Enlaces accesibilidad

Un muro de 54 km divide la frontera entre Haití y República Dominicana para frenar el flujo de inmigrantes

  • Algunos líderes iberoamericanos pondrán la inmigración sobre la mesa en la cumbre Iberoamericana
  • El Gobierno dominicano el año pasado envió de vuelta a Haití a 170.000 personas

Por
República Dominicana y Haití, divididos por un muro para frenar la inmigración

La inmigración no es uno de los asuntos en la agenda de la cumbre Iberoamericana que arranca este viernes en Santo Domingo, aunque varios líderes de la zona han dicho que lo van a poner sobre la mesa.

En el caso del país anfitrión, de República Dominicana, el flujo migratorio viene de Haití, el país más inestable y pobre de todo el continente. Para frenarlo ha empezado a levantar un muro que, en su fase inicial, abarcará 54 de los casi 400 kilómetros de línea fronteriza.

El ministro de Asuntos Exteriores español, José Manuel Albares, ha afirmado que uno de los temas que saldrá en la cumbre será el de Haití. “Es necesario que la comunidad internacional mire hacia Haití (…) Desde luego España será parte de cualquier fórmula para apoyar a Haití. Es una situación que evidentemente nos preocupa y siempre hemos estado presentes”, ha asegurado desde Santo Domingo.

El muro arrebata la casa a muchos vecinos

La construcción del muro fronterizo ha arrancado en Dajabón, donde muchos vecinos han visto cómo sus casas han sido demolidas por las obras.

Andrés es uno de los afectados y, aunque todavía no le han indemnizado, apoya la obra. “En este sector nos sentimos muy inseguros. Según va la obra, se está más tranquilo”, afirma.

“Pensamos que eso quizá va a garantizar la seguridad”, señala otro vecino de Dajabón.

Camiones llenos de deportados en medio del trasiego

La razón de ser de Dajabón es el intercambio comercial entre República Dominicana y Haití. “Los dominicanos ganan mucho más en esta dinámica económica, pero a los haitianos no les va mal tampoco”, explica Oswaldo Concepción, de los Jesuitas de Dajabón.

En medio del trasiego se ha vuelto habitual ver camiones de control migratorio llenos de deportados. “Daba la impresión de que era como una cacería humana”, señala Concepción.

Ellos no han sido testigos de una invasión de inmigrantes, sino de una avalancha de deportaciones. Con Haití en caída libre, el Gobierno dominicano el año pasado envió de vuelta al país a 170.000 personas.