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Análisis | Guerra en Ucrania

Rusia celebra su Día de la Victoria en plena guerra de Ucrania: triunfos y fracasos de la invasión

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Rusia celebra el Día de la Victoria cuando la guerra en Ucrania cumple 75 días

Rusia celebra el 77º aniversario del Día de la Victoria, una fecha clave para los rusos que conmemora la victoria de la Unión Soviética sobre la Alemania nazi en la Segunda Guerra Mundial. Este año la celebración llega en medio de la guerra de Ucrania, que Moscú inició el 24 de febrero pensando que podría lograr una victoria definitiva y total en poco tiempo.

“Por muy mal que le vayan las cosas en Ucrania, obviamente la razón formal de la convocatoria sigue siendo la derrota de la Alemania nazi”, afirma a RTVE.es el codirector del Instituto de Estudios sobre Conflictos y Acción Humanitaria (IECAH), Jesús Núñez Villaverde. “Otra cosa es que para ese día, estando metido en una guerra como la de Ucrania, intente presentar algo que también conecte con la sensación de victoria, pero la realidad está bastante alejada de eso”, asevera.

Los expertos discrepan sobre si Rusia ha logrado alguna victoria significativa en este conflicto. Las fuerzas rusas afirman que tienen bajo control la ciudad portuaria de Mariúpol y, a principios de marzo, se apoderaron de Jersón. Sin embargo, las tropas rusas no llegaron a entrar la capital ucraniana tras semanas intentando tomarla. Según Moscú, este movimiento se hizo para centrarse en la región del Donbás, aunque también mostró el desgaste de las fuerzas rusas.

“Más que conseguir objetivos, ha cosechado fracasos”, opina la profesora de Relaciones Internacionales de la Universidad de Nebrija, Gracia Abad.

El Día de la Victoria y la “desnazificación” de Ucrania

Para los rusos, el día 9 de mayo, el Día de la Victoria, es un símbolo de orgullo nacional. Esta fiesta nacional rusa conmemora con un desfile militar por las principales avenidas de Moscú, la victoria histórica de la Unión Soviética sobre la Alemania nazi en la Segunda Guerra Mundial. Este año se celebra su 77º aniversario, que llega en medio de la guerra en Ucrania.

“Para ellos es un día histórico porque es el día en el que no solo derrotaron a la Alemania nazi, sino que derrotaron al Estado que invadió a la Unión Soviética y que provocó 27 millones de muertos en la parte occidental de la Unión Soviética”, explica el profesor de Historia Contemporánea de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), Josep Puigsech.

“La victoria que se está celebrando es contra la Alemania nazi, lo que es cierto es que genera esa disonancia, entre lo mal que van las operaciones sobre el terreno y esa imagen de potencia victoriosa”, señala el catedrático de Ciencia Política de la Universidad Pablo de Olavide, Manuel Torres. “Por eso, imagino que los medios afines al Gobierno ruso tendrán que emplearse mucho para que la población no se quede con esa sensación amarga”, añade.

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En el discurso tremendamente belicista de Putin en el que anunció el inicio de una “operación militar especial” en Ucrania, el presidente ruso explicó que uno de sus principales objetivos era “desnazificar” el país vecino.

“Lo que hizo Putin fue intentar legitimar el inicio de lo que ellos denominan la 'operación militar especial' recurriendo al discurso del carácter nazi de los dirigentes ucranianos, emparentándolo así con la Segunda Guerra Mundial”, afirma Puigsech. “Lo que está claro es que de cara a una proyección internacional ese discurso ha quedado muy ponderado porque al fin y al cabo no se ajusta a la realidad. Ni Zelenski ni el equipo directivo ucraniano son nazis. Entonces ahí hay una debilidad evidente”, recalca.

En este sentido, Gracia Abad afirma que “se interpretaba que Rusia buscaba llegar al Día de la Victoria con un cierto paralelismo que avalara la retórica en esta guerra acerca de la desnazificación y todas las excusas (que han estado ahí todo este tiempo y que jugaba al paralelismo de la victoria en las dos guerras”.

El ‘putinismo’ y las “victorias” de Rusia

Después de más de dos meses de guerra, los expertos no coinciden en si Rusia ha logrado alguna victoria sustancial en Ucrania. Según analistas militares estadounidenses, de momento, Moscú ha conseguido únicamente victorias menores en su ofensiva en el este del país.

Mariúpol, una ciudad portuaria a las orillas del mar de Azov, ha sido la más devastada por los ataques rusos desde que comenzó la invasión. Las fuerzas rusas aseguran que tienen bajo control la ciudad, que se encuentra en el sur de Ucrania entre las zonas controladas por los separatistas rusos en el este y la península de Crimea, que Rusia se anexionó en 2014.

A principios de marzo, las tropas rusas se apoderaron de la ciudad de Jersón, también en el sur de Ucrania, y, desde entonces, Moscú ha tratado de legitimar su control en la zona con la instalación de una administración prorrusa.

“De victoria ahora mismo no hay nada. Ninguno de los objetivos iniciales de Rusia se han concretado y ni siquiera se vislumbran cerca”, opina Abad.

