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El cambio climático provoca que inundaciones como las de Libia sean hasta 50 veces más probables

  • Un estudio de World Weather Attribution también demuestra que las fuertes lluvias de Grecia son diez veces más probables
  • "Hay un antes y un después tras la tormenta Daniel", señalan, un fenómeno que ha dejado más de 11.000 muertos en Libia

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La ciudad libia de Derna tras la destrucción que dejó Daniel
La ciudad libia de Derna tras la destrucción que dejó Daniel

Las devastadoras inundaciones que ha dejado la tormenta Daniel en el Mediterráneo son mucho más probables con el cambio climático. Concretamente, las lluvias que han provocado el desastre en Libia, que han dejado ya más de 11.300 muertos en la ciudad de Derna, son 50 veces más probables, y las de Grecia, Turquía y Bulgaria, diez veces más.

Así se desprende de un estudio publicado este martes por un equipo internacional de climatólogos del grupo World Weather Attribution (WWA), una red de científicos que estudia la relación entre el cambio climático y fenómenos extremos. En el caso de Libia, la situación no solo se ha agravado por el calentamiento global, sino por las condiciones del país, "con la construcción en llanuras aluviales, el mantenimiento deficiente de las presas y otros factores locales que han convertido el clima extremo en una catástrofe humanitaria".

En este país dividido por el conflicto, lo que también ha complicado la llegada de ayuda,las precipitaciones han sido un 50% más intensas de lo que hubieran sido sin el calentamiento actual, de 1,2 ºC respecto a tiempos preindustriales. Y a pesar de que el cambio climático hace más probable estas destructivas lluvias, sigue siendo un fenómeno "extremadamente inusual", que solo se espera una vez cada 300 o 600 años.

El estudio también menciona la situación en España, en las mismas fechas de principios de septiembre afectada por una DANA que dejó seis muertos. Sin embargo, como la lluvia se concentró en solo unas horas -durante el 3 de septiembre-, los científicos no han podido llevar a cabo un estudio de atribución en profundidad, ya que los modelos climáticos no representan adecuadamente estos fenómenos en escalas de menos de un día. Sí que concluyen que se trata de un evento que solo ocurre una vez cada 40 años, y señalan que la Comunidad de Madrid, por ejemplo, ha sufrido las peores lluvias desde 1972.

"Se hablará del antes y el después de Daniel"

Los estudios de atribución son un elemento relativamente novedoso y reciente en la ciencia climática. Aunque hay consenso científico sobre que el cambio climático hace que fenómenos como las olas de calor, las sequías o los incendios sean más frecuentes e intensos, hasta hace pocos años era muy difícil determinar el grado de responsabilidad del calentamiento en ellos, y más aún en otros como lluvias intensas y tormentas.

Ahora, el estudio de World Weather Attribution ha hallado que en las tormentas que asolaron Grecia, Bulgaria y Turquía, las lluvias fueron un 40% más intensas de lo que hubieran sido en un clima no alterado por el ser humano. El paso de Daniel anegó el centro de Grecia, dejó 17 muertos y afectó a las llanuras de la región de Tesalia, parte de la cual "sigue inundada" y pasarán "meses" hasta que recupere la normalidad, según ha explicado Kostas Lagouvardos, director de investigación del Observatorio Nacional de Atenas, en una rueda de prensa con motivo del lanzamiento del informe.

Es la peor tormenta en el país desde que hay registros, desde 1930. La misma borrasca afectó también a Bulgaria y Turquía, dejando siete y cuatro muertos, respectivamente. "Nunca habíamos visto tanta lluvia. Daniel fue un punto de inflexión en Grecia, se hablará del antes y después de Daniel", ha señalado Lagouvardos, y ha considerado que tras el paso de esta tormenta se tendrá que revisar el sistema de alertas y el sistema de protección civil en el país.

Un Mediterráneo caliente, caldo de cultivo para el desastre

Daniel se ha situado ya de largo como el fenómeno meteorológico extremo más mortífero del año, el peor en el Mediterráneo y en África desde que hay registros, y el peor a nivel mundial desde el ciclón Nargis, en 2008, que dejó 130.000 víctimas en Birmania. No es casualidad que Daniel, bautizado así por el servicio meteorológico griego, haya afectado al Mediterráneo. Este mar se ha convertido en "un punto caliente de riesgos provocados por el cambio climático", según Friederike Otto, profesora de Ciencias del Clima en el Instituto Grantham de Cambio Climático y Medio Ambiente del Imperial College de Londres, y una de las fundadoras de WWA.

Para Otto, el estudio deja claro cómo la combinación de varios desastres "agrava" la situación. En Grecia, las inundaciones han sido peores tras sufrir graves incendios en la misma zona que quedó anegada -entre ellos, el peor jamás registrado en la UE-, y en Libia, con el conflicto en curso y la fragilidad del Estado.

Mientras que en el primer país se emitió una alerta temprana y fueron desalojadas unas 5.000 personas, en Libia, sin un servicio meteorológico como la AEMET española, "no se entendió el peligro" y eso hizo aumentar el número de víctimas, según Maja Valhberg, del Climate Centre de Cruz Roja. "Se puede limitar el impacto humano con sistemas de alerta que permitan la evacuación, con la adaptación y con sistemas de emergencia", apunta, y advierte de que la combinación entre "conflicto y cambio climático puede doblar la vulnerabilidad de la población".

Se puede limitar el impacto humano con sistemas de alerta que permitan la evacuación

Detrás de este mortífero evento está un bloqueo omega, un patrón climático inusual que debe su nombre a su similitud con la forma de la letra griega -Ω- sobre el mapa de Europa. Ocurre cuando un sistema de alta presión -en este caso en el centro del continente- queda atrapado entre dos sistemas de baja presión -uno, sobre la Península Ibérica, y otro, que desembocó en Daniel, en el este de Europa-.

Este bloqueo ocurrió en fechas muy tempranas para el Mediterráneo, y fue "muy permanente" y "estancado", provocando fuertes lluvias durante muchos días, según Lagouvardos. Las altas temperaturas registradas en este mar durante el verano, cuando se rompieron varios récords, han alimentado a la borrasca y por tanto empeorado la virulencia de estas lluvias. De camino a Libia, la borrasca adquirió condiciones similares a la de un medicán -un huracán mediterráneo-, un fenómeno reciente y poco estudiado, aunque según el científico griego no se puede confirmar que se trate de un Medicán.

Ante este panorama, los expertos insisten en la importancia de prepararse para estos eventos, cada vez más probables a medida que se agrava la crisis climática. Según Otto, las técnicas que sirven para adaptarse a otros efectos del calentamiento global como las sequías, como la "reforestación y la renaturalización de ríos", sirven también para disminuir los efectos de las lluvias. También ocurre lo mismo con "los sistemas de alerta temprana", que "no son específicos para este tipo de fenómenos", y que pueden salvar vidas, como se ha hecho trágicamente patente en Libia.