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Análisis | Cumbre de la OTAN

La OTAN se reúne en Lituania con el dilema de Ucrania sobre la mesa: claves de la cumbre

  • Los líderes de la OTAN elevarán en Vilna su relación política con Kiev e incrementarán su apoyo militar
  • Además de Ucrania, se espera que hablen del gasto en defensa o las relaciones con China

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La OTAN, ante la cumbre de la Alianza en Vilna

La cumbre de los líderes de la OTAN que se celebra este martes y miércoles en la capital de Lituania, en Vilna, se lleva a cabo en un momento crítico en la guerra de Ucrania, en medio de la contraofensiva de Kiev y la inestabilidad en Moscú.

También se celebra un año después de la histórica cumbre de Madrid, en la que los países miembros de la Alianza Atlántica acordaron un nuevo concepto estratégico, que señaló a Rusia como una amenaza directa y estableció una nueva estrategia de defensa para disuadir la agresión rusa contra los aliados. En esta cumbre los gobiernos de Turquía, Finlandia y Suecia firmaron un acuerdo por el que Ankara retiró el veto a los dos países nórdicos y aceptó su entrada en la Alianza, aunque ha tardado un año en despejar el camino a Estocolmo.

Por esta razón, para el profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Europea de Valencia, Frédéric Mertens de Wilmars, "después de la cumbre de Madrid, la de Vilna va a ser una cumbre descafeinada".

Pero los aliados tienen muchos temas que tratar además de la guerra en Ucrania o la adhesión de Suecia, como el objetivo del gasto en defensa o las relaciones con China, entre otras cosas.

"Se va a hacer una evaluación del nuevo concepto estratégico que se aprobó en Madrid", explica a RTVE.es el profesor de Historia Contemporánea de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), Isidro Sepúlveda. "Se va a ver si los países han cumplido y si las estructuras militares se pueden adecuar a ese nuevo concepto estratégico", añade.

¿Qué asuntos se van a tratar?

Uno de los principales asuntos que estará sobre la mesa en la cumbre de la Alianza será la entrada de Ucrania en la organización. El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, ha hecho una gran presión por avanzar cuanto antes en ese objetivo constitucional, aunque tanto el mandatario como el secretario general de la OTAN y el presidente de Estados Unidos, Joe BIden, han admitido que mientras la guerra continúe, será algo imposible de lograr.

No obstante, los líderes de la OTAN elevarán en Vilna su relación política con Kiev, incrementarán su apoyo militar y están estudiando reducir de dos a un solo paso el proceso de adhesión de Ucrania, según afirmó el secretario general de la Alianza, Jens Stoltenberg.

"La principal cuestión de la que está todo el mundo pendiente es qué dice la OTAN sobre su relación con Ucrania, qué tipo de paquete vamos a ver por lo que se refiere a rearmar a Ucrania y mantener el flujo de armamento que llega de los aliados", afirma Christopher Skaluba, quien dirige la Iniciativa de Seguridad Transatlántica en el think tank Atlantic Council. "La gran cuestión es la perspectiva de que Ucrania se convierta en miembro de la OTAN. Nadie espera que pase esta semana en Vilna, pero está el deseo de Ucrania y de muchos aliados de darle a Ucrania una ruta más concreta o una idea más directa de cuándo y cómo se podrá unir a la Alianza", señala.

En este sentido, Sepúlveda destaca como uno de los asuntos principales de la cumbre de Vilna "el papel de la OTAN en la guerra en la que no participa". "La gran pregunta es qué hacer con este deseo de Ucrania de ingreso en la OTAN. El presidente ucraniano ha exigido una invitación inmediata, pero no se va a poder cursar, fundamentalmente porque esto obligaría a forzar muchos movimientos y, sobre todo, de forma automática declarar la guerra a Rusia", subraya.

Otro asunto que se tratará en la cumbre es la adhesión de Suecia. Turquía ha mantenido bloqueado su acceso durante un año, si bien este lunes acordó ratificar su adhesión en el parlamento del país tras reunirse con Stoltenberg y su homólogo sueco.

Con esta vía desbloqueada, "otro asunto importante en la cumbre será buscar realmente una delimitación de funciones de los nuevos socios, cuál es la responsabilidad de Finlandia y Suecia en la nueva OTAN. Todo esto hay que delimitarlo y concretarlo en la cumbre, así como cuál va a ser la función de la Alianza en territorio finés y sueco", recalca Sepúlveda.

¿En qué cuestiones hay divisiones entre los aliados?

Precisamente, los principales asuntos que se tratarán en la cumbre también son los que más divisiones crean entre los aliados. La Alianza tenía como objetivo dar la bienvenida a Suecia como nuevo miembro de la OTAN en Vilna, algo que parecec que finalmente se cumplirá, pero la cuestión de Ucrania sigue generando divisiones.

"Uno de los temas en los que están en desacuerdo los países de la OTAN es el de las ampliaciones. Bien es cierto que es una discordia muy local y que ha mantenido en la parrilla Erdogan fundamentalmente para recibir un reconocimiento exterior y que se le mantenga como líder de media potencia muy reconocible", señala Sepúlveda. "Este veto de Suecia no obedece tanto a razones internas sino a una búsqueda de proyección exterior y de reconocimiento internacional para la propia figura de Erdogan", añade.

