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Día Mundial de la Lucha contra la Depresión

Cómo identificar los primeros síntomas de depresión: "No fui capaz de buscar ayuda antes y eso me pasó factura"

  • “Mucha gente todavía cree que la depresión es simplemente estar triste y nada más lejos de la realidad”
  • Únicamente el 44% de los adolescentes con depresión reciben ayuda, indican desde la Fundación ANAR

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Una joven cabizbaja está sentada en un pasillo
El 15% de los adolescentes españoles presentan síntomas de depresión, según un estudio de UNICEF

Sebastián (nombre ficticio) hace dos años que tiene diagnóstico, trastorno depresivo persistente. Recuerda que cuando empezó a notar que algo no iba bien, hace 17 años, “ir al psicólogo o al psiquiatra era estar loco” y él “solo quería ser como el resto de adolescentes”.

A día de hoy tiene 32 años y cuenta a RTVE.es que, tras la pandemia, decidió buscar ayuda, “el confinamiento fue muy duro y marcó un antes y un después” a una vida marcada por los vaivenes emocionales. “Había épocas que estaba relativamente bien y otras que estaba al borde del abismo”, hasta que acabó en la consulta de un psicólogo que le confirmó que ya en la adolescencia padecía síntomas de depresión.

Él sabía que algo no iba bien y ahora es consciente de la gravedad del problema: "No fui capaz de buscar ayuda antes y eso me pasó factura”. Recuerda una de sus primeras sesiones con el psicólogo: “Me dijo, esto es como astillarse un hueso, puedes no ir al médico y que parezca que ha curado o ir al traumatólogo y que cure de verdad”. Aliviado por su decisión, cuenta que llegó un momento en que fue al psicólogo “a pesar de la gravedad de los síntomas, no era tarde”.

Importancia de la prevención

El caso de Sebastián no es el único. Un estudio elaborado por UNICEF España y la Universidad de Santiago afirma que el 15% de los adolescentes españoles presentan síntomas de depresión “graves o moderadamente graves”.

Cristina Junquera, responsable de incidencia política y estudios de UNICEF, en una entrevista con RTVE.es, incide en la importancia de “detectar el malestar emocional para que no derive en un problema de salud mental”. “Desde UNICEF hacemos bastante hincapié en esto porque es importante esa prevención, esa identificación temprana y esa atención”, explica Junquera.

El 75% de los problemas de salud mental que tenemos en la etapa adulta tienen su origen en la infancia y adolescencia

Muchos casos de depresión se hubieran moderado con prevención. Mercedes Bermejo, psicóloga y vocal del Colegio Oficial de la Psicología de Madrid, explica a RTVE.es que “el 75% de los problemas de salud mental que tenemos en la etapa adulta tienen su origen en la infancia y adolescencia”.

De hecho, más profesionales de la salud mental, como es el caso de Raquel Errazquin, confirman que “gran parte de los trastornos depresivos en la vida adulta se podían haber amortiguado si se hubieran abordado durante la adolescencia, cuando empezaron a asomar”.

Abuso de sustancias y aislamiento social

Para poder prevenir un problema de salud mental, los expertos recalcan la importancia de saber identificar los factores que dejan entrever que algo no va bien en los adolescentes.

La voz de alarma de un trastorno depresivo en adolescentes se puede observar en conductas como un “nivel de irritabilidad elevado, ira e incluso hostilidad extrema”. También “la tristeza recurrente, los episodios de llanto continuados en el tiempo, los sentimientos de incertidumbre”, cuenta la psicóloga Mercedes Bermejo.

Otro de los factores determinantes es la anhedonia, es decir, “dejar de realizar actividades de ocio o placenteras que antes se disfrutaban”. Algo que implica, en la mayoría de los casos, “una vida social más aislada, menor contacto con el exterior, y una mayor apatía”.

Sebastián cuenta que en su caso se dieron estos rasgos, tenía una vida social más aislada y estaba más apático. Relata que la depresión para él era “frustrante y contradictoria, no quería estar solo, pero tampoco quería salir y estar con gente, no quería estar metido en la cama, pero no era capaz ni de levantarme y ducharme”.

Por otro lado, Bermejo destaca también “la falta de energía, la autoestima baja, los sentimientos de culpa, las alteraciones en la alimentación o en el sueño y los rasgos psicosomáticos”.

Raquel Errazquin suma a esa lista el abuso de sustancias, “que no se relacionan estrechamente con la depresión, pero que es un síntoma de que algo está pasando”.

Normalizar los problemas de salud mental, paso clave

No solo es importante prevenir y saber detectar los problemas, también acabar con el estigma que todavía rodea a la salud mental.

En adolescentes, “los trastornos mentales, entre ellos la depresión, se han cuadriplicado entre 2017 y 2021” indica a RTVE.es Alexander Elu, miembro del equipo de incidencia política de Save The Children.

Una cifra que debería normalizar todavía más las conversaciones sobre salud mental, y es que, “estadísticamente, todas las personas en algún momento de nuestra vida vamos a pasar al menos por un problema de salud mental, no es un problema de unos pocos, es un problema generalizado”, explica Mercedes Bermejo.

