - subraya Barreñada - es que ha asumido también una dimensión de defensa de la soberanía del país, sustituyendo o complementando al Ejército. Durante mucho tiempo, el sur del Líbano estaba protegido por Hizbulá".

Pero eso lleva a que la organización tome decisiones de seguridad que comprometen a todo el país. "Si Hizbulá decide lanzar misiles contra Israel, no lo decide el Estado libanés", ejemplifica el profesor de la UCM. El Gobierno libanés ya ha reconocido que la decisión sobre un potencial conflicto no depende de él.

Soldados entrenados y un arsenal de cohetes

El ala militar de Hizbulá, una mezcla entre fuerza paramilitar y ejército convencional, controla la región sur del Líbano (incluida la frontera con Israel), el Valle de la Bekaa (este) y los suburbios meridionales de Beirut.

También está presente en Siria, en cuya guerra civil ha participado al lado del presidente Bachar al Asad. En 2021, uno de los líderes de Hizbulá, el jeque Sadek Al Nabulsi, aseguró en declaraciones a Gonzalo Caretti, periodista de TVE, que la organización necesitaba mantener su despliegue en Siria "en caso de que empezara una guerra con Israel".

La última vez que la milicia se enfrentó abiertamente a las Fuerzas Armadas israelíes fue en 2006. Entonces ya demostró que podía plantarles cara, y hoy es más fuerte. Nasralá asegura tener a su disposición a 100.000 efectivos, pero otras fuentes los sitúan en torno a los 20.000, aunque con capacidad para reclutar a más.

Los combatientes son disciplinados, están bien educados, entrenados y equipados, y muchos son veteranos de la guerra civil siria, destaca Tashjian.

La milicia posee un arsenal de unos 150.000-200.000 cohetes, misiles y morteros, según el Instituto de Estudios de Seguridad Nacional (INSS), un centro de análisis israelí. Entre ellos, cohetes tipo Grad de corto alcance, pero también misiles Fatah 110, con un alcance de 200-300 kilómetros.

Desde el 8 de octubre, un día después de la incursión de las milicias palestinas en el sur de Israel, Hizbulá ha realizado varios ataques de baja intensidad, con cohetes o misiles antitanque, drones y morteros. Al menos siete soldados israelíes y un número similar de milicianos han muerto, además de varios civiles libaneses.

Israel ha evacuado poblaciones fronterizas, como Kiriat Shmona. En el sur del Líbano, casi 20.000 personas han abandonado sus hogares, según la ONU. El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, ha advertido a Hizbulá de que si entra en el conflicto será "el peor error de su vida".

Las cuidades israelís cercanas al Líbano se vacían por temor a Hizbulá

La extensión de los enfrentamientos en la frontera podría afectar también a las fuerzas de la ONU desplegadas allí (UNIFIL), que cuentan con importante contribución española y mando español.

Ataques limitados para evitar una escalada

Pero un conflicto a gran escala no conviene ni al Partido de Dios ni al Líbano.

La guerra de 2006 costó la vida a 1.200 libaneses, en su mayoría civiles, y destrozó el sur, que tuvo que ser reconstruido.

El año pasado, Líbano e Israel delimitaron su frontera marítima. El país espera poder explotar reservas de gas y petróleo en el Mediterráneo, unos ingresos que pueden ayudar a superar la profunda crisis financiera que dura ya cuatro años, y que ha disparado la pobreza, ha paralizado el Estado y ha afectado al funcionamiento de infraestructuras básicas (en Beirut solo disponen de 4 o 5 horas de electricidad al día). Una guerra ahora sería desastrosa.

"Hizbulá necesariamente tiene que mostrar solidaridad con Hamás, llevar a cabo operaciones que distraen y crean una sensación de mayor inseguridad a Israel. - explica Isaías Barreñada - Pero abrir realmente un frente de grandes dimensiones con Israel es extremadamente costoso a nivel económico y político". "No veo riesgo de reeditar la guerra de 2006 salvo que a Israel le interese arrastrar al Líbano", apostilla.

Yeghia Tashjian destaca que, al contrario de Hamás, Hizbulá es "cauteloso" y sus acciones "se basan en el equilibrio de poder sobre el terreno". Hasta el momento, los enfrentamientos en el sur del Líbano no ha cruzado una "línea roja", y "ninguna de las partes tienen intención de cruzarla", asegura.

Sin embargo, si Israel lanza su esperada invasión terrestre de Gaza, Hamás no es capaz de oponer resistencia y la destrucción del grupo parece inevitable, "entonces Hizbulá podría intervenir", advierte el analista del IFI, "pero no sé si sería un ataque importante o ataques limitados para distraer a Israel de su operación en el sur".

Irán y el 'Eje de la Resistencia'

Hizbulá podría apoyar a Hamás porque ambos forman parte del autodenominado "Eje de la Resistencia", una coalición informal antiisraelí que incluye también a Irán, Siria, a otras milicias palestinas, y a grupos iraquíes y yemeníes.

Israel ha acusado a Teherán de dar apoyo de inteligencia y luz verde a Hamás para el ataque de 7 de octubre. Un portavoz de la organización palestina, Ghazi Hamad, aseguró a la BBC que habían recibido su respaldo directo. Irán, sin embargo, lo ha negado.

Isaías Barreñada señala que la relación de Hizbulá con Irán es más profunda que la de Hamás, y tiene sus raíces en la atracción intelectual de los grandes centros del chiísmo en ese país y en el vecino Irak. "Pero eso no quiere decir que sea un peón de Irán - subraya - Hizbulá tiene una agenda particular".

Con Hamás comparten "la dimensión antiimperialista y una perspectiva islamo-nacionalista". Sin embargo, los palestinos estuvieron originalmente vinculados a los Hermanos Musulmanes, a los que les une el sunismo, y en el pasado han recibido ayuda de Siria (que hoy se lo retierado) y de los estados del Golfo.

"Hizbulá no es un proxy [delegado] de Irán - coincide Tashjian - Es independiente, aunque están aliados. Hay un alto nivel de coordinación, sobre todo en operaciones militares sobre el terreno".

Irán ha amenazado también con una una escalada regional si Israel invade Gaza, pero Estados Unidos cree que no se implicará directamente, sino a través de sus aliados.

"Las milicias proiraníes activas en Siria, que cada vez están más cerca de los Altos del Golán, pueden ser activadas. Los hutíes yemeníes han lanzado varios misiles interceptados por los estadounidenses, y milicias iraquíes han atacado bases de EE.UU. Hay muchos factores que pueden causar un conflicto internacional", ha explicado en TVE Jesús Núñez, y director del Instituto de Estudios sobre Conflictos y Acción Humanitaria (IECAH).

La guerra entre Hamás e Israel sacude el delicado equilibrio en Oriente próximo

Jordi Quero, profesor de Relaciones Internacionales en la Universitat Pompeu Fabra, asegura que ni Irán ni ningún otro país de Oriente Medio quiere "asumir un nivel de compromiso suficientemente grande como para que esto pueda escalar y convertirse en un conflicto regional". "Los costes de cualquier guerra semejante son inasumibles para cualquier Estado de la región", añade.

Por si acaso, Washington ha desplegado dos portaaviones en el Mediterráneo y ha puesto en alerta a 2.000 soldados, para mostrar a los enemigos de Israel que cualquier tentación de intervenir puede ser respondida por EE.UU.