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Silenciados

La vida insoportable en Masafer Yatta

  • Israel declaró en 1981 el desierto de Masafer Yatta, habitado por palestinos, en un campo de tiro y maniobras militares
  • La salud física y mental de las familias en esta zona de Cisjordania se han visto alteradas por la presión del ejército israelí

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Las medidas coercitivas de Israel vulneran la salud de la población palestina de Masafer Yatta

La vida de las familias de Masafer Yatta, en Cisjordania, empezó a cambiar cuando en 1981 Israel declaró el terreno en el que están construidas sus casas y granjas "zona de tiro 918". Esta decisión unilateral hizo que los habitantes de la región pasaran a residir "ilegalmente" en una zona de tiro y maniobras militares y corrieran el riesgo de ser desalojados por la fuerza.

¿Existe una palabra mayor que miedo para expresar cómo me siento?

"Si pierdo mi tierra, pierdo mi vida", se lamenta Youssef*, habitante de la aldea de Al-Majaz, en Masafer Yatta. De esta forma, expresa hasta qué punto está en juego la supervivencia de las comunidades palestinas residentes en esta zona desértica del sur de Cisjordania. "¿Existe una palabra mayor que 'miedo' para expresar cómo me siento?", añade Amal*, residente en la aldea de Jinba.

Youssef, Amal y otros 1.142 ciudadanos palestinos de Masafer Yatta viven con el temor constante a un desalojo, a ver sus casas demolidas o a sufrir la restricción de movimientos. Son algunos de los obstáculos a los que se enfrenta la población de esta región.

Una anciana con velo morado se tapa la cara. Tras ella se ven unas ruinas.

¿Vienen de repente. No avisan. Solo vemos las excavadoras que se acercan a nuestra casa. y derriban las tiendas". A Safa* le han derribado su casa dos veces en menos de seis meses. © Juan Carlos Tomasi/MSF

En virtud de los Acuerdos de Oslo y posteriores, Masafer Yatta pasó a formar parte de la "Zona C" de la Cisjordania ocupada en la década de 1990. Aunque se suponía que este acuerdo terminaría en 1999, nunca llegó a su fin. En consecuencia, la zona sigue bajo el control civil y militar de Israel.

En teoría, los palestinos pueden construir en el "Área C" con un permiso especial de la administración civil israelí. En la práctica, el 98% de estas solicitudes de permiso son rechazadas. Esto hace casi imposible que los palestinos de Masafer Yatta puedan construir "legalmente".

Desierto de Palestina.

Masafer Yatta es una región desértica en el sur de Cisjordania. © Juan Carlos Tomasi/MSF

En 1999, más de 700 palestinos fueron expulsados de sus casas ubicadas en la "zona de fuego". Pocos meses después, el Tribunal Supremo israelí dictó una medida cautelar que detuvo el riesgo de desalojo y permitió a los expulsados regresar a sus hogares. Sin embargo, la decisión no era definitiva.

Un día, nos veremos obligados a irnos, porque no quedará nada

El 4 de mayo de 2022, el Tribunal Supremo israelí declaró que no existían "obstáculos jurídicos" para los desalojos, poniendo el último clavo en el ataúd de una batalla legal de dos décadas. La decisión ha sido ampliamente criticada por la comunidad internacional por violar las obligaciones de Israel en virtud del Derecho Internacional Humanitario y la legislación internacional sobre derechos humanos. "Un día, nos veremos obligados a irnos, porque no quedará nada", se lamenta un residente de la aldea de Al Jinba.

La presión de las autoridades israelíes se ha intensificado desde la sentencia del Supremo. "He vivido en Al Halaweh toda mi vida, pero los últimos ocho meses han sido los peores", afirma Walid*, habitante de otra de las aldeas de la zona.

Una mujer y un hombre de rostro árabe. Ella en primer plano y él desenfocado más atrás.

Mahmud* y Safa* han visto su casa demolida varias veces. Ahora viven en una cueva, en Al- Markez, una zona rodeada de puestos de control. © Juan Carlos Tomasi/MSF

Incursiones domiciliarias

Además de la amenaza de desalojo inminente de sus viviendas, la población vive bajo la sombra constante de la violencia. "Lo peor son las incursiones domiciliarias de los soldados. En medio de la noche, de repente, están en tu casa. Todo el mundo tiene que salir: hombres, mujeres, niños, y son separados. Los soldados buscan en todas las casas y en los cobertizos de animales. Y, entonces, todo el mundo es interrogado, hasta los niños", relata Yasser* residente en Umm Al-Khair, Masafer Yatta.