Los aliados no están de acuerdo en lo que pueden ofrecer a Ucrania en Vilna. Si bien todos insisten en que enviarán una fuerte señal de apoyo político a Ucrania en la cumbre, no está claro en qué se traducirá esa idea. En cualquier caso, la integración de Kiev en la OTAN solo será posible cuando haya unanimidad entre los aliados y Stoltenbeg ha reconocido que hay diferentes puntos de vista sobre este asunto.

En este sentido, Mertens de Wilmars recalca que hay un "acuerdo en que hay que resolver cuanto antes el tema de Rusia y Ucrania porque esto nos cuesta dinero, esfuerzos logísticos y también nos cuesta políticamente". "Si esto dura, puede generar debilitamiento a Putin, pero también debilitamiento en la voluntad política de los miembros de la OTAN de involucrarse".

Pero existen otros asuntos en los que no coinciden los 31 países miembros de la Alianza Atlántica, como la "materialización del incremento de las inversiones nacionales en defensa", según Sepúlveda. "Putin ha conseguido en el último año lo que no han conseguido los sucesivos presidentes estadounidenses durante 40, que llevaban insistiendo en que los países europeos debían elevar su presupuesto y sobre todo hacerse cargo de la mayor parte del presupuesto de la OTAN", añade.

Asimismo, el profesor de la UNED señala como otros asuntos controvertidos el papel que debe jugar la Alianza frente al terrorismo. "Dentro de la OTAN hay una muy mala conciencia del papel que se jugó tanto en Afganistán como en Libia. La entrada en el nuevo concepto estratégico del terrorismo como un objetivo inminente y permanente no ha hecho que se tomen medidas para responder a ese desafío. Es un tema que incomoda, que no tiene una resolución sencilla y que los altos Estados mayores no saben cómo manejarlo", opina.

¿El incumplimiento del objetivo del gasto en defensa volverá a estar sobre la mesa?

La guerra en Ucrania aceleró el aumento del gasto en defensa de todos los países de la OTAN. Dado que el compromiso de inversión en defensa realizado por los aliados en la cumbre de Gales celebrada en 2014 para gastar el 2% del PIB en defensa vence en 2024, la cumbre de Vilna también tendrá este asunto sobre la mesa.

Stoltenberg tiene intención de hacer que el objetivo del gasto militar actual del 2% del PIB sea un requisito mínimo en lugar de una meta a la que aspirar. En 2022, menos de una cuarta parte de los entonces 30 miembros de la Alianza alcanzaron el actual objetivo. Solo lo cumplieron Estados Unidos, Reino Unido, Polonia, Estonia, Letonia, Lituania y Grecia.

En la cumbre de Lituania, los aliados "harán una evaluación de los esfuerzos financieros y presupuestarios que los Estados tenían comprometidos desde hace 10 años", según explica Mertens de Wilmars. "Era un 2% del PIB de cada Estado y se verá quién realmente ha contribuido en términos de inversión presupuestaria en temas de defensa colectiva", añade.

Por su parte, Skaluba señala que, "aunque el gasto europeo en defensa ha aumentado en mucho miles de millones de dólares, muchos aliados todavía no han llegado al 2%". "Lo que esperamos que ocurra en Vilna es algún tipo de reformulación del compromiso del gasto en defensa ahora que estamos casi en 2024 y el compromiso de Cardiff todavía tiene que cumplirse", recalca.

¿China sigue siendo una preocupación para la OTAN?

La OTAN dio un primer paso importante en la cumbre de Madrid al reconocer en su concepto estratégico a China como un desafío para la seguridad. Si bien los aliados están de acuerdo en que el desafío del gigante asiático es real, no coinciden en cómo abordarlo, ya que muchos países europeos dependen en gran medida de la inversión y del comercio de China.

Además, los líderes de la Alianza han advertido de que lo que está sucediendo en Europa, podría suceder en Asia en el futuro, en referencia a Taiwán. Pero la OTAN también teme otras amenazas, como las "operaciones híbridas y cibernéticas" de Pekín.

"En la OTAN cada vez preocupa más China, resulta evidente", opina Sepúlveda. "En la cumbre se debe concretar la estrategia de la Alianza frente a las crecientes amenazas chinas, los desafíos a la seguridad internacional, fundamentalmente con maniobras claramente de acosos en el mar del Sur de China y estos desafíos dialécticos permanentes de los dirigentes chinos al orden internacional", recalca.

En este sentido, Skaluba destaca que en la cumbre de Vilna también participarán los aliados del Indo-Pacífico (Australia, Japón, Nueva Zelanda y Corea del Sur). "La relación entre China y Rusia, que ha crecido, ha requerido más contactos entre Europa y el Indo-Pacífico. Sospecho que el asunto de China se abordará de manera menos prominente que lo esperado debido a la contraofensiva y los incidentes de Prigozhin, pero creo que la OTAN dará otro paso en su actitud hacia China", recalca.