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De la irritabilidad y el cansancio a los trastornos emocionales: "El calor nos afecta mucho más de lo que pensamos"

  • La tercera ola de calor del verano ha puesto en alerta a decenas de ciudades con diversos récords de temperaturas
  • Los expertos recuerdan la importancia de beber abundantes líquidos sin tener sed y otros consejos cruciales

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Una mujer se refresca bebiendo agua en el centro de Córdoba
Una mujer se refresca bebiendo agua en el centro de Córdoba

Después de un mes de julio que se ha convertido en el sexto más caluroso en España desde que hay registros, agosto también ha comenzado con los termómetros disparados. La tercera ola de calor del verano ha puesto en alerta esta semana a decenas de ciudades con récords como el del aeropuerto de Valencia, donde se han alcanzado los 46,8 grados, una marca que ha batido la máxima registrada hasta ahora por una diferencia de 3,4 grados.

Según ha indicado la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), esta semana se han vivido temperaturas extremas y poco frecuentes “incluso en pleno verano” que se encuadran, en gran parte del país, en el 5% de las más altas registradas en el período 1991-2020. Unos termómetros inusuales que pueden ser gravemente dañinos para el ser humano, pues se estima que entre junio y septiembre de 2022 provocaron la muerte de más de 4.000 personas. “El calor nos afecta mucho más de lo que pensábamos”, asegura al respecto el médico Lorenzo Armenteros.

El portavoz de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (Semg) explica a RTVE.es que las altas temperaturas pueden tener consecuencias tanto a nivel físico como psicológico, causando desde fatiga y problemas de concentración hasta alterando trastornos como la ansiedad o la depresión. Eso sí, señala, no a todas las personas el calor les afecta por igual. La genética, vivir en lugares acostumbrados a termómetros más suaves o la masa corporal pueden hacernos más vulnerables.

En cualquier caso, la clave contra el calor y sus posibles efectos es la preparación. Así lo ha alertado la propia Organización Mundial de la Salud, que ha ofrecido una serie de recomendaciones a veces obvias pero olvidadas para evitar ser víctimas de los termómetros extremos. En RTVE.es hemos recogido estos y otros consejos ante la incertidumbre de que el mes de agosto aún deje otra nueva ola de altas temperaturas.

Una semana con más de 10 récords de temperaturas

Mientras nueve millones de españoles están sufriendo restricciones en el consumo de agua a causa de una grave sequía, el calor no ha dado tregua esta semana. Los termómetros comenzaron a subir el lunes tras el paso de la borrasca Patricia y dejaron valores de casi 45 grados en Badajoz y Mérida. Por la noche, Extremadura registró también las diez temperaturas más altas de toda España, con la localidad pacense de Castuera a la cabeza, donde el mercurio subió a los 35 grados por la noche.

El martes los valores continuaron elevados. En Mérida, los termómetros llegaron a los 43,7 grados, mientras que en Córdoba alcanzaron los 42,3 y en las sevillanas Écija y Carmona subieron a temperaturas de hasta 42,8 y 42,2 grados, respectivamente. El punto álgido de la ola de calor, no obstante, se alcanzó el miércoles. Fue durante esa jornada cuando la mayor parte del país estuvo en aviso por los termómetros inusuales. En La Roda de Andalucía, Sevilla, se registraron entonces los 44,6 grados.

Aunque efectivamente el pico nacional de la ola de calor fue el miércoles, el jueves los termómetros siguieron subiendo de forma intensa en el Mediterráneo y en Canarias. En el aeropuerto de Valencia, de hecho, se alcanzaron los 46,8 grados, una temperatura 3,4 grados superior a la máxima registrada en 1986. En toda la semana, además, las ciudades españolas superaron más de 10 marcas máximas, entre ellas los 42,4 grados de Chinchilla (Albacete) y los 39,4 de Xinzo de Limia (Ourense).

Más allá de esos récords a nivel local, el 9 de agosto se batió uno para el conjunto de España, pues se trató del 9 de agosto más cálido desde al menos 1950.

Los posibles efectos del calor: "Parece como si me estuviera derritiendo"

Las temperaturas extremas son cada vez más habituales como consecuencia del cambio climático, tal y como ha advertido en reiteradas ocasiones la Aemet, pero el cuerpo de los seres humanos aún no ha tenido tiempo para adaptarse. Según el doctor Lorenzo Armenteros, el calor puede afectarnos, por ejemplo, en forma de trastornos metabólicos o turbar “patologías emocionales” como la ansiedad y la depresión.

“Se ha demostrado que el calor altera el mecanismo electrolítico, las sales y los líquidos de nuestro organismo”, lo que conlleva no únicamente la deshidratación, sino también “alteraciones de los mecanismos de conexión neuronal o cardíaca”. “Nos hace que podamos tener bajadas de tensión o bradicardia”, apunta el portavoz de la Semg. Ante cualquier esfuerzo, las altas temperaturas pueden hacer igualmente más probable las taquicardias y el cansancio al exigir un mayor grado de energía. “Nos afecta en una mayor tendencia al sueño o a la dificultad de concentración”, ejemplifica.