Los soldados entran en las aldeas por la noche, confiscan vehículos y derriban casas

"Los soldados entran en las aldeas por la noche, imponen toques de queda y otras restricciones de movimiento, dirigen entrenamientos militares cerca de las zonas habitadas, confiscan vehículos y derriban casas", añade David Cantero, coordinador general de Médicos Sin Fronteras en los Territorios Palestinos Ocupados. "Les hacen la vida imposible".

Ruinas de una casa en detalle con hierros retorcidos y piedras rotas.

La decisión del Tribunal Supremo de Israel ha incrementado el riesgo de desalojos forzosos y la presión sobre los residentes. © Juan Carlos Tomasi/MSF

En su informe 'La vida insoportable: repercusiones sanitarias de las medidas israelíes de desalojo forzoso de los residentes de Masafer Yatta', MSF explica las consecuencias en la salud física y mental de la población de la zona, de las presiones para que abandonen sus viviendas y propiedades.

El informe revela que las ambulancias que intentan acceder a Masafer Yatta sufren retrasos o incluso son bloqueadas, y los residentes que tratan de llegar a los hospitales son retenidos en los puestos de control y se enfrentan a largos retrasos.

Al comparar los meses de mayo a octubre de 2022 con el mismo periodo de 2021, hubo una disminución del 27 % de las consultas por enfermedades crónicas atendidas en cada clínica móvil de MSF. La mayoría de los pacientes dejaron de acudir a las consultas de seguimiento debido a problemas relacionados con el acceso, como la incautación de su vehículo por parte del Ejército israelí.

Una mujer de espaldas frente a unas ruinas en mitad del desierto.

Jamla* tiene que hacer 4 horas a pie para llevar a sus hijos al médico. © Juan Carlos Tomasi/MSF

"Hace tres semanas, esperamos durante dos horas bajo una lluvia intensa con un recién nacido en el puesto de control", cuenta Zeina*. El acceso precario a la atención médica en Masafer Yatta está obligando a las personas más vulnerables por razones médicas a abandonar sus hogares y familias para trasladarse a la ciudad de Yatta.

"Para una mujer embarazada, es cuestión de suerte. Si puede llegar al hospital [sin ser devuelta en un puesto de control], entonces estará a salvo. Si no, dará a luz en el camino. Dios nos ayude", se lamenta Raghda*.

"Siento miedo, un miedo inmenso"

Las medidas coercitivas obligan a la población a vivir en constante temor por su seguridad y las familias se sienten incapaces de proteger a sus hijos. El aumento de los incidentes coincide precisamente con un incremento de pacientes con problemas de salud mental. En 2022, más de la mitad de las personas afectadas atendidas por el equipo de MSF manifestaron síntomas psicosomáticos, una cuarta parte mostró síntomas postraumáticos y casi tres de cada cuatro describieron síntomas depresivos.

Una mujer vestida de negro junto a unas ruinas.

Sara*, junto a la casa de su hijo, fue demolida en julio de 2022. © Juan Carlos Tomasi/MSF

De mayo a octubre de 2021, un 20,7 % de los pacientes de salud mental de MSF sufrieron allanamientos de morada y un 3,8 % fueron víctimas de la demolición de sus viviendas. Estas cifras aumentaron hasta el 39,8 % y el 21,8 %, respectivamente, en el mismo periodo de 2022.

"Sientes que vas a explotar, te quitaron algo y no puedes hacer nada", dice Samar*, residente de Sha’b al Butum, sobre la demolición de su casa el día anterior. "Lo que han hecho, lo que hemos visto, impactará a los niños durante años. En una hora rompieron esperanzas y sueños", añade Issa*, director de la escuela derruida en Isfey Al-Fauqa.

Sentí que me asfixiaba. Como si estuviera ciega y mis manos estuvieran atadas. No puede hacer nada

"Sentí que me asfixiaba. Como si estuviera ciega y mis manos estuvieran atadas. No pude hacer nada", recuerda Nada* residente de Sha’b al Butum, Masafer Yatta, cuyo hogar fue derribado el día anterior.

"Durante el último año, hemos visto de primera mano el impacto de un entorno cada vez más represivo en la salud física y mental de la población de Masafer Yatta", concluye Cantero a la par que hace un llamamiento: "Pedimos a las autoridades de Israel que suspendan inmediatamente el plan de desalojo. Hay que poner fin a este sufrimiento innecesario".

Un niño junto a una tienda de campaña y unas ruinas en el desierto.

Médicos Sin Fronteras, que brinda atención médica a los habitantes de Masafer Yatta desde 2021, es testigo de las consecuencias del aumento de la presión por parte de las autoridades israelíes. © Juan Carlos Tomasi/MSF

* El nombre ha sido modificado por confidencialidad.