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Italia

El dolor de los supervivientes del naufragio en Calabria: "Están muy traumatizados, muchos han perdido a familiares"

  • Este martes han sido las primeras rondas de reconocimiento de las víctimas por parte de sus familiares
  • Al menos 62 personas murieron al naufragar la precaria embarcación de madera en la que viajaban desde Turquía

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Ropa y trozos de madera en la playa dos días después del naufragio
Ropa y trozos de madera en la playa dos días después del naufragio

"Están muy traumatizados. Todos han perdido a alguien", así describe a los supervivientes del naufragio de Calabria la psicóloga de Médicos Sin Fronteras (MSF) Mara Eliana Tunno. Este martes ha estado presente en las rondas de reconocimiento de las víctimas por parte de sus familiares. La mayoría de ellos han llegado desde países europeos como Alemania o Austria, a los que los más de 60 migrantes fallecidos también trataban de llegar antes de perder la vida en el mar.

Nabi Nabizada, de origen afgano, viajó desde Ámsterdam a Crotone en busca de respuestas. "Ha ocurrido, he visto a mi tía y a mis dos hijas", ha declarado entre lágrimas el joven de 28 años a la agencia Reuters frente al pabellón deportivo de Palamilone, donde ha identificado los cuerpos. Su tío ha sobrevivido, y otro de los hijos continúa desaparecido.

"Nuestra presencia es fundamental", asegura Tunno después de haber prestado apoyo psicológico a numerosos supervivientes y familiares de las víctimas, entre ellos una mujer afgana, madre de uno de los fallecidos. "No paraba de llorar, ha sido muy duro. Intentamos calmarla porque ella también quería ver el cuerpo de su hijo", explica.

Entre las decenas de supervivientes atendidos por MSF se encuentran menores que han perdido a familiares, como un niño de 12 años, único superviviente de toda su familia y otro menor que perdió a su hermano de seis años cuatro horas después de la tragedia, a causa de la hipotermia.

"Muchas personas han perdido familiares. Había muchas unidades familiares entre las personas que viajaban en esa embarcación", explican desde la organización, que sigue trabajando para para cubrir las necesidades psicológicas surgidas tras la tragedia.

En la madrugada del domingo, al menos 62 personas murieron al naufragar la precaria embarcación de madera en la que viajaban, que había partido de Turquía cuatro o cinco días antes. En ella viajaban alrededor de 200 personas, la mayoría procedentes de Afganistán, Irán y Pakistán. Doce de los fallecidos son menores.

La mayoría de las personas a bordo eran afganas

La precaria embarcación que partió del puerto de Esmirna, al oeste de Turquía, llevaba a bordo a una mayoría de afganos. El ministerio de Exteriores del país, dirigido por los talibanes, ha cifrado en 80 los ciudadanos afganos muertos en la tragedia, entre ellos mujeres y niños.

"Hay un chico afgano de 16 años que perdió a su hermana. No encuentra la fuerza para decírselo a sus padres. Como mujer, nos dijo su hermano, pensó que ya no tenía futuro en su país", expone Tunno, repasando una de las muchas historias de vidas truncadas que deja la tragedia.

El Gobierno talibán, al frente del país desde hace más de un año y medio, ha instado a los ciudadanos a "evitar ir a países extranjeros a través de la migración irregular", pero la situación en Afganistán desde su vuelta al poder empuja a que muchos ciudadanos quieran marcharse.

Pese a que en un principio los talibanes defendían haber dado un cambio significativo con respecto al gobierno que lideraron entre 1996 y 2001, el país se parece cada vez más al de esa época.

Las mujeres afganas ven cada vez más reducidos sus derechos y ya se han producido las primeras ejecuciones públicas, una práctica muy común en en el anterior gobierno talibán. Además, desde Naciones Unidas, ya han advertido de que el país va rumbo a convertirse en el epicentro de la mayor crisis humanitaria del mundo.

La política migratoria italiana, en tela de juicio

La tragedia se suma a otras ocurridas en el Mediterráneo Central, una de las rutas migratorias más mortíferas del mundo, y pone en cuestión la gestión en esta materia del gobierno italiano, que hace apenas unos días aprobó un decreto que reduce la capacidad de acción de las ONG dedicadas al rescate humanitario.

Entre las nuevas medidas impulsadas por el Ejecutivo se encuentra la obligatoriedad de las embarcaciones de salvamento de regresar a Italia después de cada rescate, lo cual, según MSF, retrasa su trabajo, ya que los buques suelen realizar varios rescates durante jornadas consecutivas.

A esto, se le suma, desde la llegada al poder de Meloni, la práctica de asignar puertos lejos de las zonas habituales de salvamento para el desembarco de los rescatados. Las autoridades obligan a desplazar los barcos hasta puertos septentrionales del país, retrasando hasta cuatro días el traslado de estas personas en situación de vulnerabilidad.

La normativa italiana prevé además estrictos requisitos para permitir la actuación de las organizaciones, como la obligatoriedad de recopilar a bordo los datos de los supervivientes que expresen su intención de solicitar asilo. Si las ONG no cumplen lo establecido se enfrentan a multas y bloqueos administrativos, como el ocurrido a la nave GeoBarents, detenida en el puerto de Augusta desde el pasado jueves.

La coordinadora de MSF al bordo de esta embarcación, Virginia Mielgo, apunta que, aunque el naufragio de Calabria no esté relacionado de manera directa con la detención de la GeoBarents, sí es "un muy buen ejemplo de lo peligroso que es para estas personas emprender la ruta del Mediterráneo en las condiciones en las que lo hacen y en las embarcaciones en las que lo hacen".

La tragedia tuvo lugar en el litoral de Calabria, en aguas territoriales italianas, donde las ONG, centradas en la ruta entre Libia e Italia, no suelen operar, aunque desde MSF han advertido un aumento del número de personas que realizan esta peligrosa travesía desde las costas turcas. Cuando la embarcación fue avistada por Frontex y la Guardia de Finanza, no pudieron actuar por las malas condiciones meteorológicas.

"El Gobierno de Italia, la UE y sus estados miembro deben dejar de criminalizar la migración y la ayuda humanitaria", apunta el coordinador de proyectos de MSF, Sergio Di Dato, que cree que deben centrarse en proporcionar "vías seguras y legales" para migrar y "mecanismos mejorados" de asistencia y protección a migrantes y refugiados.