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Bruselas mantiene su propuesta de etiquetar como verdes la energía nuclear y el gas pese al rechazo de expertos y España

  • La Comisión Europea defiende su papel como "energías de transición"
  • La clasificación entrará en vigor salvo que la rechace el Parlamento Europeo o una mayoría cualificada de 20 países

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Una central nuclear belga.
Una central nuclear belga.

La Comisión Europea (CE) presentó este miércoles su propuesta final para que la energía nuclear y ciertas plantas de generación eléctrica a partir de gas se consideren inversiones "verdes", una controvertida iniciativa que podrían bloquear los Estados miembros o el Parlamento Europeo.

El Ejecutivo comunitario mantiene esa clasificación a pesar del rechazo que provocó su borrador inicial entre sus expertos asesores y en países como España.

Así consta en la propuesta de la CE sobre esas dos fuentes de generación de energía conocida como taxonomía, un sistema que pretende distinguir las tecnologías sostenibles de las que no lo son para orientar las inversiones en la transición ecológica.

La Comisión ha concluido que "hay un papel para las inversiones en gas y nuclear en la transición energética" aunque sólo durante un período limitado de tiempo y con condiciones para que contribuyan a la descarbonización de la economía a mitad de siglo, indicaron fuentes europeas.

España se opone

España es contraria a calificar como "verdes" la energía nuclear y el gas como propone Europa. La ministra de medio ambiente, Teresa Ribera, ha valorado en un comunicado que la medida europea "supondría un paso atrás".

El Ejecutivo comunitario asume que ni el gas ni la energía nuclear son energías neutras a nivel climático, ni tampoco renovables, pero defiende su papel como "actividades de transición" para alcanzar el objetivo de una economía descarbonizada en 2050, un concepto recogido en el segundo párrafo del proyecto presentado.

Bruselas defiende que el acto delegado adoptado por el Colegio de Comisarios fija "estrictas condiciones" para el gas y la energía nuclear, al tiempo que prevé sanciones para las compañías que no cumplan.

Desoye a los expertos

Sin embargo, desoye las recomendaciones de los expertos de reducir los niveles de emisiones fijados en 270 gramos de CO2/kWh para plantas de gas hasta los 100 gramos de CO2/kWh.

"Tenemos que abandonar lo más rápidamente posible fuentes de energía altas en emisiones de carbono, como el carbón. Durante esta transición, esto podría significar aceptar soluciones imperfectas", dijo la comisaria de Servicios financieros, Mairead McGuinnes, en rueda de prensa.

El Ejecutivo plantea que se consideren sostenibles las centrales nucleares con permiso de construcción antes de 2045 y las plantas de gas que emitan menos de 270 gramos de CO2 por kilovatio hora hasta 2031 o menos de 100 gramos en el conjunto de su vida útil.

Bruselas ha incluido algunos "ajustes técnicos" menores, pero ha dejado inalterado el grueso de la propuesta pese a que la plataforma de expertos rechazó en un informe presentado la semana pasada que la energía nuclear y el gas natural sean consideradas verdes y se mostraron "profundamente preocupados" por el impacto que pueda tener sobre el medio ambiente, una inquietud que comparten las organizaciones ecologistas.

Posible bloqueo

El controvertido texto, que lleva años de discusión interna en el seno de las instituciones comunitarias, adopta la forma jurídica de "acto delegado", lo que supone que pasará a ser definitivo si en cuatro meses, ampliables a seis, no se reúne una mayoría de bloqueo.

Para ello sería necesario que se opongan el 72 % de los Estados miembros en el Consejo (20 países), que representen, a su vez, al menos el 65 % de la población de la UE, o que lo rechace la mitad del pleno de la Eurocámara (353 diputados).

Dinamarca, España, Austria y Luxemburgo rechazan abiertamente otorgar al gas y nuclear el mismo sello "verde" de las renovables y los dos últimos han amenazado con llevar la norma ante el Tribunal de Justicia de la Unión Europea.

Francia lidera el bloque que aboga por recurrir a la energía nuclear, que apenas genera dióxido de carbono pero conlleva otros problemas como la seguridad o los residuos radiactivos, con el apoyo de países como República Checa, Hungría o Finlandia.

Alemania apuesta por el gas para transitar hacia una economía descarbonizada a mitad de siglo ya que prevé cerrar este año todas sus centrales nucleares.