Los expertos coinciden en que se han dado pasos muy valiosos en el ámbito de la salud mental juvenil. Cristina Junquera hace especial hincapié en que el tema “está en la agenda política y en la agenda mediática como un factor fundamental del ámbito de la salud, igual de importante que la salud física y esto es muy importante”.

“Empezamos ya a entender como sociedad que igual que si tienes un problema físico, vas al médico, se tiene que acudir al psicólogo, si tienes un problema mental”, secunda Benjamín Ballesteros, director de programas de la Fundación ANAR. Sin embargo, también concuerdan en que, a pesar de los avances, todavía existe mucho estigma social, tanto hacia los psicólogos como hacia los psiquiatras, “aunque cada vez es menor, si hablamos de hace 15 años a esta parte existe una aceptación mucho mayor respecto a la idea de recibir tratamiento y terapia”, matiza Ballesteros.

Sebastián reconoce que hubo avances desde que era aquel adolescente que no se atrevió a pedir ayuda, pero considera que la depresión todavía “es uno de los trastornos mentales más estigmatizados, mucha gente todavía ve la depresión como estar triste y nada más lejos de la realidad”. “Creo que hay que seguir normalizando los problemas de salud mental, me tocó a mí, pero mañana te puede tocar a ti, es como resbalarse un día de lluvia, le puede pasar a cualquiera y mucha gente todavía no es consciente de eso”, apunta.

"Solamente el 44% de los menores con depresión reciben tratamiento psicológico"

En la actualidad, “solamente el 44% de los menores con depresión reciben tratamiento psicológico”, cuenta Ballesteros. Un porcentaje que se explica observando la falta de prevención y el estigma existente todavía, pero también los escasos recursos públicos al alcance de los adolescentes.

“El problema está en que cuando piden ayuda tienen dificultades para tener disponibilidad de la ayuda que necesitan porque en el ámbito infantojuvenil faltan recursos dentro del Sistema Nacional de Salud, y en muchas ocasiones, muchas familias no pueden acceder a un psicólogo debido a su coste”, incide Ballesteros.

Desde UNICEF España perciben que “hay insuficientes recursos, la inversión no es la que tiene que ser, tiene que haber mucha más inversión”, explica Cristina Junquera. Coinciden con esto desde Save the Children, que pese a ver “adecuados y correctos los planes existentes” matizan que “la dotación presupuestaria no acompaña a la ambición de los objetivos que se plantean”.

Esto no deja de ser un gran problema, Mercedes Bermejo explica que “el hecho de no poner a disposición de los pacientes los recursos necesarios en las etapas más tempranas hace que la depresión se vaya cronificando y agravando a lo largo de las etapas vitales”.

Benjamín Ballesteros recalca la importancia de “unos servicios de salud mental dentro de la seguridad social operativos, porque no tiene ningún sentido que una niña que sufre depresión porque ha vivido abusos sexuales, por ejemplo, pida cita y le den cita para dentro de dos meses, y a partir de ahí que le den cita cada mes o mes y medio”.

La experiencia hace que Sebastián sea muy crítico con la falta de recursos y la poca operatividad del SNS, “es sorprendente vivir un trastorno mental y ver cómo la gente o los medios se escandalizan por el tiempo de espera para especialidades como oftalmología u oncología, esperas de dos o tres meses… ¿Sabéis que eso es lo normal en psicología?”

La gente también se muere por problemas mentales, en muchos casos escogen morir porque no ven otra salida y no ven otra salida porque no tienen ayuda y no darse cuenta de eso es un problema muy grande”, sentencia.

Recursos y formación para el círculo familiar y escolar

Saber qué pasa y cómo actuar cuando alguien cercano vive este problema es crucial y para ello los expertos destacan la importancia de destinar medios a esas personas. “Es importante poner recursos, ayudas y servicios a disposición de las familias y círculo de apoyo, muchas veces por falta de conocimiento emocional se tienen reacciones inadecuadas o contraproducentes a la hora de tratar con adolescentes con depresión”, explica Bermejo.

Sebastián recuerda algunas veces que mencionó no estar bien y obtuvo respuestas como “no estés triste o, pero si no tienes motivos para estar mal”. “No creo que exista mala intención, a veces se pone la mejor intención del mundo, pero creo que hay una falta de conocimiento muy grande en un tema muy básico”.

Por este motivo, Alexander Elu destaca “la necesidad de capacitar a padres y madres para saber reconocer cuando los adolescentes necesitan ayuda, pero también al ámbito escolar y a los profesionales de la educación”.

"No es un camino fácil, pero hay salida"

"No es un camino fácil, no voy a engañar a nadie, pero hay salida, de la depresión se puede salir y creo que eso es lo más importante de todo", relata Sebastián, que en su caso la clave fue pedir ayuda y empezar a tratar el problema con profesionales. “Cuesta dar el paso, pero no conozco a nadie que se haya arrepentido de darlo y sí a gente que se ha arrepentido de no darlo o de no darlo antes”, sentencia.

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