Según un informe reciente de la revista The Lancet, el calor extremo se asocia con lesiones renales agudas, insolaciones, efectos adversos en el embarazo y empeoramiento de enfermedades respiratorias. Problemáticas a las que la psicóloga Rosana Pereira añade el impacto en la salud mental. “Las personas que tengan una patología previa la verán intensificada”, asegura a TVE. Son también frecuentes emociones como la irritabilidad, la falta de paciencia o el mal humor, aunque están dentro de la normalidad siempre y cuando no se prolonguen en el tiempo y desaparecen de forma gradual con la bajada de temperaturas.

En definitiva y como recuerdan desde la OMS, el cambio climático es la mayor amenaza para la salud a la que se enfrenta la humanidad y el aumento de temperaturas afecta a toda la población. No obstante, algunas personas son más vulnerables que otras al calor. Más allá de grupos como los menores de edad y las personas ancianas, Armenteros sugiere que nuestros genotipos y fenotipos juegan un papel importante en la tolerancia al frío o al calor. Pero aparte del tono de piel o del peso corporal intervienen igualmente el sexo- las mujeres suelen ser más resistentes a los termómetros extremos- o la costumbre. En Madrid, por ejemplo, los 39,4 grados de máxima de esta semana para muchos han parecido más: "Me parece como si me estuviera derritiendo", cuenta una vecina a TVE.

Los mejores consejos para lidiar con las altas temperaturas

Pero en el municipio extremeño de Castuera, que esta semana alcanzó el récord de 35 grados por la noche, “no nos queda otra que estar acostumbrados”, bromea Antonio Núñez. Este hombre regenta el bar El Plaza y admite que todos, aunque notan el cansancio cotidiano, están hechos a las altas temperaturas y preparados para ellas. “Aquí no se duerme sin aire acondicionado”, y desde bien temprano ya tienen que encenderlo. Además, los comercios hosteleros cierran en las horas más calurosas, la gente se resguarda en casa y las calles quedan vacías.

Las medidas que enumera Núñez son justamente algunas de las principales que recomiendan los expertos para lidiar con las olas de calor. Desde el Ministerio de Sanidad, por ejemplo, se aconseja evitar la exposición al sol en las horas centrales del día, beber abundantes líquidos sin esperar a tener sed, evitar comidas copiosas y no abusar de bebidas alcohólicas. También es recomendable reducir la actividad física y permanecer en lugares ventilados o acondicionados, así como usar ropa de tejidos naturales, ligera y holgada y de colores claros.

"El mejor remedio es irse a la playa", recomienda entre risas Eros Rodríguez desde Xinzo de Limia, Ourense, donde se llegó al récord de los 39,4 grados esta semana. Ante las temperaturas "asfixiantes", admite que no ve mejor solución que estar contantemente refrescándose y bebiendo agua, pero, aun así, los días se le hacen cuesta arriba. "Esto es horroroso, y sobre todo trabajando en una parrillada", afirma el hostelero. Otros menos acostumbrados al calor optan por remedios más directos: "De vez en cuando me pongo un hielo en la cara", dice una vecina de Logroño a TVE.

En casa, además, los expertos sugieren utilizar las habitaciones más frescas y cerrar las ventanas por el día y abrirlas por la noche para ventilar. Asimismo, es indispensable prestar especial atención a menores de edad y a personas mayores o con patologías previas, vigilar su grado de hidratación, y, en caso de necesidad, ponerse en contacto con el 112. "Hay que buscar ayuda en el momento en el que nos encontremos mal y no pensar que se nos va a pasar. Puede haber unas consecuencias muy graves", advierte el doctor Armenteros.

¿Habrá otra ola de calor en agosto?

¿Habrá más olas de calor en agosto después de la de esta semana? La respuesta de la Aemet no es del todo clara.

"No podemos saberlo aún, pero lo que sí muestran los modelos de predicción para la segunda quincena del mes es que será más cálida de lo normal en prácticamente todo el país", ha comunicado. Además, y respecto a las precipitaciones, lo más probable es que a lo largo de la semana que viene sean muy escasas, pero la incertidumbre aumenta aún más para dentro de dos semanas.

El portavoz de la Aemet también se ha pronunciado sobre una posible nueva ola de calor, de la que ha dicho que, por ahora, "no se atisba". "A partir de 10 días la predicción se hace muy complicada. Tendremos que esperar a ver cómo se comporta la segunda quincena de agosto", ha insistido. No obstante, ha recalcado igualmente que el mes de agosto será, en general, más caluroso de lo habitual.