Por su parte, Torres explica que “Rusia no ha conseguido ninguna victoria significativa en Ucrania por las expectativas generadas por la propia Rusia y no ha dejado de modificar los objetivos de la operación especial”. “El progreso tampoco está siendo satisfactorio. Lo que está marcando el devenir de esta guerra es la incapacidad del Gobierno de trasladar que está mereciendo la pena ese esfuerzo y ese enorme número de víctimas”, asevera.

Sin embargo, en la guerra de Ucrania, Rusia ha logrado “amputar la capacidad económica del país”, según afirma Puigsech, quien indica que durante el conflicto “a pesar de los diferentes elementos de sanciones hacia Rusia, Putin y el ‘putinismo’ se han mantenido con una solidez evidente”. Además, Puigsech recalca que este conflicto ha hecho que el discurso nacionalista de Moscú “se haya fortalecido”.

Para Núñez Villaverde, Rusia “claramente” ha logrado victorias significativas en Ucrania, ya que “la guerra no empezó el 24 de febrero, sino en 2014”. “Desde entonces hasta hoy, lo que ha conseguido Rusia es Crimea, un territorio que era parte de Ucrania y que hoy en día es un territorio anexionado por Rusia”, afirma el experto. “Otra cosa es que en la nueva fase de la guerra, que comenzó en febrero, todavía no haya conseguido prácticamente ninguno de los objetivos que podría haberse planteado”, asevera.

Fracaso en la toma de Kiev y en la “liberación” de Ucrania

Después de semanas luchando a las puertas de la capital ucraniana, las fuerzas rusas que tenían la intención de tomar Kiev se retiraron a principios de marzo. Esta retirada dio un giro importante en la guerra y acabó, en principio, con el intento inicial de Rusia de hacerse con Kiev. Moscú aseguró que se trataba de un movimiento para reagrupar sus fuerzas y centrarse en la región del Donbás, aunque también fue una clara señal del desgaste de las tropas rusas.

“El objetivo inicial era el colapso del Gobierno ucraniano y la instauración de uno afín a los intereses de Rusia, pero mientras Zelenski y su Gobierno sigan al frente del país, realmente es muy difícil que Putin pueda proyectar que ha conseguido alguno de los objetivos que perseguía”, afirma Torres.

Las tropas rusas siguen su invasión en Ucrania con avances en el frente sur y en el norte hacia Kiev

El Ejército ruso ha quedado significativamente debilitado en la guerra de Ucrania. Según la Inteligencia británica, más de una cuarta parte de los batallones tácticos enviados por Rusia a Ucrania han quedado inoperativos para el combate. Además, el buque insignia ruso, el crucero portamisiles Moskvá, se hundió tras recibir el impacto de dos misiles ucranianos cuando se encontraba a alrededor de 65 millas náuticas de Odesa, en el sur de Ucrania, algo que han confirmado Kiev y Estados Unidos, pero que Moscú niega.

La profesora Abad opina que en la guerra de Ucrania, Rusia “ha exhibido una debilidad militar que en sí misma es un problema porque ha perdido reputación internacional”. “Ha conseguido un debilitamiento del Ejército. Hoy en día, las tropas rusas son un 30% más débiles de lo que eran al comienzo de la guerra”, asevera.

¿Una victoria definitiva imposible para Putin?

El plan inicial de Putin era, a juicio de algunos analistas, lograr una victoria definitiva y total en poco tiempo, pero no lo ha logrado. La intención del presidente ruso habría sido llevar a cabo una guerra relámpago y establecer un Gobierno títere en Ucrania, pero después de que las fuerzas rusas fracasaran en sus intentos por tomar Kiev durante semanas, Rusia anunció el inicio de la segunda fase de su “operación militar especial”.

Su principal objetivo ahora es controlar totalmente la región del Donbás y el sur de Ucrania, lo que permitiría a Putin crear un corredor terrestre hasta la península de Crimea, pero ni siquiera está claro que vaya a lograr estos objetivos rebajados.

“Mientras la Unión Europea, Reino Unido y Estados Unidos sigan enviando armamento a Ucrania, mientras Ucrania siga teniendo estos aliados, es prácticamente imposible que la Rusia de Putin pueda tener una victoria militar en el conjunto del territorio ucraniano”, afirma el profesor Puigsech.

Por su parte, Núñez Villaverde opina que “no hay una victoria a la vuelta de la esquina, pero tampoco una derrota definitiva”. “Es verdad que Rusia avanza lentamente, pero avanza, y es verdad que Ucrania resiste, pero suponer que Ucrania está en condiciones de expulsar del terreno de su propio territorio a todas las fuerzas rusas, creo que eso escapa de sus posibilidades”, asevera.

El codirector del lECAH asegura que para que la guerra en Ucrania “supusiera una victoria para Rusia tendría que conseguir que Ucrania no entre en la OTAN, su desmilitarización y el reconocimiento de Crimea como territorio ruso, así como el reconocimiento de la independencia del Donbás”.

En este sentido, la profesora de la Universidad de Nebrija considera que si Rusia “logra controlar todo el este y el sur de Ucrania hasta Odesa, sería suficiente” para que Moscú lo considere una victoria. “Pero es que ahí el conflicto lleva enquistado varias semanas y da la sensación de que ni la parte rusa ni la parte ucraniana logran grandes avances. Es una guerra de desgaste”, recalca.